Nos ha pasado que cada año nuevo, reflexionamos un poco más sobre lo que hemos aprendido, lo que hemos soltado y por el tiempo perdido en muchas cuestiones diarias de la vida, ya sean familiares, amorosas, económicas, pero que salen a relucir con el pretexto de acabar con el año viejo e iniciar el nuevo. Siempre con ánimos de mejorar en todos los aspectos que se propongan e incluso en cuestiones muy presunciosas llegamos a decir que queremos un cambio radical, algo que muchas veces sabemos es imposible o bien nuestras ideas no están centradas a la realidad. Sin embargo, ese es el planteamiento.
¿Pero sucede lo mismo en la política y en los problemas que a diario nos aquejan? para eso hay que ser críticos de la situación que vive el país y, en primer lugar, entender que los problemas sociales que se viven a diario y que tratamos de resolver, están sujetos a su naturaleza y tienen un origen, pero estos están reflejados en la sociedad, es decir, del conjunto de personas situadas en un lugar, aun cuando nuestro pensamiento se encuentre aislado en un solo problema (solo mío), es decir, mientras nosotros creemos que son únicos e individuales, estos no lo son.
Así como hemos reflexionado y nos hemos puesto como propósito mejorar en muchos aspectos de nuestra vida, eso mismo debería pasar con la política que se vive en el país, pero no sucede. Alguna vez nos hemos cuestionado si hemos avanzado o seguimos en ese aparente cambio que cada tres, cuatro y seis años nos prometen o seguimos estancados sufriendo los mismos problemas que los gobiernos no han sabido solucionar o que no quieren hacerlo porque sienten que no les compete y no les afecta.
En los últimos años, hemos sido testigos infalibles de que los cambios en la política no han sido los mejores, pues hoy los datos estadísticos de fuentes confiables que se encargan de analizar la situación económica y social del país, como el Inegi y el Coneval, señalan que existe un aumento considerable en la inseguridad, la pobreza, la desigualdad, y una serie de problemas que influyen en la vida de cada uno de los mexicanos.
A pesar de eso, seguimos escuchando del gobierno actual un discurso tergiversado, engañoso, que presume de aparentes cambios en el país, que ahora estamos mejor que con los gobiernos anteriores; producto de esta arenga ahora acaparan en todo el país 20 estados donde gobierna Morena como una aparente democracia, pero en la realidad y los hechos esto no asegura en nada un cambio en favor de la gente, muy por el contrario, la situación es cada vez más preocupante.
Tan solo en las ultimas noticias, ha sido tema nacional el estado de Zacatecas, claro que sí, gobernado por el partido Morena, donde la inseguridad se ha disparado con una ola de violencia, secuestros y matanza a manos de grupos delincuenciales que buscan a toda costa hacerse de las plazas y el poder; Michoacán, tambien gobernado por Morena, y que por años ha sufrido por la inseguridad de grupos delictivos que por igual pelean su lugar y poder.
Oaxaca, tambien pintado de color guindo con una extenuante pobreza que hace muchos años se ha acentuado en el estado y de donde le es imposible salir, además de que es la población más humilde la que más sufre.
La Ciudad de México tambien gobernado por Morena y donde la polémica no se ha dejado esperar, por el accidente más fatal de la historia en la línea 12 del Metro y las más recientes en la Línea 3, pero es claro que eso tampoco es importante y necesario resolver y menos sacar a relucir a los culpables, pues ya Andrés Manuel López Obrador ve a Claudia Sheinbaum como la próxima sucesora del puesto morenista.
A pesar de los gobiernos y de los cambios de colores en los últimos años, nuestro país sigue sufriendo los mismos problemas y es evidente que las políticas no son para favorecer al pueblo, pues es el que más sufre de primera mano todos los males que se producen en la sociedad donde impera el sistema de mercado; y hasta el momento tampoco existe un plan de cambio para mejorar las políticas y ofrecer a los mexicanos una sociedad con un sistema económico que dé más oportunidades para mejorar su situación, pues es en la pobreza de donde los problemas emergen.
Este año 2023 tampoco se pronostica un cambio definitivo y sustancial en la política. Hoy no nos queda otra opción más que la organización y la lucha: contra el sistema económico que predomina y por la construcción de un gobierno del pueblo trabajador.
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