* Más de 60 mil bajacalifornianos, convencidos de que Antorcha es el único camino, festejan a la organización de los pobres de México.
La luna estaba apenas por guardarse; el sol por salir, y los mensajes empezaron a llegar ya al celular: “San Quintín en camino”, “El camión del Valle de Mexicali está saliendo, todos bien puestos”; algunos videos con consignas de “Se ve, se siente, San Quintín está presente” se escuchaban.
Aunque era muy de madrugada, los antorchistas de esos dos extremos de Baja California ya empezaban a salir para llegar a la fiesta de la organización de los pobres de México, la fiesta del XX Aniversario de Antorcha, que se celebraría en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) en la ciudad de Tijuana. Para los de San Quintín, seis horas de viaje; para los del Valle de Mexicali, cuatro o cinco.
Antorcha está de fiesta. Casi cuatro mil almas acudirán al llamado de Antorcha, cuatro mil hombres y mujeres que dispusieron de su día para dedicárselo a la lucha.
Desde muchos rincones, desde esos lugares que pocos visitan, de aquellos lugares que el activista de Antorcha recorre, empezaron a salir de sus casas los miles de antorchistas que vinieron a celebrar esta fiesta. En punto de las ocho de la mañana, los camiones de colonias de Tecate, Ensenada, y de la misma Tijuana arrancaron su camino, todos llenos con gente que forma parte de las filas de Antorcha, todos con los soldados encargados de esta tarea titánica pero noble, que es la lucha por un mundo mejor.
Los encargados del CAR se asombraron. Sólo un evento ha logrado medio llenar el gimnasio: “los del Gobierno, cuando entregaron un apoyo”. Hoy no se entregan despensas, apoyos, lotes; sólo la convicción y el compromiso de lucha y organización para luchar por el pueblo pobre. Hoy se comparte cultura, hermandad, fraternidad, pero sobre todo, hoy se refuerza el ideal de luchar como un solo hombre y bajo un mismo ideal.
Antorcha está de fiesta. A las 8:30 de la mañana, el acceso del recinto empieza a colapsar. Serán casi cuatro mil almas las que acudirán al llamado de Antorcha, cuatro mil hombres y mujeres que dispusieron de su día para dedicárselo a la lucha. Porque esa frase resuena a cada instante: festejando, festejando, también se está luchando. Pancartas, lonas y cartulinas para distinguir las colonias, los ejidos y los municipios; con güipil rojo y encabezando la fila de los sanquintenses, una mujer de edad, pero de paso firme, se para frente al recinto para empezar a andar, solo espera que el líder dé la orden. Sí, San Quintín llegó y se presentó a esta fiesta.
Más atrás una señora que sostiene de su mano a un infante de apenas seis años, comenta:
“Es diferente, en Antorcha estamos los que queremos, los que somos agradecidos y los que, como dice el profe, queremos un mundo mejor. Aquí nadie nos pagó, como cuando llegan los del gobierno y empiezan a subir a gente a los autobuses, les dicen que les van a pagar. Aquí nosotros vinimos por nuestra cuenta”.
El nombre de la señora de güipil se desconoce, pero es entrevistada. No le da pena el celular, habla con firmeza. Ella sabe que viene a la fiesta de Antorcha.
Allá en su colonia, de donde dice que viene, Antorcha llevó apoyos, Antorcha hace reuniones, Antorcha les habla de política y les dice que se tienen que organizar. Sí pertenece al municipio más pobre de Baja California; a ese donde los Gobiernos los tienen sin agua y cuando se las mandan es agua salada. Allá en San Quintín, donde el presidente de México dejó el corazón, pero sólo eso: ni obras ni el famoso hospital, ni nada. A ellos, a los de San Quintín, el corazón para nada les ha servido.
La marea roja avanza al recinto, algunos con el desayuno en mano, otros con las cartulinas y banderas, las gorras alusivas al XX Aniversario y las playeras están presentes. Quien pudo y alcanzó, logró comprarlas o mandarlas a hacer. A los laterales del acceso, pilares verdes, con caras ya conocidas por muchos, los de Antorcha Magisterial, les llaman a los profes que ayudan a los asistentes a llegar a sus lugares. Son esas caras, las conocidas por muchos, porque siempre están en cada evento, porque son ellos los que han promovido el orden y los que orientan, además del salón, en cada evento a todos los asistentes.
El ejército, la fuerza de un magisterio que ha entendido que su papel no sólo se limita a un salón, a una explanada, sino que ha entendido que su papel en este proyecto es organizar, educar y enseñar a luchar, luchar por un mejor futuro, luchar por una educación de calidad, luchar por ese sueño, por ese mundo lleno de luces, donde todo sea paz.
Las banderas se ondean; una marea roja. Al fondo, Ingrid, la líder de los “fnerianos”, y Jorge, del área de canto, gritan las consignas que ya se habían planteado, todas ellas coreadas por más de cuatro mil almas que ya están en el recinto.
Comentan los encargados del recinto:
“Nunca se había visto este lugar tan lleno, siempre se ocupa una parte solamente, pero no sabíamos que Antorcha tenía tanta fuerza, pensábamos que no se llenaría”.
Aquí, en este punto, la fuerza de Antorcha estremece a todos. “Se ve, se siente, Antorcha está presente”. San Quintín, Ensenada, Tecate, Mexicali y los hermanos mayores, Tijuana. El evento comienza a correr cuando en el pasillo principal, una ola corre, se acerca la invitada principal. Paso firme, acompañada de hombres que han mantenido encendida la llama de Antorcha y que la han hecho crecer, al unísono se escucha a la marea antorchista “se ve, se siente, tenemos dirigentes”, el gimnasio rezumba.
Líderes de los estados de Sinaloa, Sonora, Baja California Sur y Baja California acompañan a la maestra Hersilia Córdova Morán, fundadora de Antorcha Magisterial e integrante de la Dirección Nacional y encargada de transmitir un importante mensaje a los antorchistas.
La primera aparición en el pódium, todos lo esperaban, todos aquí lo conocen, es el líder que ha sabido llevar este proyecto a flote y con su guía y tesón ha logrado que más de 60 mil bajacalifornianos se convenzan de que Antorcha es el único camino. Todos lo llaman por su singular: profe Nacho. Sus palabras de bienvenida alientan a todos los asistentes a seguir en pie de lucha.
Los llama a todos a mantenerse y a seguir trabajando. Culmina su discurso, sus palabras retumban en el recinto: “Como lo escribió Alfredo Le Pera en su inmortal tango, ‘veinte años no es nada’ apenas estamos calentando el brazo como los buenos pitchers, porque nuestra lucha seguirá el tiempo que sea necesario y ¡ANTORCHA, CON EL PUEBLO, TRIUNFARÁ!”.
La fiesta continúa, uno de los actos artísticos mejor ejecutados, la danza Azteca sale a escena, cientos de celulares apuntando a todos ellos. Todos quieren guardar el momento, pues aquí, a lo que muchos llaman “la cola del diablo”, este tipo de actos nunca se presentan. Algunos transmiten en vivo, otros graban y sacan fotos, pero quienes a esta hora del día no tienen ya batería, sólo contemplan detenidamente.
“Así eran los de antes, con taparrabos, se ve que tenían mucha fuerza en las piernas”, apenada una le comenta a la otra. Atónitos todos despiden a los artistas.
Pocos la conocen, pero hoy viene a hablar en nombre del antorchismo, viene a conocer a sus hermanos de lucha, a quienes desde la trinchera del noroeste sostienen la bandera del pueblo trabajador, esa que se ondea de península a península, la bandera de Antorcha. Mujer que ha dedicado su vida entera en la defensa del pueblo trabajador, que lo ha entregado todo y que hoy se para frente a este mar.
“Ustedes ya están organizados, ya han cumplido con esta parte del proyecto, están demostrando que Antorcha está viva en Baja California, hoy les habla con este cariño, porque somos hermanos, porque somos un solo hombre, porque Antorcha nos ha unido a todos nosotros… quiero pedirles que seamos antorchistas de hierro, que no nos dejemos engañar por algún funcionario que les regale una torta, una playera que a la primera lavada se despinte, mantengámonos unidos, avancemos en el proyecto que plantea Antorcha, sigamos creciendo, sigamos concientizándonos y sigamos trabajando… el antorchismo bajacaliforniano tiene todo el apoyo, no están solos compañeros, me voy alegre, estos 20 años han sido de lucha, trabajo y resultados”.
La multitud nunca antes se mostró más alegre; todos se pusieron de pie, las banderas ondearon a lo alto, la claridad del discurso y el compromiso con el que lo tomaron los asistentes fue contundente.
Canciones, bailes y la fiesta continuó, al finalizar, todos regresaron a sus lugares de origen; los grupos de WhatsApp estaban llenos de fotos, de videos, todos presumiendo que asistieron a la fiesta, todos mostrando su mejor toma; otro grupo comenzó a sonar, todos reportaban que llegaron con bien a su destino; 8 pm San Quintín llegó, cumplió con su tarea, pesada como la lucha, pero satisfactoria; el análisis concreto de la situación concreta, refirió el profe Nacho en su discurso; el país se encuentra en una crisis, Antorcha tiene que trabajar a pasos forzados para culminar con su cometido, tomar el poder y cambiar esta situación.
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