Las lluvias que se han registrado en el último mes han sido muy beneficiosas para el campo y la ciudad. Todos recordamos aquellos meses donde el calor era insoportable y las noticias cada vez más críticas anunciaban el terrible día Cero, fecha en la que prácticamente nos quedaríamos sin agua.
Afortunadamente, y muy a tiempo, por obra de la naturaleza y de la divinidad (como luego dicen), fueron posibles las lluvias en abundancia que aumentaron los niveles de agua en las presas que abastecen gran parte de las poblaciones urbanas.
En el caso de Tamaulipas, se estima que el aumento en casos de dengue sea de un 600 %; algo intolerable en tiempos donde gobierna la 4T, pues se sobreentiende que hoy estamos “mejor que antes”.
Este evento natural fue grandioso para todos. Los cerros, después de meses de estar en sequía, se habían tornado amarillentos y pálidos, síntoma de que algo no andaba muy bien con la naturaleza y signo de que, con cualquier chispa, encendería la pólvora que ahí se concentraba, provocada por la intensa sequía de los años anteriores. Hoy el panorama es completamente distinto.
Los cerros volvieron a reverdecer, los colores verde oscuro volvieron, e incluso aparecieron unas franjas amarillentas; dicen que puede ser que algunos árboles estuvieran floreciendo allá en lo alto.
Los ríos, que antes estaban completamente secos, volvieron a llevar una corriente extraordinaria, pues llevaban años sin una sola gota de agua. Las cascadas volvieron a hacer acto de presencia.
Fuimos testigos de lo grandioso que puede ser la naturaleza, pero también es un recordatorio de lo que puede hacer si no se le cuida.
Todo fue bueno y sigue siendo bueno, salvo las últimas cifras preocupantes que ha dado a conocer la Secretaría de Salud, porque las lluvias también han provocado el aumento de maleza y, con ello, el criadero del mosquito Aedes aegypti, conocido como el mosquito “hogareño” por sus hábitos domiciliarios, que es causante de la enfermedad del dengue.
La situación se torna preocupante una vez que se revisan los casos elevados de la enfermedad en los distintos estados de la república mexicana, con casos registrados con una alta incidencia de mortalidad.
De acuerdo con el reporte epidemiológico de la Secretaría de Salud, en la semana epidemiológica 28, Tamaulipas ha acumulado 220 casos de dengue, de los cuales cinco fueron considerados de gravedad, cifra que contrasta con los 42 padecimientos registrados en esa misma semana el año pasado.
Las cifras todavía no son elevadas como en el caso del vecino estado de Veracruz, pero es importante que las autoridades de los tres niveles tomen cartas en el asunto y actúen de forma prioritaria ante el problema.
En el caso de Tamaulipas, se estima que el aumento sea de un 600 %; algo intolerable en tiempos donde gobierna la 4T, pues se sobreentiende que hoy estamos “mejor que antes”.
En los hechos sabemos que las cosas poco han cambiado y que poco cambiarán en favor del pueblo trabajador, que son quienes siempre pagan con sangre las grandes tragedias que enfrenta nuestro país.
Es necesario entonces exigir que realmente se atiendan los problemas de los hospitales públicos, que se les dote de los insumos necesarios para que puedan atender a los pacientes, y que se realicen campañas de fumigación y concientización a la ciudadanía para evitar la proliferación del mosquito.
Hacen falta muchas cosas y por eso debemos y tenemos la obligación de exigir a los gobiernos que actúen en consecuencia, que actúen para salvaguardar la salud y la vida de todos los mexicanos.
No hacerlo así, estaremos contribuyendo a una cultura de conformidad, que tarde o temprano cobrará factura al pueblo trabajador. Todavía estamos a tiempo de prevenir; después será tarde y lamentaremos no haberlo hecho. Al tiempo.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario