Pasadas las elecciones del 6 de junio y después de varias semanas de estar escuchando los mismos discursos demagógicos y sin contenido de siempre, de la inmensa mayoría de los candidatos; los mexicanos, y en particular los hidalguenses, antes, durante y después de la contienda electoral, hemos sido testigos y víctimas del desdén, el desprecio y hasta la inquina de los distintos niveles de gobierno, destacadamente del que encabeza el licenciado Omar Fayad Meneses y muchos de los alcaldes. Prueba de ello, son las manifestaciones de diversos sectores de la población entre los que destacan las feministas, habitantes de San Salvador y de Atotonilco, grupos de policías inconformes, bloqueo de carreteras por pobladores a quienes no les han cumplido lo que les prometieron en campaña como los de Santa Mónica en Tenango de Doria y el pueblo organizado en las filas del Movimiento Antorchista Hidalguense, quienes mantienen un plantón pacífico a las afueras de palacio de gobierno desde hace más de dos semanas. En todos los casos, el reclamo es respeto a sus derechos y solución a demandas de carácter prioritario como son: agua potable, construcción de centros de salud y espacios educativos, pavimentación de caminos, apoyo alimentario con maíz para consumo humano y despensas, así como apoyos para ampliar y mejorar la vivienda de miles de familias que viven en condición precaria, pago de salarios a maestros y restitución de los apoyos a cinco albergues estudiantiles indígenas, a varios de los cuales hasta el servicio de energía eléctrica les ha sido suspendido desde que inicio la pandemia, dificultando así cumplir cabalmente con las exigencias de la modalidad de clases a distancia impuesta por la crisis sanitaria que ha cobrado ya miles de muertes y millones de contagios. En algunos municipios de la sierra otomí-tepehua como Tenango de Doria y Huehuetla, varias comunidades y cientos de familias siguen esperando que les cumplan las promesas que les hicieron en la pasada campaña para elegir los 84 ayuntamientos del estado. A muchos gobernantes en funciones y otros recientemente electos, se les olvida que la gente no come votos ni democracia; se les olvida que la gente necesita comer, calzar, vestir, curarse cuando se enferma y recibir educación de calidad así como contar con un empleo seguro y bien remunerado que le garantice el sustento diario de su familia.
En el gobierno que encabeza Omar Fayad Meneses llama la atención que no sólo se ignore y se trate con desprecio y burla a sus gobernados, sino que incluso se les reprima con la policía disparándole balas de goma y lanzándole gases lacrimógenos como ocurrió el pasado 1 de junio y que costo decenas de heridos y la muerte, días después, de un campesino. O se violente el estado de derecho, despojando (con el apoyo de incondicionales a su servicio) a 500 familias indígenas en Huejutla, de un predio destinado para construir vivienda. Ignorando todos estos sucesos, indigna leer en la cuenta oficial de Twitter del señor gobernador, lo siguiente:
“Desde el inicio de mi gobierno hemos privilegiado el dialogo y la negociación ante cualquier demanda social por encima de la fuerza pública. Estoy convencido de que la administración pública debe ir siempre acompañada de la participación responsable de la comunidad”.
Si como afirma el señor gobernador de que en su gobierno se privilegia el dialogo y la negociación cabría entonces preguntarle ¿Y porque en lugar de atender y resolver las demandas legítimas de sus gobernados, se les ignora y en algunos casos hasta se les reprime con la policía? ¿Qué no es su obligación y responsabilidad garantizar que se respete el estado de derecho? ¿Qué las demandas de los inconformes no son demandas sociales que de resolverse, mejorarían la calidad de vida de miles de familias? “La participación responsable de la comunidad” de la que habla el señor gobernador, no sólo depende de la ciudadanía en general, sino de la respuesta y el ejemplo que le pongan sus gobernantes. Recomiendan responsabilidad al ciudadano común, cuando los gobernantes son los primeros en vulnerar los derechos de sus gobernados y violar la Constitución que juramentaron respetar y hacer cumplir. Más congruencia entre el decir y el hacer señores gobernantes, menos discursos demagógicos y menos cinismo y más soluciones concretas a sus problemas es lo que demanda la población.
Las manifestaciones son la respuesta a la sordera e indolencia con que actúan los gobiernos en sus tres niveles y son por tanto, estos mismos gobiernos, los únicos responsables; sino quieren que los ciudadanos indefensos salgan a manifestar su inconformidad a las calles, si les incomoda la denuncia pública y la permanencia de plantones a las afueras de sus cómodas oficinas, entonces atiendan y resuelvan sus demandas teniendo así la oportunidad de oro para probar los intereses políticos obscuros de los que suelen hablar los gobernantes como Omar Fayad, para ocultar su falta de responsabilidad y justificar incluso la represión como la ocurrida recientemente afuera de palacio. Nada justifica la política de oídos sordos y mucho menos el uso de la fuerza pública para reprimir -y asesinar incluso- a ciudadanos indefensos, que sólo ejercen su derecho constitucional de libre manifestación y petición.
En el caso particular de los hidalguenses organizados en las filas del Movimiento Antorchista, sólo conviene recordarle al señor gobernador que la petición de audiencia y solución a sus justas y legítimas demandas; no fueron planteadas en la “antesala de las elecciones pasadas”, como afirma en su mensaje en Twitter, ambas peticiones han sido planteadas desde el inicio de su administración, incluso se han fijado fechas precisas, se han adquirido compromisos que no han sido respetados hasta ahora, con la “participación responsable” de su gobierno. Todos los días, desde que se instaló el plantón a fines del mes de mayo, comisiones de las distintas regiones del estado, incluida la capital, acuden en forma pacífica, respetuosa y responsable a las puertas de palacio a reiterar su petición de audiencia y solución a sus demandas. Esto es lo que nos lleva a pensar que lo escrito por usted en su cuenta de Twitter es sólo campaña mediática, es sólo un discurso demagógico más de los que la población empieza a cansarse como lo muestran, hasta cierto punto, los resultados de la más reciente elección. ¿Esta será la tendencia y la tónica en las elecciones para gobernador del próximo año? El tiempo, que todo lo descubre, sabrá darnos la respuesta.
Mientras tanto, la pobreza sigue creciendo y profundizándose, por lo que la lucha seguirá su curso aunque los gobernantes intenten ocultarla y/o maquillarla con cifras y datos falsos y campañas mediáticas para embellecer su imagen y prestigio.
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