Hay en el periodismo político mexicano una leyenda urbana, ampliamente difundida, de la que no tenemos ni una prueba de su existencia. Según algunos comentaristas y escritores, la tarde del 3 de octubre de 1968, o lo mismo, el día siguiente a la matanza ocurrida en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el famoso periodista Jacobo Zabludovsky abrió su noticiario de Telesistema Mexicano con la demoledora frase "hoy fue un día soleado". Si bien, tal como algunos investigadores e historiadores afirman, esa frase en ese preciso día no sucedió, ha servido para esbozar el control ferrero que el Estado mexicano tenía sobre los medios de comunicación y la agenda que se dictaba para ellos desde la silla presidencial, practica que a nuestros días poco o nada ha cambiado.
“Omisos, serviles y agachones”, fueron por tanto tiempo los calificativos con que los simpatizantes de la vieja izquierda se referían a los medios masivos de comunicación, descripciones que yo no vengo a discutir, solo a recordar, ya que es indudable que la clase en el poder usó en esos días tal como lo hace ahora, todas las herramientas a su alcance para esconder la realidad de tan terrible y nefasta situación.
La mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador es una muestra más de cómo el sofisticado engranaje mediático de las mentiras sigue siendo muy útil para los representantes del poder, hace décadas se necesitaba usar el teléfono rojo para marcarle directamente a la oficina del Tigre Azcárraga y reclamarle sobre la línea editorial de sus programas con un quítame a ese cabrón, hoy, el presidente se mancha las manos solo y en cadena nacional.
Acorde al reporte más reciente de SPIN, taller de comunicación política, el presidente de la república ha acumulado hasta el corte del 29 de julio de 2022: 76 mil 500 afirmaciones falsas, un promedio de 93 mentiras por conferencia. Ha sido a través del reporte antes citado que el mandatario tiene un complejo con algunas palabras en las que suele proyectarse, ya que en su top 3 de palabras más usadas se encuentran: Mentira, Falso y Redes Sociales.
Según Luis Estrada, director de Spin Taller de Comunicación Política, “el número de vistas entre los seguidores del presidente ha ido cayendo constantemente y en promedio lo ven el 5 por ciento de sus seguidores en Facebook, -aunque la cifra es engañosa, ya que- solamente se necesitan 3 segundos para que cuente como visto”, algo que nos quiere decir que el filo de las mañaneras ya no corta tanto como.
Inicialmente, la mañanera se presentó como un ejercicio de participación democrática, pero que en los hechos no es tal cual, sino como dice Luis Estrada, “un mecanismo de propaganda en el cual genera un debate con quienes están en su contra”. Y de pruebas hay hasta para aventar al cielo.
La mañanera es una idea de comunicación de la que podríamos discutir sus aplicaciones y preguntarnos algunas cosas como: ¿Qué tan necesario es exponer al primer mandatario a los micrófonos todos los días?, ¿Es de verdad útil toda la información que un presidente puede proporcionar?, ¿Qué tan optimo es para la legalidad y gobernabilidad que el presidente no deje de aparecer nunca en su foro? Entre lo más reciente cabe el ejemplo de lo que publicó proceso.com el 17 de agosto pasado: el TEPJF determinó que AMLO violó los principios de neutralidad y equidad en elecciones de Hidalgo, ya que “En su conferencia mañanera del 25 de abril pasado, el presidente López Obrador realizó una serie de declaraciones sobre Carolina Viggiano, quien fue la candidata a esa gubernatura por la coalición Va por Hidalgo; las cuales el TEPJF consideró que vulneraron el proceso electoral”. El presidente ha dicho en distintas ocasiones que “respeta la investidura presidencial”, que no se ha reunido con activistas o figuras políticas para “no ensuciar la investidura”, pero ahora el “representante” de los mexicanos es un criminal electoral.
Van, desde el inicio del gobierno, incontables anécdotas de humor en torno a la tribuna del presidente, pues es innegable que López Obrador es una fabrica de ocurrencias, ese es uno de sus grandes méritos: lo fue con la rifa del avión presidencial, diciéndole a los criminales que los iba a acusar con su mamá, usando referencias populares de canciones y lo más reciente con el “Uy qué miedo” de Chico Che como respuesta al gobierno norteamericano de Joe Biden, el gobierno de Andrés Manuel pasará a la historia con la máscara de un ocurrente meme por delante y el sombrío rostro de una crisis por detrás.
Al presidente se le dan muy bien los chistes, pero la gobernanza no. Tan solo en estas últimas semanas al presidente le han explotado una serie de crisis que él mismo desde su cuenta de Twitter hubiera condenado con justa razón si otro presidente estuviera en el cargo: 1) en la economía la inflación llegó a un 8.15 por ciento anual, una cifra histórica, pues el indicador de precios registró su nivel más alto desde diciembre del 2000. La peor inflación en lo que va del siglo XXI. 2) 341 personas asesinadas “en todo México según datos oficiales en menos de cinco días, una cifra cercana a los 70 asesinatos al día, un dato que no se ha visto ni siquiera en zonas de guerra, ni en el conflicto entre Rusia y Ucrania. 3) y por último, lo más mediático, los reumáticos esfuerzos por el rescate de los 10 mineros que quedaron atrapados en un pozo de carbón en el predio El Pinabete, una situación en la que los familiares reclamaron cara a cara al mandatario su cinismo al solamente “ir a tomarse una foto con su dolor”, “no hacer lo suficiente”, ni tampoco “pedir ayuda internacional a países más calificados en el área".
Ninguno de los temas antes mencionados ocupó tanto reflector en la tribuna presidencial esta semana como sí lo hacen prácticamente todos los días las excusas del presidente ante sus desastrosos resultados, una de esas excusas fue dada el pasado miércoles 17 de agosto, cuando al presidente, por centésima vez volvió a repetir la mentira de que antes los gobiernos le daban dinero a Antorcha Campesina. El presidente que en las últimas semanas ha demostrado dificultad para hilar ideas en sus mítines por el interior del país, volvió a acusar sin pruebas al movimiento antorchista, y metiéndola en el mismo costal que Krauze, Loret de Mola, Dresser y “N” personajes más.
“Nada de lo dicho por el presidente tiene sustento, pruebas o siquiera coherencia”, denunciaron miles de antorchistas a través de las redes sociales, que con el hashtag #AMLOMienteYNoDaResultados se lograron colocar como la tendencia número cuatro del mundo. “López Obrador les miente otra vez a los mexicanos. Antorcha jamás ha recibido directamente miles de millones de pesos del erario. Gestionamos obras que construyó el Gobierno, promovimos el desarrollo de pueblos y colonias; tenemos miles de testigos de eso. El sexenio se le acaba a AMLO y no aparecen los buenos resultados prometidos; aumenta la pobreza, el país está incendiado por la violencia, la economía es un desastre; por eso diariamente recurre a la mentira y a los distractores” denunció en sus redes sociales Homero Aguirre, vocero del antorchismo nacional.
A López Obrador, el sexenio se le está yendo como agua entre las manos, y cada vez le queda menos tiempo del que a él mismo le gustaría reconocer, las mentiras del presidente lo que para él ha sido un paseo por el parque para el resto de los mexicanos ha sido un infierno. De Zabludovsky no podemos asegurar que después de una de las peores masacres de la historia haya anunciado alegremente que el día previo había salido el sol, pero sí hay pruebas de que nuestro presidente sale cada mañana a jurar que fuera de Palacio Nacional hay un eterno día de sol. Ese día de sol se acaba, el pueblo no puede seguir tolerando que el presidente le siga recetando alegrías de granola para las hemorragias, abrazos para los balazo y fotos ante las tragedias.
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