Hace 50 años en Tecomatlán, Puebla, municipio enclavado en la baja Mixteca, un reducido grupo de no más de 30 personas entre profesionistas y campesinos encabezado por el joven ingeniero Aquiles Córdova Morán, egresado de la Universidad Autónoma Chapingo y originario de ese lugar, acordaron organizarse y luchar, para sacar al pueblo de la terrible condición de pobreza y rezago social, económico y político, en el que se encontraban sus pobladores.
Con ese noble propósito, esa treintena de valientes y su prometeico líder, se echaron a cuestas la titánica tarea de organizar a los campesinos para llevar desarrollo y progreso a Tecomatlán, que para 1974, carecía prácticamente de todo, incluso hasta de la posibilidad de elegir a sus propias autoridades. Así nace Antorcha Campesina.
La lucha organizada del Movimiento Antorchista le cambió el rostro a miles de comunidades y colonias a lo largo y ancho del país
Esta organización, “surge como un intento de organizar a los verdaderos productores, a los campesinos que realmente trabajan la tierra para buscar caminos de desarrollo que permitieran mejorar las condiciones de vida, de educación, de salubridad, de alimentación, de vivienda, de comunicaciones e incluso de recreo, que son derechos de los campesinos”, (Aquiles Córdova Morán, Revista Momento 13/03/1986).
Pronto los frutos del trabajo organizado de Antorcha, mostraron a otros pueblos el camino a seguir, la llama del antorchismo se extendió no solamente a más comunidades del estado, sino a todas las entidades federativas; otros sectores de la sociedad se involucraron en la lucha: trabajadores de la ciudad, amas de casa, obreros, pequeños emprendedores, comerciantes, profesionistas, estudiantes, entre otros; lo que originó la creación de un movimiento genuinamente popular. Hoy todos ellos constituyen el Movimiento Antorchista Nacional.
Desde Baja California a Yucatán la consigna fue una: ¡Luchar contra la pobreza! Buscar el mejoramiento de las condiciones materiales, sociales y políticas de la gente pobre y constituirse una gran expresión política del pueblo, que buscara conquistar el poder político por la vía legal, democrática y pacífica, procurando siempre una distribución más equitativa del ingreso nacional.
Para lograr esos cambios, se hizo necesario, además de organizar y luchar con las masas, educarlas, para que sean ellas quienes impulsen, sostengan y desarrollen el cambio que se necesita.
También para obtener éxito en esta ingente tarea y luchar verdaderamente contra la desigualdad, la marginación, el menosprecio social hacia los grupos marginados, se hizo necesario, no depender de padrinos políticos o del sistema establecido para financiar esta lucha, y podemos decir con orgullo, que la actividad organizativa de Antorcha se sostiene de las aportaciones de sus integrantes, de colectas públicas, actividades económicas y de algunos negocios legalmente establecidos, atendidos y administrados honradamente por antorchistas.
Así, la lucha organizada del Movimiento Antorchista le cambió el rostro a miles de comunidades y colonias a lo largo y ancho del país: formó cientos de colonias para el establecimiento de familias pobres, gestionó y logró la instalación de escuelas de distintos niveles educativos, hospitales y clínicas rurales; la construcción de miles de acciones de vivienda, aguas potables, electrificaciones, pavimentaciones de calles, parques, unidades deportivas, fuentes de empleo, etc., particularmente, en municipios enteros donde gobierna y/o ha gobernado, como Tecomatlán y Huitzilan de Serdán en el estado de Puebla o como Chimalhuacán e Ixtapaluca en el Estado de México.
Pero sin duda, el mayor logro de Antorcha es haberse constituido en un Movimiento Nacional integrado por mexicanos educados, que conocen sus derechos, los problemas de su país y que creen que la solución planteada por su organización para erradicar la pobreza, es la correcta y están dispuestos a luchar por esos objetivos de alcance nacional para beneficio de todos los mexicanos.
Los antorchistas aspiramos a crear un país nuevo, un país diferente. Queremos un México sin pobreza ni desigualdad y con oportunidades para todos, para eso se necesita que el pueblo educado y organizado tome el poder político, para que de una vez por todas se pueda erradicar la pobreza que lacera la vida de millones de mexicanos.
A 50 años de distancia podemos asegurar que el reducido grupo de fundadores del antorchismo, guiado firme, valiente e inteligentemente por el maestro Aquiles Córdova Morán (como lo llamamos con cariño los antorchistas) que se lanzaron a lo que parecía una aventura sin futuro, se han convertido en más de dos millones y medio de mexicanos que, con su lucha y unidad, reafirman que la propuesta política de Antorcha es viable para acabar con la pobreza en nuestro país, es decir, una política que redistribuya la riqueza, con la implementación de una política fiscal progresiva, reorientación del gasto social hacia las clases menos favorecidas, creación de empleos para todos y que se mejore el salario de los mexicanos.
La senda recorrida por Antorcha estos 50 años, comprueba que, como afirma Roque Dalton en sus hermosísimos versos de su poema Canción de vida: “En la lucha social también los grandes ríos, nacen de los pequeños ojos de agua, caminan mucho más y crecen hasta llegar al mar. En la lucha social también por la semilla se llega al fruto, al árbol, al infinito bosque que el viento hará cantar.”
Este 2024 Antorcha cumple 50 años de lucha contra la pobreza y ya no es un puñado de valientes, es un Movimiento Nacional que se convirtió en una verdadera alternativa política, para hacer de México un país próspero, rico, pero sobre todo justo para todos sus hijos.
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