Con la aparición de los teléfonos celulares inteligentes, aumentó la conectividad de las personas a través de las llamadas redes sociales, tecnología que se enfoca en compartir con los contactos información familiar y de trabajo, pero también material fotográfico y videos personales, para denotar el sentir de la gente, lo que conlleva un estado de satisfacción personal mediante la aceptación recíproca.
Esta herramienta tecnológica trabaja sobre la autoestima del ser humano, lo presenta agradable, bien parecido y casi perfecto para que sea notable en las pantallas de los aparatos. Sin embargo, con el paso del tiempo, la gente se aísla en un mundo virtual que la desconecta del resto, obteniéndose un resultado negativo, pues el individuo llega a estar solo. Es ahí donde descubrimos la influencia negativa de la tecnología.
La gente se aísla en un mundo virtual que la desconecta del resto, obteniéndose un resultado negativo, pues el individuo llega a estar solo. Es ahí donde descubrimos la influencia negativa de la tecnología.
Son muchas las ventajas que tenemos ahora con los celulares, que incluso están desplazando a la televisión y al radio, medios que van quedando obsoletos con el paso de los años. La audiencia que se está perdiendo en ellos se está fortaleciendo a través de la telefonía móvil.
Claro que los medios tradicionales jugaron un papel muy importante en el posicionamiento de mercancías y en la generación de ganancias de sus dueños, haciendo populares marcas como Bimbo, Sabritas o Coca-Cola, empresas que vieron crecer sus ganancias de forma alarmante.
Como vemos, las redes sociales se han sumado a los demás mecanismos para publicitar mercancías, cuyo objetivo final es su compra por parte del usuario. Se sigue el mismo patrón: se busca persuadir al potencial consumidor de que necesita tal producto, se le inventan propiedades casi milagrosas a la mercancía; es decir, al individuo se le induce al consumismo, se le manipula para que compre algo que no necesita, pero se le convence de que sí.
Por otra parte, esta guerra mediática también se manifiesta para la defensa de intereses políticos, tal como lo apreciamos de forma reciente en las campañas electorales de 2024 en México, que enfrentó a los candidatos a la Presidencia de la república, cuyas figuras centrales fueron Claudia Sheinbaum Pardo, por parte de la Coalición Sigamos Haciendo Historia, virtual ganadora del proceso, y Xóchitl Gálvez Ruiz, abanderada de la Coalición Fuerza y Corazón por México.
Ellas estuvieron presentes en las redes sociales para dar a conocer sus propuestas para conducir al país durante los próximos seis años. Finalmente, todos conocemos el resultado de la nauseabunda propaganda en todos los medios, incluidas las redes sociales.
Los usuarios de los celulares estamos expuestos al bombardeo de datos, y desde que encendemos la pantalla surgen imágenes, palabras, colores y sonidos. Son mensajes bien elaborados con los que se induce al consumo de productos muchas veces innecesarios.
Pero de eso se tratan las redes sociales: son principalmente para vender mercancías que generan millones en ganancias económicas a los empresarios, o bien para hacer triunfar a un candidato presidencial.
Hoy la información digital ha crecido con un índice muy alto. Las generaciones actuales se han perdido en la tecnología que recibe oleadas de mensajes basados en las emociones, explotando los sentimientos positivos o negativos que crean tendencias, imponen nuevas marcas de productos con códigos para propiciar el consumismo.
Ante ello, no sólo nos manipulan, sino que nos controlan y dictan los mecanismos para alcanzar el anhelo de la sociedad capitalista, que vende de todo para lograr la felicidad y aceptación en la vida virtual, que es solo un reflejo de la realidad.
Pero los luchadores sociales que sabemos esto y queremos una sociedad al menos equilibrada con la repartición más justa de la riqueza generada por todos, debemos aprovechar las redes sociales para dar a conocer los cuatro ejes de desarrollo del antorchismo nacional.
1. Crear trabajo para todos. Deben dedicarse esfuerzos para la creación de fuentes de empleo para todos los mexicanos que estén en edad productiva, pues más de la mitad de los trabajadores (el 57 %) labora en el sector informal.
2. Elevación de los salarios. Mejorar los ingresos de la gente a través de la elevación real de los salarios para que sean bien remunerados y que permitan solventar los gastos familiares.
3. Política fiscal equitativa. Que se cobren más impuestos a quienes ganan más, pues el impuesto que se le cobra al 10 % más rico de México es muy bajo comparado con otros países, representando el 19.5 % del PIB.
4. Reorientación del gasto público. Como cuarto y último punto, que el gobierno construya redes de agua potable, energía eléctrica y drenaje, calles, centros de salud, hospitales, universidades, unidades deportivas y áreas de recreación en beneficio de los habitantes de las comunidades humildes. Ello evitaría que los porcentajes de pobreza en los municipios.
Los antorchistas hemos caminado en el sentido correcto de la historia y no a contracorriente. Nosotros vamos con el pueblo, por eso seguiremos explicando la necesidad de estar organizados, al mismo tiempo que lucharemos para que se logre la pavimentación de calles, carreteras, así como la instalación de redes de agua potable y drenaje, porque las autoridades se vean obligadas a invertir de la mejor manera el dinero público.
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