Me gustaría comenzar comentando e informando sobre el avance, logros, aciertos y reconocimientos de la educación en Tamaulipas. Pero la realidad no me lo permite. No puedo, estadísticamente, mencionar un reconocimiento que pueda demostrar que las reformas educativas aplicadas hayan permitido erradicar los problemas en la educación, no sólo de Tamaulipas, sino del país; son escasas.
Cada partido político que logra obtener el triunfo en las elecciones “democráticas” hace creer a la población que tiene el remedio para todos los males que los aquejan. Aplican proyectos de mejoras de carreteras, calles y pavimentación en algunas zonas, alumbrado público, aplican pintura en áreas verdes, deportivas y de recreación, entregan becas (insuficientes), útiles y uniformes escolares —que no alcanzan a resolver las necesidades de la mayoría—.
Colonos, campesinos, padres de familia, maestros y estudiantes, a través de sus organizaciones como el Movimiento Antorchista Nacional, llevan tiempo enfrentando el problema del rezago educativo.
Lo mismo sucede cuando aplican reformas educativas, rechazando las anteriores y dándoles un enfoque diferente, pero al ser aplicadas sólo satisfacen las necesidades de la demanda de los capitalistas: crear obreros que lean instrucciones y puedan manipular una máquina.
No ha existido una reforma educativa que en verdad pueda resolver el problema de raíz, no ha existido un partido político en el poder que en verdad voltee a ver a su pueblo y los males que padece.
Las reformas educativas se centran en la manera de cómo el docente debe desarrollar su clase, cómo debe evaluar, modifican asignaturas, manipulan la relación alumno-maestro, etcétera, y se olvidan de lo realmente importante: brindar las condiciones fundamentales para que el educando logre desarrollarse integralmente.
Hace falta capacitación docente, infraestructura: laboratorio de física-química y tecnologías, biblioteca, butacas, condiciones climáticas, comedor, instalaciones y material deportivo, instrumentos y materiales para cultura y arte (banda de guerra, danza, poesía, canto, oratoria, pintura), condiciones que le permitan elevar su capacidad para que una vez concluidos sus máximos estudios, se convierta en un ser funcional dentro de su sociedad, involucrándose en la mejora y superación de esta.
Tamaulipas tiene un virus que no se puede curar aplicando una vacuna: tiene un enorme rezago educativo. La pandemia trajo no sólo una enorme pérdida de vidas humanas, también acrecentó la desigualdad, llevando a la pobreza y pobreza extrema a familias, impidiendo que jóvenes en edad de estudiar no lo pudieran hacer y ahora se dedican a trabajar, olvidando su educación.
En el año 2022, en Tamaulipas, cuando empezaba a disminuir el riesgo de contagio del virus que provocó la enfermedad del covid-19, el 15 % de adolescentes no concluyó la secundaria y sólo tres de cada diez terminaron el nivel medio superior (Expreso.press, 25 de septiembre del 2022).
El regreso a clases no ha podido alcanzar los niveles de aprendizaje de los educandos, la modalidad “en línea” provocó estragos, ya que gran parte de los alumnos en los diferentes niveles educativos no contaba con la herramienta (internet, celular o computadora) que les permitiera tomar clases.
Colonos, campesinos, padres de familia, maestros y estudiantes, a través de sus organizaciones como el Movimiento Antorchista Nacional, llevan tiempo enfrentando el problema con la lucha organizada: logrando la apertura de escuelas donde se necesitaban, exigiendo que no haya ningún cobro de colegiaturas, aperturando o construyendo albergues, casas de estudiantes, etcétera.
Siendo los estudiantes los más afectados, se han organizado en la Federación Nacional Estudiantil Revolucionaria Rafael Ramírez (FNERRR) y desde la pandemia no han dejado de exigir a nivel nacional y estatal el apoyo a dichas escuelas, a sus maestros del Cobat 23 y a las casas de estudiantes “General y Profesor Alberto Carrera Torres”.
Pero la respuesta ha sido un sorprendente recorte al gasto educativo en el Presupuesto de Egresos Federal, que dificulta aún más la posibilidad de educarse.
Aun así y con carencias, los jóvenes del Cobat 23 y de las casas de estudiantes “General y Profesor Alberto Carrera Torres” en Tamaulipas luchan para salir adelante y concluir sus estudios, realizando actividades económicas como colectas, rifas, vendimias para apoyar a su plantel y a las casas estudiantiles, solventar gastos personales como pasajes, alimentación, material escolar, etcétera.
Guiados por docentes que se preocupan por su aprendizaje y conscientes de que la educación es la mejor herramienta para poder mejorar la realidad, despiertan la conciencia de los alumnos, demostrándoles que existe la posibilidad de cambiar las condiciones de vida, no sólo de ellos, sino también de todo ser humano que anhela una mejor manera de vivir, pero que no llegará a través de la espera y de discursos prometedores, sino por la lucha de cada uno de ellos y haciéndoles saber que su formación académica es el principio de su transformación.
Por ello, quiero hacer un reconocimiento desde esta tribuna y exhortar a los jóvenes y compañeros maestros del Cobat 23 a seguir luchando, pues su esfuerzo y entrega es el cimiento que permitirá la construcción de un mejor Tamaulipas y un mejor país. Al tiempo.
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