MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Pobreza, crisis alimentaria y los pueblos del mundo

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A pesar de las esperanzas de las organizaciones que se dedican a evaluar la situación nacional de pobreza alimentaria sobre que el mundo, creyendo que acabando la pandemia por Covid 19 y con ello la reanudación nuevamente de las actividades tanto económicas como sociales, el hambre en el mundo ha venido en creciente aumento a partir del 2021 hasta el día de hoy a niveles jamás vistos.

Según la edición de agosto de 2022 de la actualización de seguridad alimentaria, que realiza la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura, el FIDA, la OMS, el PMA y la UNICEF, el alza sin precedentes de los precios de los alimentos ha provocado una crisis mundial que empuja a millones de personas más a la pobreza extrema, aumentando los niveles de desnutrición y hambre, amenazando eliminar los pequeños esfuerzos realizados por estas mismas organizaciones para desacelerar este fenómeno. 

Según el documento, los índices de precios agrícolas alimentos básicos en la dieta de todos los países de cereales y de exportación, se mantuvieron estables por las últimas dos semanas con el índice agrícola y de precios de cereales con el 1% más alto que hace dos semanas y sin cambios en el índice de precios de exportación. Los precios del maíz y del trigo fueron del 2% más alto comparados con el mes de enero del presente año, pero si los comparamos con el año anterior, los índices en sus precios son un 20% mayor.  

Además, la inflación de los precios internos de los alimentos sigue siendo alta en el planeta entero, tanto en países de ingresos bajos, medianos y altos. La inflación interna de los precios de los alimentos superó, en varios países, la inflación general que ha venido aumentando, primero por la situación de estancamiento económico y productivo que vivió el mundo entero durante la pandemia y que se ha agudizado por el conflicto en Ucrania, que según la edición de abril del presente año en el informe de Perspectivas de los mercados de productos básicos del Banco Mundial, este conflicto y las alteraciones que se han venido dando en el comercio y la producción, los precios se mantendrán en niveles tan altos hasta fines del 2024, fenómeno que aumentará gravemente el ya deficiente nivel de alimentación a nivel nacional.

Según el mismo informe, hasta junio las personas que no tienen acceso a alimentos a corto plazo aumentaron a 345 millones en 82 de los 197 países y se prevé que esto podría empeorar en 20 países más hasta el mes de septiembre de 2022. En el caso exclusivo de América Latina habríamos de agregarle la información expedida por el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe que la desaceleración económica y la lenta y desigual recuperación de los mercados aumentaría los niveles de pobreza e inseguridad alimentaria, calculando que 7.8 millones de latinoamericanos estarían en riesgo de caer en inseguridad alimentaria, cifra que se sumaría a los 86.4 millones que enfrentan ya esa situación actualmente.

Esta situación de pobreza alimentaria a nivel nacional e internacional es un fenómeno que no debería solo preocupar a las reconocidas organizaciones que dedican tiempo y esfuerzo en evaluar y cuyo aporte nos permite a los articulistas verter una opinión sobre la realidad actual, sino que los lentes y lupas de todas las organizaciones, empresas, gobiernos, etc., a nivel nacional, debieran estar sobre este fenómeno, no solo para verlo e ignorarlo como hasta el momento ha ocurrido, si no procurar una sabia solución debido a que es un problema insostenible y que afecta a la población entera. 

En este sentido, no solo la pobreza y pobreza extrema, cuyos determinantes son más extensos, son preocupantes ya. En esta ocasión estoy refiriéndome a la creciente disminución de ingesta de calorías y la nutrición de nuestros niños situación cuyos efectos desembocan en enfermedades físicas y mentales, la falta de estos nutrientes facilita que nuestros niños, niñas, jóvenes y adolescentes tengan mayor déficit de atención y, por lo tanto, de aprendizaje, altas deformaciones físicas por la falta de las proteínas necesarias para el fortalecimiento de sus fisonomías, así como la posible pérdida de la vida. 

Sabemos de antemano que para el funcionamiento del actual modo de producción, la desigualdad e injusticias son inmanentes, y que por lo tanto la pobreza y pobreza alimentaria son fenómenos inmanentes de igual forma, pero el capítulo último de nuestra historia no termina con el actual modo inhumano con que nos relacionamos para producir nuestros bienes y servicios: Existen países como China, el mejor de los ejemplos, que ha logrado subsistir dentro de los márgenes del capitalismo pero con un Estado que regula el mismo mercado y se asegura de que sus ciudadanos tengan una vida menos injusta. Por lo tanto, ni la crisis vivida por la pandemia de la Covid 19, ni la situación actual en Ucrania y muy pronto en China, son fenómenos naturales y, por lo tanto, no son los verdaderos causantes de la crisis alimentaria que vive el mundo entero. Urge en México y el mundo entero un plan internacional para iniciar a revertir este daño que ya desde ahora amenaza con afectar de manera permanente la supervivencia de la raza humana. Y en estos casos recurrimos a los únicos capaces de realizar un cambio, a los más sencillos, a los de siempre, a los únicos capaces de mantenerse firmes en la lucha por un cambio basal: los pueblos trabajadores del mundo. Necesitamos unirnos y enfrentar juntos los intereses mezquinos de quienes acaparan todo por ser dueños del mundo.
 

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