Con descaro absoluto, a pesar de las quejas ciudadanas, innumerables denuncias en artículos y notas periodística, violentando la ley electoral descaradamente, singular estilo de la 4T y Morena, el presidente Andrés Manuel López Obrador hace mutis y de la cita "gorda", ante la masiva incursión en colonias, barrios y comunidades más apartadas de parte de los "siervos de la nación&rdquo, nombre identificado al personal burocrático que ofrece los programas gubernamentales a modo y conveniencia en todo el país, pero lo que se esconde en esa fachada, fundamental y decisiva, es la incursión previa de labor electoral que forjó la estructura del hoy partido en el poder.
Cuarto para la hora de que inicien las campañas políticas en todo el país y ya iniciado el proceso electoral desde septiembre pasado en lo federal y noviembre, en lo local, cerca de 18 mil. ¡Sí amable lector, 18 mil! Mujeres y hombres recorren el país, fáciles de identificar, que es lo que quieren por cierto, portando gorras y playeras blancas en las que lucen a los próceres de la patria Miguel Hidalgo, José María More Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas. Son los "siervos de la nación", con el infaltable chaleco café o guinda, (colores morenistas, pues). Personajes que son una especie de ejército conformado por unas 18 mil personas, insisto, hay quienes afirman 17 mil 500, que se dedicaron desde el año pasado a realizar el "censo del Bienestar” mediante el cual el gobierno de López Obrador decidió a quién entregar sus "programas estrella” sin intermediarios.
El trasfondo del censo fue cuestionado por Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, y Rodolfo de la Torre García, director del Programa de Desarrollo Social con Equidad del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, quienes advierten la integración de un padrón de beneficiarios de programas sociales que podría estarse construyendo de manera sesgada ante la falta de claridad en este procedimiento e incluso por la falta de experiencia de los siervos.
El "censo del Bienestar” levantado por los "siervos de la nación", sirvió en pocas palabras para decidir a quién entregar los programas sociales, como hoy ocurre descaradamente, con fines electorales, sin que al momento, la autoridad del ramo aplique acciones firmes que validen la transparencia del marco electoral vigente.
Tampoco hay voluntad del político tabasqueño por dar cuentas y con la risita, el dedito señalador y las excusas que buscan salir por la tangente y que logra su cometido todas las mañanas, el presidente de los mexicanos es el principal operador político electoral de su partido con miras al 6 de junio próximo, hoy más que nunca, al saber en riesgo el sostenimiento del poder de su partido, tras el nefasto desempeño de una administración sustentada en la incongruencia, la mentira y el engaño.
López no tiene intenciones en transparentar la operación de los siervos, lo que ha provocado que expertos advierten riesgos de un ennegrecido y poco transparente, proceso electoral de 2021, hecho que urge al INE, más que la observación, a la aplicación de la ley, salvo riesgo, ahora sí, de perder la credibilidad como órgano rector electoral y, ahí sí, la consecuencia sería fatal, pues sustentaría la anhelada presea para la 4T: su desaparición.
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