Para todos es bien sabido que los refranes populares encierran en pocas palabras la enseñanza del pueblo que a través del tiempo sigue teniendo vigencia, con el refrán que titulo mi opinión en esta ocasión quiero afirmar que estábamos mal, pero que ahora estamos peor.

Cuando por tercera ocasión se postulaba para ocupar el cargo de presidente de la república nuestro actual gobernante, el Lic. Andrés Manuel López Obrador, en 2017, criticaba el actuar de los gobiernos anteriores (lo cual nadie dudaría) y prometía a diestra y siniestra que todo mejoraría en cuanto él asumiera el cargo; han pasado ya tres años de esto y la realidad no admite equivocaciones, ¡estamos peor que nunca! Aunque se pretenda maquillar los datos.

Canceló inversión en obra pública, eliminó el Ramo 23 tan importante para las comunidades y pueblos que hoy ven esfumarse la esperanza de tener algún día agua, drenaje, luz o pavimentaciones; no habrá espacios deportivos y culturales dignos que ayuden para su formación cultural. Se sabía con claridad que en determinadas épocas del año hay desastres naturales y se creó el FONDEN para apoyar a los mexicanos que fueran víctimas y no quedarán en el total desamparo, y también fue eliminado el año pasado por la 4T, y hoy, ante los desastres naturales sólo se puede contar con la solidaridad del mismo pueblo, ya que el gobierno se ha desentendido totalmente; se eliminó el apoyo para el desarrollo agrícola y a pesar de que algunos campesinos seleccionados reciben apoyos directos esto no hace más productivo nuestro campo, seguimos importando casi la mitad de lo que consumimos. En cada ocasión que se eliminó algún programa o inversión se argumentó que era para eliminar la corrupción, cosa con la que la inmensa mayoría estamos de acuerdo, nadie quiere que siga la corrupción. Pero no se sustituyeron esos programas plagados de corrupción, que, aunque sea a medias, ayudaban a los mexicanos necesitados, por algo superior, mejorado, más efectivo y “sin corrupción” se ha dejado en el total abandono al pueblo trabajador.

Hoy existe más desempleo que antes, situación que se agravó con el Covid-19, donde se perdieron aproximadamente 12 millones de empleos por el mal manejo que se le dio a la pandemia, pero de acuerdo con el INEGI hay una disminución de 2.4 millones de personas económicamente activas que no tienen empleo en comparación con el año pasado; si hablamos de salario, aunque nominalmente tuvo un incremento mísero su poder adquisitivo es mucho menor, hoy cuatro de cada 10 mexicanos no pueden acceder a la canasta básica.

Nuestro sistema de salud nunca ha sido bien calificado a nivel mundial y nacional, el ingenio mexicano para demostrarlo ha llevado a crear chistes en torno a su situación, pero lo real es que es uno de los aspectos en los que más claramente se puede ver el empeoramiento, a pesar de que AMLO prometió un sistema de salud de primer mundo como el de Dinamarca, y no solo por los cientos de miles de muertos ocasionados por la pandemia,  sino que ahora con la 4T no se han querido garantizar los medicamentos para los niños con cáncer, los  diabéticos y las hemodiálisis, ni enfermedades menores; bueno, el colmo, ni siquiera los esquemas de vacunación completos para los niños y ya ni hablemos de la atención y vacunas por Covid, la tasa de mortalidad es elocuente, usted cree que ¿en algo se pueda parecer nuestro sistema de salud al de Dinamarca?  

Si de educación se trata, todas las medidas que se han tomado desde el inicio del sexenio, y peor aún con la pandemia que sería largo relatar,  no tienen como intención que nuestros hijos se eduquen, hagan ciencia y saquen en el futuro a nuestro país del atraso tecnológico y científico en el que estamos, para muestra del fracaso de la política educativa; está el desinterés de millones de estudiantes que han abandonado la escuela, pues ya no la consideran una vía útil para mejorar su situación y la de su familia.

Por estos botones de muestra afirmo que hoy estamos peor que antes, y que no es bueno cerrar los ojos porque será más difícil encontrar y aceptar la solución, que no es otra que la organización del pueblo para luchar por un proyecto de nación que logre la mediana comodidad de todos los mexicanos, donde no existan abismos infranqueables, donde todos tengamos una vida digna, con trabajo, alimento, casa, vestido, educación y salud garantizada. Esto no es un sueño, sino un proyecto real que se puede materializar con una política fiscal progresiva donde paguen impuestos más los que más tienen, y que el gobierno emanado del pueblo, tenga como garantizar la inversión, incluida la pública, que genere empleos suficientes y bien remunerados; donde se reoriente el gasto social tomando en cuenta y en primer lugar a las grandes mayorías; destinando recursos suficientes a los servicios básicos. Sólo así podremos salir de la lumbre en la que nos metió AMLO y su 4T