La semana inició con personal de distintos hospitales del Estado de México en la calle, realizando bloqueos como protesta por la falta de pago de sus quincenas y de aguinaldo, así como por la falta de insumos para la atención de los pacientes.
“No tenemos insumos para atender a la gente; estamos peleando por el derecho a la salud de la población, ellos merecen una salud de calidad, pero por falta de insumos no se las podemos brindar”, dijo Alelí Reyes, enfermera en el Hospital General de Chalco.
El personal, que va desde administrativo, de seguridad y médicos hasta limpieza, mencionaron que existe un pliego petitorio ingresado en el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), donde exigen mejoras de las condiciones de trabajo, además de insumos elementales como gasas, alcohol, vendas y medicamentos del cuadro básico, con lo que, afirman, podrían atender dignamente a la gente.
A esta protesta se sumaron los trabajadores de los centros de salud, que pertenecen a la misma dependencia y que sufren los mismos estragos de la política de salud en el Estado de México.
Esta dependencia atiende a unos nueve millones 162 mexiquenses en mil 203 Centros de Salud y 77 hospitales de Segundo y Tercer Nivel, los cuales, en últimas fechas, ha trascendido que se incorporarán, federalizarán, al IMSS-Bienestar que dirige Zoé Robledo.
Esta es una “directriz”: no salió de la cabeza de Delfina Gómez ni de Robledo, sino de la cabeza del presidente López Obrador; otra muestra de la autocracia. ¿Con qué objeto? No sabemos, ya que incorporar un problema (el ISEM) a otro problema más grande (el IMSS-Bienestar) no parece ser la solución real, sino que profundizará las carencias que ya hay en la salud pública mexiquense.
México es el penúltimo lugar en inversión a la salud de los países que integran la OCDE; el Gobierno de México es uno de los menos preocupados en la salud de sus ciudadanos.
Recordemos que el programa IMSS-Bienestar es una hechura del gobierno de la 4T que surgió luego del intento fallido de lo que llamaron el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) con el IMSS que ya existía desde hace 81 años.
Éste atiende a unos 53 millones de mexicanos, según información oficial. Sin embargo, la fusión de ambos no ha logrado llevar los servicios de salud a un nivel mínimo de eficiencia. Contrario a esto, son cada vez más grandes las denuncias por falta de medicamento en las instalaciones de salud, la falta de mantenimiento a las instalaciones, las fallas en los pagos de los salarios del personal médico, ese personal que se enfrentó al covid_19 ya con estos problemas de desabasto.
“Durante los primeros cinco meses de este año el gasto que destinó el gobierno federal a la función de salud fue de […] 10.8 por ciento menos que lo ejercido en el mismo periodo del 2022 […] menos de la mitad del mínimo recomendado por la OMS”, publicó El Economista el 17 de julio de 2023.
México es el penúltimo lugar en inversión a la salud de los países que integran la OCDE. En otras palabras: el Gobierno de México es uno de los menos preocupados en la salud de sus ciudadanos.
Mientras tanto, los médicos mexiquenses sufren la carencia de inversión tanto a nivel estatal como federal, la cual se puede incrementar con dicha incorporación a la federalización. La salud es un desastre que los morenistas han incrementado, y que no quieren atender.
El problema es que esta negligencia cobra vidas, cobra lágrimas de las familias a las que no les alcanza para curarse con su propio bolsillo, pero esa responsabilidad es del Gobierno de Morena, a quienes les debemos cobrar muy caro todo el sufrimiento que han provocado.
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