MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

NEM: esencia del pensamiento de la 4T

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El tema de los planes y programas de estudio han sido objeto de conversación nacional. Parte de la crítica que se hace a la Nueva Escuela Mexicana (NEM) tiene que ver con dos grandes líneas de argumentación, bastante confusas: la ideológica y la pedagógica. Debido a que ni la misma Secretaría de Educación Pública (SEP) las ha podido explicar completamente y a que las detracciones han sido muy diversas, en este texto, me propongo aclarar lo que, en mi opinión, está en el centro de la narrativa ideológica-pedagógica de la 4T, término eufemístico acuñado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Para entender esta narrativa, hay que tomar en cuenta que con la educación se persiguen dos grandes propósitos: 1) transmitir la cultura de una nación y formar a los futuros ciudadanos y 2) enseñarles a los jóvenes una manera de entender al país y al mundo, concientizarlos de los problemas que los aquejan y visualizar sus posibles soluciones. El primer propósito se fundamenta en los principios pedagógicos y el segundo en los ideológicos.

Hay que decir que la NEM tiene una visión del mundo muy distinta a la de los anteriores gobiernos, por ello enfatiza mucho la parte ideológica (hacia donde apunta la educación) y menos la parte pedagógica (la manera de lograrlo). El cuatroteísmo parte de las siguientes premisas ideológicas: 1) a lo largo de los siglos se ha impuesto la visión del mundo de los conquistadores, en detrimento de los conquistados, 2) se han colonizado a los países, tanto material como epistemológicamente (lo que incluye valores, actitudes y aspiraciones), 3) la colonización ha desvalorizado la cultura, los saberes y prácticas sociales, así como los intereses de las clases sociales más vulnerables: indígenas, marginados, discapacitados, etc. Esto ha ocasionado que los modelos educativos pasados hayan favorecido según ellos, entre otros: 1) la visión empresarial de la educación, 2) los intereses de la iniciativa privada, 3) los valores del individualismo y las aspiraciones personales, 4) el desarrollo de competencia y no de cooperación, 4) la evaluación del aprendizaje sobre los procesos de enseñanza, 5) la segmentación de conocimientos y no su integración y 6) la desvinculación de los contenidos educativos de las problemáticas sociales. En síntesis, para la SEP todo lo realizado en el pasado en materia educativa ha tenido el sello neoliberal, que ha dañado mucho al país y que es imperativo cambiar.

En consecuencia, la NEM propone una pedagogía acorde con esta visión del mundo: una pedagogía crítica (al estilo de Paulo Freire), que impulse: 1) un pensamiento comunitario versus uno individualista; 2) una conciencia crítica contra una conformista; 3) un conocimiento integracionista contra uno reduccionista; 4) un conocimiento que revalore los saberes autóctonos y comunitarios contra uno que sólo se base en el conocimiento científico; 5) uno que tome en cuenta las necesidades de la comunidad contra uno que sea ajeno a ellas; 6) uno que se adapte a las condiciones del contexto de la comunidad (particular a cada contexto) versus uno nacional que aspire lograr metas comunes (y estandarizadas).

Por ello, el planteamiento pedagógico de la NEM cambia los siguientes aspectos: 1) la enseñanza centrada en el estudiante (individualismo) por la del grupo (comunidades de aprendizaje), 2) el salón de clases (ajeno a la comunidad), como el ámbito del proceso enseñanza-aprendizaje, por el espacio social externo a la escuela (cercano a los problemas sociales), 3) las asignaturas, como las matemáticas (modelo reduccionista), por campos temáticos que integran distintos saberes (multidisciplinaria), 4) los procesos de enseñanza teóricos (desvinculados de la realidad) por la enseñanza centrada en proyectos (de las comunidades) y 5) la evaluación que certifica el aprendizaje (al final del ciclo escolar) por una que sirva solo para retroalimentar al estudiante (durante el proceso educativo) y no para calificarlo.

En síntesis, en lo ideológico, la NEM representa la esencia del pensamiento de la 4T. A quienes están de acuerdo con éste, se les considera buenos ciudadanos, defensores de la patria e interesados en defender a las clases más desprotegidas, serafines que se están adaptando al nuevo modelo a implementar próximamente. A quienes están en contra, o acaso han osado cuestionar ¿cómo le vamos a hacer? ¿Con qué recursos o materiales? ¿Quiénes pagarán a los instructores de educación física o a los psicólogos o enfermeras? Se les identifica como defensores de las clases más privilegiadas y, por lo tanto, traidores a la patria. Porque si me permiten y estamos de acuerdo, está muy bien el qué, ¿pero y el cómo?

Finalmente, el planteamiento pedagógico cuatroteísta es congruente con su fundamento ideológico, pero desgraciadamente no se basa en evidencias científicas, como las ciencias cognitivas, la psicología del aprendizaje ni las neurociencias. Tampoco se basa en prácticas exitosas de otros países o si las hubiera, las condiciones son completamente distintas, en todos, absolutamente en todos los sentidos, empezando por la forma de gobierno. Se trata más bien de un planteamiento ecléctico, ocurrente e improvisado en el que lo ideológico se impone a lo pedagógico.

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