Las redes sociales se enfocan en buscar la aceptación recíproca entre las personas, esto implica que los demás aprueben nuestras conductas; y para hacernos agradables esas mismas redes sociales ofrecen mercancías para lucir de manera perfecta y con las que supuestamente uno se sentirá bien; por lo tanto, esta herramienta tecnológica trabaja la autoestima del ser humano.
Pero con el paso del tiempo, con el uso de las redes sociales, la gente se aísla en un mundo virtual que lo desconecta del resto y sufre un efecto negativo porque llega solo y vacío. Esta es la influencia negativa de la tecnología.
Esta situación no es algo nuevo, ya se había padecido con otros medios tradicionales como la televisión cuando esta surgió y era el principal medio de entretenimiento, pero estos medios fueron poco a poco desplazados con la llegada de los teléfonos inteligentes, con el crecimiento de consumo de información en otras plataformas digitales como las redes sociales.
La guerra mediática entre distintas posiciones geopolíticas y con fines económicos se muestra a viva voz desde los noticieros, a través de programas o comerciales desde la televisión, la radio, periódicos y revistas; a ello se suma la ideología de cada uno para posicionar su gusto en el público, por lo que se opera una serie de pasos calculados para mostrar lo mismo hasta que la necesidad inducida se convierte en realidad.
El bombardeo de datos se ha convertido en el pan de cada día y desde que encendemos la pantalla del celular surgen las mismas imágenes convertidas en palabras, colores, idiomas; es decir, son mensajes bien elaborados con los que se induce al consumo de productos, muchas veces innecesarios. De eso se tratan las redes sociales, en ellas se presentan, una tras otra, fotografías, videos, sonidos e imágenes que son del interés de quien ofrece productos que generan millones de ganancias, mientras que los usuarios nos hemos convertido en su objetivo final.
Sucede que la información digital ha crecido con un índice muy alto, en la actualidad, las generaciones se han perdido en la tecnología a través de la que reciben oleadas de mensajes basados en las emociones, de los sentimientos positivos o negativos, que crean tendencias, nuevas marcas y productos con códigos para propiciar el consumismo.
Lo anterior quiere decir que no solo nos manipulan, sino que nos controlan y dictan los mecanismos para alcanzar el anhelo de la sociedad capitalista para lograr la felicidad y aceptación del resto del mundo en la vida virtual, que es solo un reflejo de la realidad.
Y allí aparece el trabajo del mercadólogo, su objetivo es hacernos comprar un producto, servicio o ideología después de provocar una necesidad del individuo, esto mismo es como el amor y la guerra. Los mercadólogos son un instrumento del capital que han sido capacitados para desarrollar y difundir técnicas que implican la manipulación directa o a través de mensajes subliminales, ahora operando desde las redes sociales que causan mayores daños a los niños, a la vez que son un distractor ante los problemas reales que provocan mayor concentración de la riqueza social en manos de sus dueños y, por el otro lado, pobreza en los millones de trabajadores asalariados de México y del mundo entero.
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