Los medios de comunicación tienen cientos de historias sobre la pandemia del coronavirus, con una amplia cobertura en los programas de radio y televisión, las plataformas de redes sociales están llenas de estadísticas aterradoras que muestran el número de infectados y muertos en el mundo. Ahora la amenaza de la enfermedad ocupa gran parte de nuestro pensamiento todos los días, semanas, meses e incluso ya se convirtieron en casi dos años.
Tamaulipas lleva ya 6 mil 843 defunciones, 95 mil 335 positivos, 87 mil 899 recuperados y 142 mil 358 negativos. Mientras que en Cd. Victoria la capital del Estado tiene 589 defunciones, 14 mil 390 recuperados, 58 positivos y 30 mil 743 negativos, según informa la página coronavirus.tamaulipas.gob.mx. Pero estos datos no registran a todas aquellas personas que han vivido en carne propia la enfermedad y se recuperaron en sus casas, sin ninguna atención médica. Mucho menos contabiliza a quienes de forma lamentable han visto a sus familiares o seres queridos sufrir y en el peor de los casos ya no volverlos a verlos por que han muerto en el camino.
La situación es grave, muchos hospitales han reducido, pospuesto y cancelado la atención que “No es emergencia”, mientras que los sistemas de salud en muchos lugares están cerrados o limitando sus servicios por falta de medicamentos y material de protección para médicos y enfermeras que están luchando en la primera línea con equipo de trabajo reutilizado, sin mascaras faciales, batas, guantes, gafas, protectores respiratorios que son elementales para el cuidado y protección de los mismos.
Quienes han tenido la posibilidad de atenderse en los centros de salud lo único que les han llegado a proveer es un kit-Covid que contiene una caja de paracetamol de 500 miligramos, un antibiótico de 6 miligramos y son regresados a sus casas. La recomendación es “si llega a alterarse acuda al hospital”. Los enfermos ya detectados no son atendidos por las clínicas de salud, y el miedo los invade no quieren asistir al hospital por temor a no regresar con sus familias. La enfermedad se complica porque el medicamento no es suficiente para enfrentar el virus.
La sugerencia es “vaya a un médico particular y que le receten otro tipo de medicamentos que le pueda ayudar”, mientras que la consulta rebasa los 800 pesos y los medicamentos llegan a costar hasta más de 5 mil, entre lo que destacan adquirir un antibiótico más fuerte, antivirales, vitaminas, sueros y desinflamatorios; quienes sí pueden hacerlo y tiene la posibilidad de consultar, prácticamente están sobreviviendo a la enfermedad, otros ni siquiera llegan a atenderse.
La pandemia no solo agudizó la salud y puso a prueba la eficiencia de los hospitales, sino que trajo consigo muchas más consecuencias medicas al resto de la población, por ejemplo se dejaron de atender cirugías de cáncer y todos los procedimientos quirúrgicos, enfermedades benignas y de ortopedia (fracturas, dolor muscular, artritis, lesión de tendones, ligamentos, quistes, desgarres de tendón, entre otras).
Mientras esto sucede, el Gobierno federal propone asignar el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) aprobado para el 2022, que fue de 7.08 billones de pesos (recurso que proviene del pueblo trabajador en cantidades importantes) lamentablemente más del 60% se va a inversión física total, en las obras faraónicas del presidente de la república, como el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto “Felipe Ángeles” y la entrega de apoyos monetarios.
Pero analicemos lo que dice la economista Maribel Ramírez Coronel, en el periódico El Economista quien menciona el aumento al presupuesto en la salud de 15.2% aprobado ya como parte del presupuesto de egresos para 2022, conforme a los cálculos de expertos serán unos 140 mil millones de pesos, hay que decir que estando en medio de la emergencia sanitaria debido a una pandemia histórica es lo mínimo que amerita.
Por otra parte, la covid-19 seguirá absorbiendo recursos presupuestales públicos y privados los siguientes años, pero se requiere también darle prioridad al resto de las enfermedades para superar el rezago arrastrado en los últimos dos años que nos dejó la pandemia. Es de señalar que estas cifras han sido manipuladas al mencionar el aumento de recursos de salud; no están incluyendo que por tercer año consecutivo se le succiona al Fondo de Protección Contra Gastos Catastróficos y al Seguro Popular; es decir no son recursos nuevos solo pasan de una bolsa a otra. En 2019 le quitaron 40 mil millones, en el 2021 tomaron 33 mil millones, para el 2022 van por todo el remante que se estima en 66 millones, es lamentable la no trasparencia ¿Hacia donde específicamente se destinaran estos millonarios recursos?
Lo claro es que no hay un aumento real, si no recursos que solamente cambian de bolsa y que no son invertidos para los diferentes programas, principalmente de temas como: salud, vivienda, educación, servicios básicos: drenaje, agua y electrificación por mencionar algunos. Nuevamente por cuarto año consecutivo la 4T deja al pueblo trabajador sin apoyos, sin una estabilidad económica, sin empleo, sin seguridad, sin medicamentos y con la amenaza de una cuarta ola de contagios.
Esta desigualdad lleva al pueblo a vivir una de las épocas más difíciles de la historia, donde la gente por la covid, la inseguridad y el hambre, pierde su familia. Pero esta triste realidad solo la puede solucionar el pueblo, de una manera organizada exigiendo lo que por derecho le corresponde y al llegar a tomar control del país para construir uno donde todos puedan tener la oportunidad de tener una vida mejor. Para eso es necesario seguir luchando. ¡Compañeros antorchistas, vayamos por el poder para el servicio de los más humildes, únete, organízate y venceremos!
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