Como consecuencia del discurso presidencial permanentemente agresivo contra la oposición y que no menguó (como se esperaba con las limitantes que establecen las disposiciones legales en la materia), sino que se acentuó contra toda legalidad durante el periodo electoral, de manera que hasta hubo un reconocimiento expreso del mandatario federal, de que sí intervino en las elecciones, con pronunciamientos, propaganda abierta y hasta con expedientes legales; esa cuestión repercutió en el ánimo de todos los partidarios del morenismo en todos los rincones del país.
Todos sabemos que antes, durante y después de su realización, la jornada electoral pasada, estuvo marcada por la violencia. Muchos analistas, afirman que fue una descarada elección de Estado, y no es para menos. La inducción y el condicionamiento del voto por parte de los “servidores de la nación” y la abierta campaña de compra de votos por líderes y funcionarios identificados con el partido oficial fueron el pan de cada día.
Mientras que, según la opinión de Témoris Grecko el pasado 3 de junio: “Las campañas electorales en México han sido las más violentas desde que tenemos registro, de acuerdo con datos de consultoras como Etellekt. Hasta el 1 de junio, se han cometido 89 homicidios de políticos, de los cuales 35 han sido aspirantes a un cargo. Se han registrado también 782 agresiones a 737 víctimas, quienes han sufrido secuestros, golpizas, amenazas y otras violencias.” (https://www.washingtonpost.
Todo lo anterior viene a colación por lo siguiente: en consonancia con la política de calumnias, insultos y denostaciones promovidas desde palacio nacional para atacar a opositores políticos, en todo el país los morenistas se han arrogado el derecho de atacar, difamar y vilipendiar de todas las maneras posibles a todo aquél que no cuente con su simpatía, sin importar que sus palabras sean una abierta contravención a la realidad y, así mismo fue en Huitzilan de Serdán.
La historia, compendiadora de las mejores y peores experiencias de la humanidad, nos da el claro ejemplo de lo que sucede a un ataque mediático o de denostación. Según el Museo de la Memoria y la Tolerancia: “Los nazis crearon una de las campañas de propaganda masiva más efectivas de la historia para convencer al pueblo alemán de sus teorías raciales. Entre 1933 y 1938, los nazis transformaron a la sociedad alemana: erradicaron la democracia, establecieron un estado policial, suprimieron la libertad de expresión y toda oposición política.” (https://www.myt.org.mx/), cuestión que conllevó a la masacre contra judíos y otras minorías. Y más recientemente, las campañas mediáticas de los norteamericanos contra países del Oriente Medio que sirvieron de pretexto para saquear Agfanistan, Irak, Libia, entre otros.
También la historia nacional tiene pruebas que apostar sobre el ataque mediático, por ejemplo, con Zapata (el Atila del Sur) y lo que hemos sufrido los antorchistas cada que se gesta ese tipo de agresiones contra nuestros compañeros de cualquier parte del país. ¿Cuál es la idea? Preparar la opinión pública para que toda agresión directa quede “justificada” ante los ojos de la gente.
Por ello, la intención principal de mi modesto escrito no es el de convencer a los pocos pero muy rabiosos “usuarios” de las redes sociales que se hacen pasar por jóvenes (varios de ellos con perfiles falsos y cuentas anónimas) y que han desatado una campaña de agresiones muy violentas en contra de la persona del Ing. Aquiles Córdova Morán, dirigente del antorchismo nacional; de los dirigentes antorchistas de Huitzilan de Serdán; del profesor Josué Elías Velázquez Bonilla, legítimo presidente electo (con más del 51% de la votación total de los pasados comicios) y de algunos compañeros de lucha menos conocidos.
No pretendo convencer a dichos “usuarios”, cuya falta de valor civil y fines aviesos, los llevan a esconderse en el anonimato, quiénes formulan acusaciones de todo tipo, diciendo que el profesor Josué prometió cuestiones que no cumplirá (sin esgrimir alguna prueba al respecto a tales promesas); diciendo que hubo compra de votos sin elementos que acrediten dichas afirmaciones; difamando a una compañera fotógrafa sólo por ejercer la fotografía y haciendo todo tipo comentarios vanos y venales; porque esas “personas” (si es que se les puede llamar así) persiguen un fin más allá de sus calumnias y difamaciones, quizá buscan crear inestabilidad política, con miras a justificar la violencia física que persigan en contra de cualquier antorchista de los que agreden.
No hay que olvidar que fue en el contexto de una confrontación promovida por el cacicazgo, unido a un “cura” fanático y algunos facinerosos contra el pueblo huitzilteco, denigrando al entonces presidente municipal, que se cometió el cobarde crimen que cobró la vida de uno de los mejores hijos de este sufrido pueblo de Huitzilan, el licenciado Manuel Hernández Pasión, en cuya administración, figuraba como regidor de educación el hoy presidente electo, legítimo continuador, por tanto de la obra de aquél gran líder natural.
Por todo lo anterior, es lógico pensar que el fin avieso que pretenden los que hoy virulentamente han iniciado una serie de ataques en las redes sociales, denigrando y amenazando soterrada y abiertamente a los antes mencionados no es lo que ha quedado en esas páginas. Pareciera que han lanzado a una jauría de perros persiguiendo una presa, pero quien los azuza es el cazador de siempre: el cacicazgo que se resiste a renunciar a su antiguo dominio y no quiere, por tanto, dejar al pueblo de Huitzilan, elegir libremente su destino.
De todos modos, aunque no halle eco en ellos, llamo a dichos “usuarios” de Facebook y a sus padrinos (los caciques, hoy incrustados en morena), que se expresen con argumentos, sin denostaciones ni amenazas si es que quieren debate y son partidarios de la democracia. Y hago del conocimiento público el hecho de que hemos ido recopilando por todos los medios, los elementos para en caso necesario proceder por la vía judicial, buscando, esencialmente proteger la integridad de nuestros compañeros. Y llamamos a los líderes cuerdos de Morena a que le digan a tales seguidores que eviten promover la violencia, al tiempo que solicito a las autoridades correspondientes, eviten una probable agresión física violenta contra el antorchismo huitzilteco y el presidente electo.
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