El capitalismo suele presentarse como garante y defensor de la propiedad, sin embargo, ha sido uno de los modos de producción que más ha despojado en la historia de la humanidad, así lo confirma Marx en el capítulo XXIV de su obra El Capital, publicada en 1867, donde analiza el proceso de acumulación orginaria vía el despojo de las tierras a los campesinos, a través de la violencia y argucias de todo tipo, con lo cual dio paso a un empobrecimiento de los campesinos y una creciente migración forzada, conviertiéndose en fuerza de trabajo, en proletarios. Sin embargo, la sed de apropiación y acumulación, si bien inició en el campo, se trasladó, posteriormente, a los grandes centro de población: las ciudades.
Por ello, en el Capitalismo actual, las ciudades juegan un papel estratégico, es allí donde a través del neoliberalismo y la globalización -las dos caras del capitalismo-, se desarrolla un proceso de reestructuración económica a escala global, esto es así, porque las ciudades se convierten en los centros de producción económica -industria y sector servicio, principalmente-, ya que las ventajas que ofrecen a los capitales son idóneas, pues les sirven como eslabones de la gran cadena capitalista, que exige la movilidad de sus mercancías, lo cual es posible con la participación activa de las autoridades gubernamentales, que brindan y otorgan todas las condiciones para gestionar procesos de urbanización a barrios antiguos o zonas específicas, encaminadas a convertirlas en un espacio comerciable y, por tanto, de obtención de ganancias.
Pero no solo consiste en la transformación de espacios antiguos en zonas comerciales, sino, además, lleva consigo la sustitución y el desplazamiento de la población originaria, para dar lugar a grupos de clase media con mayor poder adquisitivo, a todo este proceso se le denomina gentrificación, término acuñado en 1963 por Ruth Glass, sociológa marxista, quien estudió la transformación que sufrían barrios obreros en el East End, una zona de Londres, en Reino Unido, concluyendo que una pequeña nobleza (eso significa gentry en las islas británicas) se había apropiado de esas porciones de ciudades, despojando a obreros y sus familias.
La gentrificación también se ha hecho en México, a pesar del capitalismo dependiente que funciona, llegando a diversas ciudadades que gozan de una arquitectura colonial atractiva para la comercialización, tal es el caso de la capital de Oaxaca, donde barrios como Xochimilco -fundado en 1486 por los mexicas, cuyo nombre náhuatl quiere decir, campo de flores-, y Jalatlaco -también del náhuatl, que significa barranca de arena-, han ido transformando su bella arquitectura colonial para ir creando una zona comercial atractiva a la clase media nacional y extranjera, despojando a los habitantes oriundos de dichos asentamientos, esto ha generado diversas manifestaciones que denuncian dicho apropiación, así podemos leer: “Por primera vez la comunidad de Oaxaca salió a las calles a exponer las afectaciones que reciben a causa de la gentrificación, el incremento de los precios en rentas y los cambios en su contexto urbano que favorecen a los extranjeros. En un acto de hartazgo la comunidad partió del centro histórico provocando destrozos y visibilizando su lucha. Los manifestantes se lanzaron con piedras y martillos contra inmuebles que han sustituido sitios históricos; rompieron cristales y tiraron puertas de franquicias y zonas comerciales denunciando que esta producción ha socavado sus actividades y estilo de vida en una jornada que marcó el inicio de febrero de 2024 (www.heraldodemexico.com.mx, 4 de febrero de 2024).
A dichas manifestaciones, las autoridades gubernamentales reaccionaron con la detención de personas, que fueron liberadas posteriormente, sin embargo, fueron señaladas por el gobernador del estado como ahuyentadores de los extranjeros y turistas, que vienen “cordialmente” a generar derrama económica que beneficia a los oaxaqueños, la prensa recogió sus dichos: “Ayer, el gobernador justificó las detenciones, descalificó los objetivos de la movilización y condenó que se trató de “una protesta racista” porque alimentaba el odio en contra de extranjeros y turistas porque entre las pintas se leían mensajes como “pinches blancos”. […] “No hay simpatía de la población con estas causas. El odio y el racismo no es una causa, no tiene cabida en nuestro estado”, dijo el gobernador, quien evidenció que desconoce cómo opera el racismo y que no existen condiciones estructurales de desigualdad y desventaja para que los extranjeros puedan ser víctimas de racismo de parte de los oaxaqueños, y por tanto no existe como tal el racismo inverso (www.oaxaca.eluniversal.com.mx, 30 de enero de 2024).
Como se ve, la gentrificación es una manifestación económica propia del sistema de producción capitalista, que en su afan de ganancia arrasa con las costumbres, tradiciones, historia y cultura, de todo aquello que le resulte un obstáculo para sus fines, por ello, aunque no coincidamos con las formas de protesta que utilizaron los grupos de manifestantes, es necesario denunciar dicha situación, ya que la coalición, como se señala líneas arriba, entre los grupos empresariales y el gobierno es tal, que la gentrificación avanza cada vez a pasos más agintados, expulsando a sus habitantes originales a las periferias, crean así los cinturones de pobreza y marginación, y a quien se oponga los gobiernos, como el de Oaxaca, los reprime, por tanto, el Movimiento Antorchista, que durante sus cincuenta años de existencia ha venido estudiando el desarrollo de la historia en su lucha de clases, podemos afirmar que el fenómeno de la gentrificación al ser parte del capitalismo, se terminará cuando el sistema económico cambie, por ello, urge una transformación de raíz, un cambio de modelo económico, uno que anteponga la repartición de la riqueza social antes que la acumulación y el afán de ganancia, que se preocupe por las mayorías, por eso invitamos a todos los grupos sociales de bien, para unirnos y crear esa fuerza social y política que logre tal cambio, por nuestra parte, en eso trabajamos.
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