En tanto los michoacanos y los mexicanos en general, nos mantengamos dentro de la pesadilla de la covid-19 insistiré en sumarme, con mi granito de arena, a la denuncia de la tragedia que vivimos los mexicanos y sobre todos los mexicanos de más escasos recursos. Me quedo corto al calificar de tragedia el mal epidemiológico que nos aqueja; pues con las cifras de más de dos millones trescientos mil contagios y más de 187 mil muertes, debemos llamarle la “mega tragedia mexicana”, que inevitablemente con su llegada agravó la “mega crisis económica” en México y, sobre todo, por la forma indiferente en que el Gobierno de la 4T de López Obrador, enfrentó la pandemia y que hoy, se encuentra fuera de control.
En aras de una mayor claridad, diré que morenstein, es el gran monstruo en que se ha convertido la mayoría calificada de la 4T, en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, por sus acuerdos en agravio de los pobres de México y beneplácito de los intereses económicos y políticos de quien les hace sentir su deseo más íntimo para que lo materialicen, obsecuentemente, al interior del recinto legislativo; el titular del Poder Ejecutivo, licenciado Andrés Manuel López Obrador. Esta obsecuencia de la mayoría calificada, del poder legislativo, para con el poder ejecutivo, una consecuencia que surge, más que del principio de la democracia mexicana, que establece la irrestricta autonomía entre los tres poderes, del sentimiento entremezclado de agradecimiento y temor para con el que se siente artífice del proyecto político de Morena y por lo tanto del gobierno de la 4T; mesías, quien exige obediencia ciega por ser su creador.
Consciente de que los mexicanos tienen memoria de la pesadilla que han vivido en los más de dos años de gobierno de la 4T, con crisis económica, sanitaria, de inseguridad, alimentaria, laboral, educativa y a últimas fechas, emocional, entre otras, precisaremos las acciones más demoledoras que morenstein ha impuesto al interior de la Cámara de Diputados y las que se propone imponer en un futuro inmediato. Así, tenemos:
1) La aprobación de los injustos e inhumanos recortes del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), de los ejercicios fiscales 2020 y 2021; en donde gravemente se canceló el Ramo 23, que fortalecía la aplicación de obras y servicios básicos; y apoyo de vivienda, para los mexicanos de escasos recursos de la ciudad y el campo. Últimamente, el recorte de apoyo al campo hasta del 45 por ciento del monto aplicado en gobiernos anteriores y que gradualmente se vino incrementando (19 mil mdp en 2019 y 23 mil mdp en 2020) sucesivamente. También, se canceló la partida para apoyar los programas a favor de los indocumentados; mexicanos que quedaron desprotegidos y abandonados a su suerte, no obstante que el presidente hace alarde de que sus remesas son la columna principal de la economía mexicana. No programaron recursos para fortalecer la tan criticada estructura sanitaria que señalaron como verdadera zona de desastre, ni para el ejercicio fiscal 2020 y mucho menos para el ejercicio 2021, con una pandemia fuera de control que requería la compra inmediata de pruebas masivas que pararían la cadena de contagios y vacunas; con un Insabi que nunca inicio su funcionamiento en la primera semana del mes de diciembre del 2020 y, mucho menos, como una estructura sanitaria de primer mundo, al nivel de Dinamarca, como se comprometió el presidente López Obrador a nivel nacional.
2) La desaparición de los 109 fideicomisos con un monto de más de 86 mil mdp, en donde rápidamente la realidad hizo notar la incorrecta desaparición de los mismos, pues fue claro el abandono de los tabasqueños por más de dos meses en plena inundación y sin la ayuda del gobierno federal al no haber recursos de apoyo inmediato que llegaba cuando estaba vigente el Fondo Nacional de Desastres Naturales, Fonden.
3) En la mira del gobierno de la 4T, de López Obrador, se encuentra la eliminación de los organismos autónomos de la democracia mexicana; objetivo que obstinadamente viene promoviendo en sus mañaneras. Estos organismos autónomos son aquellas entidades que tienen un régimen especial y autonomía propia prevista directamente por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, dada la especialidad de sus funciones. Estos organismos especializados, no dependen de ningún poder del Estado; dicho más popularmente, no dependen de los caprichos de los políticos en turno y que rinden cuentas a la ciudadanía, ante todo, independientemente de la alternancia política en el Estado mexicano, estos organismos son un contrapeso del mismo y no pertenecen a ninguno de los tres poderes, pero forman parte de éste y, de ahí su importancia. El INE, entre 200 organismos, es donde el presidente cree tener una piedra en el zapato con el consejero electoral Lorenzo Córdova Vianello, pues no cuenta con su obsecuencia para el proceso electoral del 2021.
Ante la innegable tragedia nacional en que vivimos los mexicanos, la materia económica, sanitaria y de violencia desatada; se requiere aguzar el ingenio, para detectar la verdad de todo lo que se nos afirma, ya no se diga en estos tiempos electorales con una elección intermedia a la vuelta de la esquina. Urge comprobar la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace, pues, cuando una persona en los hechos hace todo lo contrario de lo que afirma, se lo proponga conscientemente o no, estará engañando con sofismas a quien pretende convencer y, así, podemos afirmar que los hechos, al interior de la Cámara de Diputados, de la mayoría calificada de la 4T, hablan por sí solos y que le confirma a los mexicanos, un día sí y otro también, que con la bandera de la austeridad republicana y con el pretexto del combate a la corrupción, se disminuye el gasto, se centraliza y se le da uso electoral; todo esto, en agravio de los pobres de México, que son los que sufren las más graves consecuencias. Si, aún hay quien lo dude, ahí están los 10 millones de mexicanos que se incorporarán a la pobreza extrema, que son los olvidados del gobierno.
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