El próximo primero de septiembre Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos rendirá su Tercer Informe de Gobierno. Para ello, desde el pasado 25 de agosto la presidencia de la republica comenzó la difusión en radio, televisión, medios a los que se suman las redes sociales, 10 spots alusivos al Tercer Informe de Gobierno, bajo el eslogan de “Hechos, no palabras”. En dichos mensajes, el mandatario federal hace alusión a los “avances” de diversos proyectos de su administración poniendo especial énfasis en el combate a la corrupción y a la aplicación de una política de austeridad.
En alguno de los spots por su tercer informe AMLO presume la construcción de megaobras de infraestructura como el Tren Maya, la del Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, la refinería de Dos Bocas y las obras del Istmo de Tehuantepec. Esto se ha logrado, según él, “gracias a que ya no hay corrupción en las altas esferas del gobierno”.
Además, López obrador destaca en sus spots promocional el combate a la inseguridad con la creación de la Guardia Nacional, que cuenta con 100 mil elementos y 182 cuarteles. Celebra con bombo y platillo que ha “logrado” reducir la tasa de homicidios, robo de autos y otros delitos, y que, se trabaja arduamente para “garantizar la paz y la tranquilidad en el país”. También, a través de sus promocionales presume que la economía de nuestro país va bien, que “hemos avanzado”, “hay recursos suficientes”. Asegura que se ha combatido eficazmente la pandemia generada por el Covid-19 y, que nuestro sistema de salud ha mejorado, es decir, para AMLO y su “Cuarta Transformación” (4T) las cosas van “viento en popa”.
Sin embargo, estimado lector, yo no creo que las cosas vayan tan bien como presume López Obrador en sus spots y que seguramente va a reafirmar en su tercer informe. Por el contrario, las cosas en el país están mal, y, esto, no lo digo porque le quiera llevar la contraria al Presidente, sino porque las cosas no están bien, se puede apreciar a ojos vistas.
No se puede ignorar todo lo que la mayoría de los mexicanos sufre por la falta de inversión en obras públicas, de verdaderos proyectos que beneficien a los que menos tienen y no obras faraónicas que se hacen por capricho del hoy presidente; la gente sufre por falta de una pujante economía; por la mala estrategia del combate a la pandemia; la mala estrategia de combate al crimen organizado; etcétera. No podemos dejarnos llevar por los “cantos de sirena” del gobierno, por el contrario, hay que analizar si verdaderamente se está gobernando para la inmensa mayoría o solo para unos cuantos o, si la estrategia de gobierno realmente está atacando los males del país o solo es más de lo que el mismo que AMLO cuando era oposición criticó.
El eslogan de “Hechos, no palabras” de este tercer informe de López Obrador es superfluo porque todo se ha quedado en palabras y muy pocos hechos. En los casi tres años de su gobierno se ha generado un aumento en la pobreza, una fuerte disminución en el acceso a los servicios de salud, la fallida estrategia contra la covid-19 y un declive en el crecimiento de la economía, vinculado con la caída de la inversión privada y la reducción de los ingresos federales.
El incremento en los índices de pobreza indica el fracaso de los programas sociales, principal recurso de AMLO para combatirla; tal como lo evidenció el pasado cinco de agosto el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en cuyo reporte de resultados reveló que entre 2018 y 2020 aumentó en 3.8 millones el número de pobres.
Estos datos destacan que, en 2018, había 51.9 millones de pobres y que, en 2020, eran ya 55.7 millones, incluidos los primeros dos años del gobierno de AMLO (2019 y 2020). En ese mismo lapso, la pobreza extrema pasó de 8.7 millones, en 2018, a 10.8 millones, en 2020; es decir, aumentó 2.1 millones. Por ningún lado vemos mejoría para el pueblo.
A este saldo negativo hay que agregar su fracaso en la emergencia sanitaria iniciada en marzo del año pasado, según la calificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero visualizado como “criminal” por especialistas en medicina. La doctora Ximénez-Fyvie quien forma parte del laboratorio de genética molecular de la UNAM afirma en su libro Un Daño Irreparable: la criminal gestión de la pandemia en México, que el gobierno mexicano ha aplicado una política basada en medidas cuestionables, como la búsqueda de cierta “inmunidad de rebaño”, dejando fluir la propagación del virus, en espera de crear inmunidades grupales; además de minimizar los riesgos sanitarios en mensajes oficiales y tergiversar datos estadísticos. Y yo le agrego que, cuando se tuvo la oportunidad de conseguir vacunas, se utilizó más políticamente que para verdaderamente inmunizar a los mexicanos. Las vacunas les sirvió a la 4T para ganar elecciones.
Los resultados de la medición del Coneval sobre la pobreza entre 2018 y 2020 son otro dato que demuestra la mala gestión gubernamental en el acceso a servicios de salud, ya que el número de mexicanos que carecen de éstos se incrementó en 16.2 por ciento, al pasar de 20.1 millones en 2018 a 35.7 millones en 2020, cuando surgió la pandemia.
Si revisamos los niveles históricos de violencia, de acuerdo con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) y los generados por despachos de análisis y organizaciones civiles especializadas, al inicio de 2021 se habían contabilizado 76 mil 841 víctimas de homicidio doloso; en junio de 2021, esta cifra pasó a 87 mil 271; y en julio, a 91 mil 619 víctimas en lo que va del actual sexenio, cifra que contrasta con los 42 mil 489 asesinatos habidos en toda la administración de Enrique Peña Nieto (2012-2018). Entonces ¿De dónde saca López Obrador que “están garantizando la paz y la tranquilidad en el país”? ¡No lo sé! Además, en esta administración hay mucho menos actividades de la Fiscalía General de la República (FGR) en términos de decomisos de drogas, de armas, de dinero; tenemos mucho menos resultados en términos de detenciones y sentencias condenatorias. Esto quiere decir que, lo que aumentó profundamente fue la corrupción y la impunidad.
Finalmente, los análisis de algunos especialistas en desarrollo concluyen que, en estos casi tres años, el Gobierno de México atraviesa por un periodo de gran incertidumbre económica. Por citar un ejemplo, David Lozano Tovar, investigador del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM, en una entrevista que le hace el prestigiado semanario buzos de la noticia afirma: “Si vemos la expectativa del presupuesto para 2022, tenemos dos problemas: uno, no se han podido mejorar los ingresos del Gobierno mexicano; los ingresos fiscales para el caso de las empresas se contrajeron en aproximadamente 24 por ciento; entonces, no es la recaudación esperada y no da para subsanar las deficiencias en el Producto Interno Bruto (PIB) y otros rubros”, Tovar agregó: “En 2020 vimos recortes en varios programas sociales y subprogramas de apoyo, porque no se tiene de dónde obtener más recursos. Entonces, o se siguen recortando los programas sociales, o ¿qué se va a hacer?, ¿a cuál de los sectores se va a dejar sin dinero?”. Esto, nos revela lo mal de la economía de nuestro país que AMLO no dice.
En cuanto al empleo, el gobierno de AMLO había previsto un crecimiento de casi ocho millones para el periodo 2019-2021, con un promedio de 2.5 millones de empleos anuales; pero tampoco ha cumplido porque el crecimiento promedio es de 175 mil empleos, indica el CAM.
Todo esto y más, que por razones de espacio no menciono, seguro estoy, no se va a mencionar en el tercer informe de López Obrador el próximo 1 de septiembre, revela que las cosas en nuestro país están muy mal, por lo que todos los mexicanos, lejos de dejarnos llevar por los cantos de sirena de este gobierno, debemos organizarnos para luchar por un país más justo y más equitativo. Vale.
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