"Es un "insulto” para los sectores más desprotegidos del país y millones de personas que habitan viviendas sin servicios ni infraestructura pública, el llamado a quedarse en casa que han hecho el gobierno federal y la Secretaría de Salud, para romper las cadenas de contagio de Covid-19, señala un análisis elaborado por investigadores del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados” (El Universal, 8 de diciembre). El análisis sostiene que millones de personas habitan en sitios sin servicios ni infraestructura básica: "Para millones de familias, dice el estudio, que no cuentan con la vivienda adecuada resulta incluso un insulto cuando el medio masivo de comunicación les recuerda ‘Quédate en casa”. El diagnóstico del "Programa Nacional de Vivienda” señala, entre otros indicadores, insuficiente disponibilidad de servicios e infraestructura en los hogares; por ejemplo: "5.1 por ciento de las viviendas carecen de agua entubada, 6.1 no cuentan con drenaje sanitario, 1por ciento carecen de electricidad y en 15.4 se utiliza leña o carbón para cocinar”. Asimismo 1.7 millones de familias viven hacinadas y 7.5 millones habitan en casas hechas de materiales inapropiados.
Pero esto solamente si hablamos de la infraestructura y de las condiciones de la vivienda, pero el otro factor y, quizás aún más grave, es el gran número de familias que están impedidas de quedarse en casa, pues la necesidad obliga a salir a trabajar para poder llevar el sustento a la familia; y con mayor riesgo de contagio están las personas forzadas a trabajar en la calle, vendiendo lo que pueden; por lo tanto, las medidas de seguridad para mantenerse a salvo del contagio, son prácticamente imposibles, e incluso, desde que salen de su casa y deben usar el transporte público, que implica estar en contacto con el resto de los pasajeros y el chofer. "Estas personas si no salen de la casa no comen. Por lo tanto, el concepto de ‘Quédate en casa’ lo viven desde la subsistencia en la calle&rdquo, dicen los responsables del estudio citado.
Este 12 de diciembre, México ha alcanzado la pavorosa cifra de casi 115 mil muertos y un millón 241 mil contagios; muchos hospitales están saturados y miles de mexicanos mueren en sus casas a consecuencia de la covid-19; en Hidalgo hay 20 mil 950 contagiados y casi 3 mil defunciones; en casi 115 mil hogares se llora la pérdida de un familiar y otros están con el Jesús en la boca por el temor a estar contagiados y no saber que les depara este infausto destino; además, muchos están imposibilitados económicamente para estar aplicándose regularmente la prueba y poder tener el tratamiento adecuado a tiempo. A diferencia de otros países con gobiernos más sensibles y responsables, en México se ha dejado sola a población, pero además, se le está responsabilizando de su seguridad y de su salud; todos los medios masivos de comunicación tienen la encomienda de publicar las aglomeraciones, las reuniones o fiestas, de darle el máximo de difusión para sembrar en la mente de la población que "si te mueres, es tu culpa&rdquo, pues no hiciste caso de quedarte en casa y contra toda recomendación realizaste una convivencia o asististe a alguna. Prácticamente ninguno de los noticieros va más allá, a explicar las causas del fenómeno, entre las cuales está, ciertamente el desconocimiento de la población de la alta letalidad del virus y la ingenuidad de la gente para afrontarlo; pero esto no puede ser atribuible totalmente a la población: la responsabilidad mayor está en el gobierno federal que encabeza López Obrador y en sus seguidores de varios gobiernos estatales, pues ningún gobierno se ha preocupado por educar a los mexicanos y enseñarles a reflexionar con detenimiento; al contrario, entre más manipulables sean, mejor para la clase en el poder (que hasta hoy sigue siendo la misma), y hoy los acusan un día sí y otro también de irresponsables, de no obedecer las medidas de sanidad; ciertamente, la ignorancia, la marginación y la pobreza matan. Dicen a la población "quédate en casa&rdquo, pero no le ofrecen ninguna opción de sobrevivencia; prefieren, como hace el gobierno federal, gastar los recursos del erario en sus obras emblemáticas (que no tienen sustento técnico ni financiero), que salvar la vida de los mexicanos, o como el de Hidalgo, hacer fastuosos puentes urbanos que ayudar a sus gobernados.
Parece que vivimos en dos mundos distintos: uno el de la tragedia y el dolor, y el otro, aquel en que viven los funcionarios públicos con sus cuentas alegres, promoviendo su imagen y más preocupados por las próximas elecciones que por la seguridad y vida de sus gobernados; al parecer su lógica es: que se muera el que se tenga que morir, al fin y al cabo, son muchos pobres que reclaman servicios básicos, salud, vivienda, educación, etc., y empiezan a convertirse en un peligro para la estabilidad social y económica del país.
Como la responsabilidad de sobrevivir a esta pandemia se ha dejado en manos del ciudadano, entonces debemos hacer todo lo posible para poder vencerla y salir vivos; así que en estas fechas, que regularmente son de descanso para un cierto sector de la sociedad y de visitas y reuniones familiares, tendrán necesariamente que posponerse para momentos de menor riesgo. Yo sé que después de un año de trabajo sin descanso, se espera, al menos, la posada de la colonia o de la familia para tener un momento de esparcimiento, pero este año 2020, gracias a la ineptitud, irresponsabilidad e indiferencia de las autoridades, hasta ese pequeño momento de convivencia se nos ha arrebatado. Así que, tratando de ayudar a salvar vidas y evitar más dolor, a través de este medio, elevo mi voz para que todos evitemos convivios, posadas y cualquier festejo que implique tener invitados externos, que eliminemos hasta donde sea posible el riesgo de contagio; nadie puede estar seguro que nuestro familiar o amigo no está contagiado (aunque no tenga síntomas). ¡Cuidémonos, sí! Pero también exijamos que AMLO cumpla con sus promesas e invierta en la población más vulnerable; que obedezca a las instancias internacionales de salud que le han pedido tomarse en serio la pandemia y que no se estén provocando más muertes por su negligencia, y que ponga el ejemplo, mínimamente usando el cubrebocas.
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