La frase que encabeza mi colaboración de esta semana es el título del libro de la doctora Laurie Ann Xímenez-Fyvie, jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que saldrá a la venta en próximas fechas. De entrada, la propia doctora Laurie en entrevista telefónica con Ciro Gómez Leyva aclara que el título en sí es muy fuerte (cito textualmente): “porque es muy fuerte lo que nos está sucediendo. La situación que vivimos por la pandemia en México particularmente, es una situación realmente pues, trágica, lamentable, incluso yo creo que se puede catalogar como catastrófica”. En dicha entrevista, la doctora comenta que “no llegamos aquí de manera fortuita, no estamos aquí por casualidad, o por asares del destino, estamos aquí como consecuencia directa de las decisiones que se han tomado para el manejo de la pandemia, es decir, cada país ha tomado sus decisiones y con base en eso tienen los resultados que tienen. En mi caso quiero aclarar que la frase me llama la atención, no sólo por la situación de la pandemia que, ciertamente, es un tema muy delicado, sino por la situación general tan difícil que vivimos todos los mexicanos.
Estamos en la antesala de lo que muchos especialistas en el tema han denominado las elecciones más grandes de la historia de México, por el número de cargos de elección que estarán en juego. El próximo 6 de junio habremos de a las urnas a elegir 21,368 cargos públicos (15 gobernadores, 500 diputados federales, diputados locales, presidentes municipales y regidores en diferentes municipios del país). En los próximos cinco meses previos a la elección de junio, veremos un sinnúmero de personajes de diferentes partidos políticos, de organismos de la “sociedad civil”, organizaciones sociales, y hasta personajes que se dicen “independientes”, tocando puertas, regalando despensas, entregando aparatos ortopédicos, comiendo con campesinos en sus humildes viviendas y presentándose ante los ojos de la ciudadanía como “una persona que se ha forjado en la cultura del esfuerzo”, “una persona que viene desde abajo”. Todo con el objetivo de posicionarse ante los posibles electores como “la mejor opción”.
En los próximos días los diferentes institutos políticos decidirán a las personas que les garantice el mayor número de votos y por ende el triunfo de sus partidos. Y aunque pareciera que nos estamos adelantando mucho porque todavía falta mucho tiempo, en lo personal considero que no porque el tiempo pasa demasiado rápido y cuando menos acordamos, nos agarran las prisas y no nos detenemos a reflexionar sobre la importancia de nuestro voto, sobre la importancia de razonar a quien elegiremos como nuestro representante el día de la elección. Tenemos tiempo para detenernos a reflexionar y orientarnos sobre como ejercer nuestro derecho a elegir a nuestros próximos representantes.
Como es del dominio público, en las pasadas elecciones del 2018 un número importante de políticos y personas sin trayectoria política entre los que se encuentran, deportistas, periodistas, pandilleros y hasta personas del mundo de la farándula, accedió a algún cargo de elección popular. En ese año la oleada del entonces candidato de la coalición “Juntos haremos historia”, Andrés Manuel López Obrador, llevó al poder a muchos políticos que prometieron un cambio en la forma de hacer política y llevar mejoras materiales para todos los ciudadanos.
A dos años y medio de aquella elección en la que López Obrador y su partido Morena arrasó en las urnas y se convirtió en aplastante mayoría en el Congreso federal, habría que preguntarse ¿Han cumplido sus promesas de campaña nuestros representantes populares? ¿Ha mejorado la calidad de vida de los mexicanos, de “la gente de a pie”? Seguramente, habrán voces que digan que es muy poco el tiempo para evaluar el desempeño de este gobierno y de los diputados federales, que son los responsables de lo que se hizo o dejo de hacer en el periodo que termina el próximo 1° de septiembre, pero cabe recordar que el periodo de los diputados tanto federales como locales es de 3 años y que dentro de sus funciones básicas como diputados se encuentra 1) legislar; es decir, crear y aprobar leyes para beneficio del país, de sus instituciones y del Gobierno en general y 2) la discusión y aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (es decir, la forma en que el gobierno gastará el dinero que aportamos todos a través de los impuestos, principalmente).
Pues bien, como ya lo puntualizó nuestro secretario general, maestro Aquiles Córdova Morán en su más reciente artículo semanal “¿Conoce usted, amigo lector, lectora, alguna ley nueva, o modificación de alguna anterior, de indudable beneficio para pueblo y Gobierno, aprobadas por los diputados de Morena? ¿De qué buenas leyes ha oído hablar o se ha enterado a través de los medios?” Muy por el contrario, solo como ejemplos: se aprobó la ampliación del catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa de poco más de 20 que había antes a más de 200, se aprobó la “ley de extinción de dominio”, que faculta al gobierno a confiscar los bienes de un acusado de enriquecimiento ilícito y a enajenarlos de inmediato, sin esperar a que la justicia dicte sentencia y los actuales diputados federales de mayoría morenista aprobaron la desaparición de los famosos fideicomisos, entre los que destaca el Fondo Nacional para la atención de Desastres Naturales (Fonden).
Ejemplos del mal desempeño de los actuales legisladores y representantes populares y del “daño irreparable” que padecemos los mexicanos sobran, por lo tanto, nos leemos la siguiente semana.
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