Hace unos días, la Asociación Psiquiátrica Mexicana y la Sociedad Mexicana de Neurología Pediátrica alertaron e hicieron un llamado a las autoridades sobre el desabasto de medicamentos para atender padecimientos psiquiátricos, situación que consideraron delicada, porque se trata de enfermedades que pueden generar problemas sociales, familiares, laborales y económicos si se suspenden los tratamientos.
Desde luego que el problema de la escasez de medicamentos es añejo, sin embargo, en lo que va de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha sido recurrente y se ha profundizado, debido a la fallida estrategia de salud, que consistió en políticas públicas mal planeadas y ejecutadas, supuestamente, para combatir la corrupción.
En un artículo publicado en febrero de 2021 en The Washinton Post, Irene Tello Arista, directora ejecutiva de la organización Impunidad Cero, destacó que de acuerdo con la investigación “Operación Desabasto”, de las organizaciones Impunidad Cero y Justicia Justa, se detectó que este comenzó cuando la presente administración hizo responsabilidad de la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) todas las compras públicas a nivel federal, incluidas las medicinas.
“Al realizarlas la Oficialía Mayor de SHCP, se perdió el personal y el expertise técnico necesario para hacerlas. Debido a la inexperiencia, la primera compra que le tocó realizar al actual Gobierno federal se hizo a destiempo y de forma incompleta. Por lo mismo, 62% de las claves de medicamentos quedaron desiertas, es decir, no se recibió oferta alguna para que el gobierno las comprara y la mayoría de los contratos se dieron mediante adjudicaciones directas. Esto empezó a generar problemas de desabasto. A esta mala ejecución de la centralización de compras se aunó una fallida estrategia anticorrupción en el sector, que se realizó mediante un veto presidencial hacia las tres principales distribuidoras de insumos médicos del país: Grufesa, Dimesa y Maypo”.
El desabasto ha golpeado a pacientes con cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades psiquiátricas; así como la adquisición de insumos para la atención en clínicas y hospitales del servicio público. No obstante, el caso más reciente, tiene datos reveladores y que exhiben que el problema no se ha atendido correctamente.
De acuerdo con datos del Mapa de Desabasto del Instituto Farmacéutico de México (Inefam), publicado en política.expansion.mx: “En enero de 2016, los medicamentos psiquiátricos registraban un abasto de 98% en las instituciones de salud públicas…y para enero de 2022 el abasto de esos fármacos cayó a 64%”. Los organismos que alertaron sobre la falta de fármacos, destacaron que medicamentos de prescripción especializada, como el Carbonato de Litio, Metilfenidato, Clonazepam, Alprazolam y Clozapina, entre otros, están completamente agotados en las principales farmacias de distribución pública y privada.
¿Y cómo le va a los pacientes y a sus familiares con este problema? Veamos un caso. Juan Carlos Aguilar Hernández, joven huitziteco de 24 años de edad, padece retraso global del neurodesarrollo, fobia al ruido y posible autismo; desde hace varios años es atendido en el Hospital de la salud mental conocido como Batán, en la ciudad de Puebla. A partir de la entrada del gobierno morenista, el avance que había logrado en el control y manejo de su situación se ha lentificado, pues con los cambios realizados por la entrada de la administración morenista, la calidad en en la atención disminuyó, así como el apoyo con los medicamentos que debe tomar de por vida. Sus familiares recuerdan que acudía cada mes a consulta: “pasaba con tres doctores, uno que le daba terapia para hablar, el que atendía el problema de las convulsiones y con la doctora que lo recetaba; ahora solo pasa con un doctor para todo y las citas son cada cuatro meses”.
Debe tomar Carbamazepina (un fármaco anticonvulsivo y estabilizador del estado de ánimo) y Risperidona (un compuesto químico antipsicótico); hace cuatro años el hospital le proveía de las cajas necesarias, ahora sus familiares deben comprar los medicamentos, pues en raras ocasiones se los proporcionan, o solo les apoyan con uno de ellos. Debido a su condición, depende económica y físicamente de sus familiares, y aunque desde hace años está inscrito en el programa de ayuda social para discapacitados, el apoyo de 2,700 pesos que le llega de manera bimestral no le alcanza a su familia para solventar los gastos, pues también deben considerar su dieta. En una plática con sus familiares, informaron que han sobrellevado las dificultades gracias a que el ayuntamiento de Huitzilan de Serdán, que encabeza el alcalde antorchista Josué Elías Velázquez Bonilla, les apoya con la compra de medicamentos, traslados a Puebla y en atender algunas otras necesidades, pues la madre de Juan Carlos es el único sostén de su familia.
Hace poco más de un mes, en el marco de los 80 años de la fundación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó: “Vamos avanzando, superando obstáculos; ya resolvimos el problema del abasto de los medicamentos. Ya puedo informar que tenemos medicamentos adquiridos para este año y 2024, era un problema complejo y además con muchos intereses; muy afectado por la corrupción. Eso ya lo hemos resuelto”.
Sin embargo, la realidad dice lo contrario: ahí está el llamado del gremio psiquiátrico y de neurología, el caso de Juan Carlos, de los niños con cáncer que aún no pueden llevar un tratamiento correcto, y el de cientos de miles de pacientes que no encuentran en las clínicas y hospitales públicos insumos y medicamentos para atender sus padecimiento y que terminan comprándolos.
En los hechos, la administración morenista está lejos de atender los problemas que aquejan al pueblo trabajador; sigue quedándose en la simple esperanza pero sin concretar nada. Frente a este escenario, es necesario que el pueblo trabajador se organice, se una y como un solo hombre, cambie el rumbo de la nación. Nadie más vendrá a hacerlo, solo el pueblo humilde, que sufre todos los días estas dificultades y muchas más tiene en sus manos su destino, por eso los invito a sumarse al Movimiento Antorchista, a la única organización que ha mostrado en los hechos que el trabajo colectivo y organizado puede lograr una vida más digna para el pueblo, porque lo ha materializado en muchos municipios a través de sus gobiernos y de sus luchas por mejores condiciones materiales; además, porque tiene como objetivo principal, alcanzar una sociedad más justa, más digna.
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