Se informó por el Servicio Meteorológico Nacional que la temporada invernal en México será mucho más severa que en otros años y pronosticó la llegada de 48 frentes fríos, lo que es una preocupación para las familias humildes que habitan en las periferias de las ciudades de Quintana Roo, donde las condiciones de pobreza aumentan las posibilidades de enfermar de gravedad e incluso perder la vida.
Es un hecho que cuando disminuye la temperatura, hace más frío, se incrementan las enfermedades. Así lo demuestran estudios realizados en diversas partes del mundo, pero en el Reino Unido señalan que por cada grado que cae la temperatura debajo de los 18 ºC aumentan las muertes en cerca de 1.5 %.
Es urgente que las autoridades actúen para evitar que el invierno crudo deje una marca aún más profunda en las familias pobres de Quintana Roo.
Lo más lamentable del caso es que las personas más vulnerables a estos cambios suelen ser los ancianos y las personas con sistemas inmunes comprometidos.
Aquí, en Quintana Roo, se habla que más de 150 mil quintanarroenses están en riesgo ante la temporada invernal de este 2024.
¿Y por qué lo están? Sencillamente porque son gente que habita en casas humildes, construidas con madera y cartón, donde el frío se cuela por cada una de las rendijas y los agujeros en las endebles paredes y techos.
Y si en verdad será un crudo invierno, como lo han anunciado las autoridades meteorológicas, es preocupante porque va de por medio su salud y hasta su vida.
Ese dato y condición lo confirma el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su más reciente medición, donde precisa que hay alrededor de 69 mil adultos mayores, mujeres embarazadas y niños que viven en improvisadas casas construidas con restos de cartón, lámina y pisos de tierra, ubicadas en la periferia de las grandes ciudades de Quintana Roo, como Cancún, Playa del Carmen y Chetumal.
Aunque no siempre son atinados los pronósticos del Servicio Meteorológico, llama la atención que asegure que, en estas regiones, así como en las comunidades rurales, la temperatura descenderá como no se había registrado desde el 2017, y se esperan climas de hasta los 10 grados centígrados.
La condición de pobreza de las miles de familias que habitan esas zonas en riesgo complica el poder asistir, de ser necesario, al servicio médico, más cuando el Gobierno federal complica el acceso a ese privilegio; ellos no tienen ni tendrán dinero para pagar la atención de doctores particulares y de medicamentos. Sobrevivirán como puedan, si es que lo logran, la larga temporada de invierno que está por llegar.
La falta de servicios médicos de calidad sigue afectando a miles de personas, y aunque muchas han podido salir adelante porque se endeudaron para ser atendidas en clínicas particulares, quedaron las enormes deudas y ahora en estas fechas la situación se tornará más complicada.
De ahí la gravedad cuando se plantea un invierno feroz, con bajísimas temperaturas y las enfermedades pulmonares a la orden del día. Ese es el panorama desolador para los humildes de la entidad.
Una delgada sábana, el quemar leña dentro del hogar, sin electricidad, sin alimentos y sin servicio médico, contribuirán, sin duda, al incremento de enfermedades, en especial en las personas de edad avanzada y los menores de edad.
Es urgente que el Gobierno federal y estatal tomen precauciones y ayuden a esas personas a sobrellevar el crudo invierno por venir; deberían mejorar, en primer lugar, el servicio médico de calidad, así como implementar la entrega de mantas, alimentos, medicamentos esenciales para atender cualquier contingencia relacionada con el descenso de la temperatura.
Es lo menos que pueden hacer por esas familias que han sido golpeadas por la crisis económica que los ha llevado a engrosar los índices de pobreza extrema en la entidad, porque no están ahí porque quieren, sino porque las circunstancias de la vida los han colocado en esa endeble posición. Toda ayuda que puedan obtener es bien recibida.
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