Puebla atraviesa gravísimos problemas sociales: inseguridad, pobreza, desempleo, violencia, marginación, colapso del sistema de salud, pueblos sin agua, sin drenaje, sin luz, sin pavimento, etc. Problemas que no son nuevos, pero que hoy se han agudizado gracias a la nula acción gubernamental.
Desgraciadamente a la larga lista de males que aqueja a los poblanos se ha sumado la pandemia que ha cobrado la vida de cerca de 9 mil personas, según datos oficiales recientes.
Ante este panorama desolador, distintas voces de la sociedad civil han manifestado su repudio en contra del gobernador Miguel Barbosa por su incapacidad para hacer frente a estos problemas; sin embargo, al inquilino de Casa Aguayo parece no importarle en lo más mínimo, ya que lejos de corregir el rumbo e instrumentar políticas públicas que resuelvan las exigencias populares, está ocupado en sus pugnas contra actores de partidos políticos, también con su incesante acoso contra la comunidad estudiantil de la BUAP y su rector, ahuyentando a la clase empresarial, amedrentando a policías del estado que lo denunciaron por pésimas condiciones laborales, ilegitimando la lucha feminista y sus métodos, reprimiendo a periodistas que lo cuestionan en sus conferencias, atacando y persiguiendo a organizaciones sociales desde la fiscalía del estado e incluso peleándose por el poder con gente de su mismo partido.
Recientes encuestas colocaron a Barbosa como el peor Gobierno estatal del país, ya que ocupa el vergonzoso lugar 32 de la lista. Más específicamente: 82.8 por ciento de los poblanos encuestados desconfían de Miguel Barbosa, el 82.1 por ciento desaprueban su gestión, el 82.4 por ciento no ha recibido ningún apoyo gubernamental, etc.
Es decir, poco más de año y medio ha bastado para que los poblanos estén decepcionados de su gestión al frente del estado. Por ello, los poblanos agraviados y abandonados deben organizarse y aprovechar las próximas elecciones para colocar en el poder a verdaderos representantes populares, que defiendan sus derechos e intereses, también para hacerle frente a los abusos de poder de Miguel Barbosa y obligarlo que cumpla sus promesas. Es necesario e impostergable.
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