La crisis sanitaria tuvo consecuencias graves no sólo en la salud, sino en el abasto de alimentos, y afectó, sobre todo, a los sectores más vulnerables. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtieron que 21.7 millones de personas en México padecerían crisis alimentaria derivado de la pandemia, con mayor intensidad en las zonas rurales.
Ahora, la hambruna se está intensificando debido al incremento de los precios en los alimentos y por la sequía que azota gran parte del territorio nacional. Según El Financiero del 10 de agosto, “La inflación subió a 8.15 por ciento anual en julio. Es el nivel más alto que se ha registrado desde el año 2000. Pero lo verdaderamente preocupante es que el alza en precios se está registrando con mayor fuerza en los alimentos”.
La versión gubernamental es que el Plan Antiinflacionario (Pacic) ha logrado moderar el alza de los alimentos de la canasta básica; sin embargo, la realidad la desmiente, pues de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), alrededor de 18.6 millones de hogares mexicanos sufren para cubrir la canasta básica.
El Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (CEMEES) auguró en una investigación publicada en mayo de 2021, que la sequía que sufría el 87.5 por ciento del territorio nacional tendría efectos en la alimentación de los mexicanos. Las presas que almacenan agua para riego se encuentren casi vacías, esto implica que una cantidad importante de tierra cultivada bajo riego no será sembrada, con ello la oferta de alimentos disminuirá. La producción en la tierra de temporal que depende en su totalidad de las lluvias y que representa alrededor del 79 por ciento de la superficie sembrada se verá seriamente afectada.
El 12 de junio pasado El Universal dio a conocer que hay cerca de 25.3 millones de personas que habitan localidades en condición de pobreza que corren el riesgo de ver interrumpido el Programa de Abasto Rural, que cubre 30 productos de la canasta básica y 56 adicionales. Según una ficha técnica de la Gerencia de Recursos Materiales y Servicios Generales de Diconsa, obtenida por esa casa editorial, revela las malas condiciones en las que operan 162 de sus almacenes en las zonas centro, golfo, norte y sur del país, debido a la falta de recursos para mantenimiento. La infraestructura inmobiliaria de Diconsa lleva seis años sin recursos de inversión. En el ejercicio 2015 fue el último año en el que se obtuvo autorización por parte de la Unidad de Inversión de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público SHCP para la rehabilitación de almacenes.
Bajo ese contexto, en agosto del año pasado, la Secretaría de Bienestar del estado puso en marcha el Programa Integral Alimentario que consiste en la entrega de módulos de autosuficiencia alimentaria, para promover el autoconsumo y hacer frente a la inflación, generando una línea de contención y así ayudar a las familias con más problemas de este tipo, dijo Lizeth Sánchez García, titular de la dependencia. Las entregas fueron realizadas precisamente en el Eloxochitlán, Coyomeapan, Zoquitlán y Vicente Guerrero, municipios enclavados en la Sierra Negra con alto grado de rezago social.
La misma funcionaria reconoce que en nuestro estado la carencia alimentaria aumentó seis por ciento en los últimos años y eso representa unos 650 mil poblanos y que en la Sierra Negra creció en esas proporciones el problema. Por lo que claramente su propuesta no ha sido suficiente.
En nuestro estado “el impacto en el abasto de alimentos comenzará a percibirse a partir de noviembre de este año e inicios de 2023, pues cada vez el consumidor, y sobre todo amas de casa, pierden poder adquisitivo para la alimentación”, sobre todo quienes “dependen de ingresos esporádicos, actividades informales, así como de quienes viven en comunidades rurales con pobreza extrema”, sostuvo el catedrático de la Facultad de Agronomía de la UPAEP, Andrés Cabrera Mauleón.
“Nuestros agricultores están viendo este incremento tremendo en los fertilizantes que son esenciales, básicos para la agricultura (…) cuando preguntamos, ¿qué van hacer?, ellos dicen ‘voy a sembrar menos, o aplicar menos fertilizante’, cualquiera de las dos va implicar en noviembre y diciembre una reducción en los volúmenes de alimento básico producido como el maíz, el frijol y la cebada”, dijo.
No hay que olvidar que, desde el arribo de la 4T, en aras de erradicar la corrupción, Andrés Manuel López Obrador eliminó el Programa de Apoyo Alimentario (PAL) que dotaba de una canasta básica a las familias más pobres, eliminó los comedores comunitarios que beneficiaba a la población más pobre, quedando sólo los operados por Segalmex que se limitan a la venta de productos a través de tiendas Diconsa y el programa de leche Licosa, aunque este último eliminó a 67 municipios marginados de su lista prioritaria, subieron los precios en 150 por ciento en 2019, además, en ese mismo año dejó sin el lácteo a más de 478 mil mexicanos, que en años anteriores fueron beneficiarios.
Tampoco debemos olvidar que en la pandemia hubo millones de voces pidiendo ayuda para que se realizara un Programa Alimenticio para apoyar a las familias durante la pandemia, al burlarse con su grosero llamado #QuédateEnCasa cuando no tenían ni para comer. El movimiento nacional de las banderas blancas, que eran trapos colocados en los hogares más urgidos de apoyo alimentario, y que nuestro flamante gobernador, Miguel Barbosa, en lugar de atender dicha demanda, echó la culpa al Movimiento Antorchista promoviendo la persecución y represión a todo aquel que osara pedir, aunque sea una despensa. Y a pesar de esas amenazas nuestra organización sigue luchando porque queda demostrado que la razón está de nuestro lado.
Está claro que para el gobierno actual no es prioridad el hambre que miles de familias sufren, pues independientemente de la corrupción de funcionarios de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), detectados por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la Cuenta Pública 2020, que el Gobierno federal ha expuesto, lo cierto es que siguen sin dar ninguna solución definitiva.
Durante este año en la Sierra Negra, en la Mixteca y en El Valle ha habido escases de productos desde enero, de un 100 por ciento de tonelajes están surtiendo un 40 por ciento, las comunidades son muy grandes y lo poco que llega no alcanza, la gente hace grandes filas. La sucursal del estado de Segalmex, encargada de surtir a 16 almacenes distribuidos en todo el territorio poblano, a través de su mesa directiva, se solicitó una solución en las oficinas centrales en la Ciudad de México. ¿Cuál ha sido la respuesta? Ninguna seria, y la crisis sigue agudizándose.
Por eso, el Movimiento Antorchista hace un llamado a los campesinos, amas de casa, y todos aquellos que estamos siendo afectados por las políticas antipopulares de este gobierno a que nos organicemos, que construyamos una fuerza capaz de sustituir estos falsos redentores que lo único que hacen es agravar el problema.
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