Pavoneándose como siempre, el presidente de la República anunció que en nuestro país había menos pobres, celebrando los resultados del Índice de Medición Multidimensional de la Pobreza 2022 que presentó el pasado jueves 10 de agosto el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). “Hay menos pobreza y menos desigualdad en nuestro país. Esto es un gran logro. Ese es el objetivo principal de cualquier gobierno: lograr la justicia y la felicidad del pueblo”, dijo en su ya conocida mañanera.
La alegría del mandatario es que, según él, en su administración se ha dado una disminución de la pobreza y la desigualdad de manera histórica”, porque los datos del Coneval se “complementan” con los de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) del Inegi, pues de acuerdo con los datos del Coneval, 8.9 millones de mexicanos salieron de la pobreza de 2020 a 2022, y el porcentaje pasó de 43.9 por ciento a 36.3 por ciento.
El presidente se atreve a asegurar también que en el país hay menos hambre. “Así como baja la pobreza, la gente tiene más alimentos que antes, considerablemente más”, aseguró al tiempo de señalar que 5.1 millones de personas tienen mejor alimentación y la seguridad alimentaria pasó de 57.8por ciento a 66.1 por ciento.
Este resultado es realmente engañoso, porque después de la pandemia muchas personas quedaron endeudadas, provocando con ello que los integrantes de una familia en posibilidades de trabajar así lo hicieran y por ende los ingresos tuvieron que aumentar, pero para pagar deudas; además hay que considerar que no fue mucho lo que pudo haber ingresado.
No hace falta viajar por el país para darse cuenta el nivel de pobreza que existe: en cada uno de los estados hay pobreza. Es obvio que a un gobernante no le conviene que esto se diga, pero a nivel nacional hay carencias, hay colonias que no tienen agua, drenaje, luz eléctrica, sus calles no están pavimentadas, sus caminos en mal estado…
Por otro lado, en el recuento que realiza la encuesta nacional de ingreso y gasto de los hogares es la suma de todos los ingresos y no sólo de las personas que están considerados dentro de la categoría de pobreza o pobreza extrema. Por lo tanto, ante un aumento de ingresos para una familia que debe, se presentará un gasto mayor, pero esto no quiere decir que haya dejado de ser pobre; sin embargo, alguien que quiere sacar provecho de estos resultados, lo hará.
No hace falta viajar por el país para darse cuenta el nivel de pobreza que existe: en cada uno de los estados hay pobreza. Es obvio que a un gobernante no le conviene que esto se diga, pero a nivel nacional hay carencias, hay colonias que no tienen agua, drenaje, luz eléctrica, sus calles no están pavimentadas, sus caminos en mal estado, los servicios médicos han sido restringidos, hay carencia de medicinas en los hospitales públicos; entonces, ¿cómo una persona va a dejar de ser pobre si trabaja más, pero para pagar deudas que como bien sabemos dejó la pandemia?
No se duda que ese aumento en el ingreso y por ende aumento en el gasto se haya hecho presente en algunos hogares, pero de eso a que dejen de ser pobres. Además, ni para decir que tenemos la cultura del ahorro, no porque uno no quiera, sino porque realmente los ingresos no alcanzan, “como que algo no cuadra” diría un influencer conocido. Por eso no debemos dejarnos engañar, los pobres siguen siendo pobres, solamente recordemos, el también festejado aumento de las remesas que se celebró hace algún tiempo, esa ya conocida “caravana con sombrero ajeno”.
Además, está la paradoja de que ya somos menos pobres, pero carecemos de un buen servicio de salud, o con un nivel educativo bajo, ¿qué dirán los de Dinamarca? Que somos menos pobres pero enfermos, o que somos pobres pero ignorantes. Para dejar de ser pobres el nivel de satisfacción de la vida de cada individuo tiene que cambiar y en nuestro país eso aún no se ha dado, pero si alguien cuestiona esto, dirá el ejecutivo que está en contra, que son neoliberales, traidores a la patria, porque él tiene otros datos. Ya vienen las elecciones y debemos acordarnos de que utilizarán ese argumento, y de seguro habrá quien lo llegue a creer, aunque tenga que salir a pedirle prestado al vecino para comer.
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