Cuando se presentan cifras diferentes a la realidad que se está viviendo en México, se incurre en una grave mentira que no contribuye de ninguna forma a resolver los problemas, tal como ha sucedido con el caso de los desaparecidos, con estadísticas gubernamentales muy por debajo de las que se han presentado por parte de las organizaciones dedicadas a localizarlos.
De acuerdo con los colectivos mexicanos conformados por madres que buscan a sus hijos, esposas y demás familiares que tratan de localizar en dónde han quedado sus seres amados después de que no regresaron a casa, se afirma que los datos que ha dado en ese sentido el gobierno de la cuarta transformación distan mucho de la realidad ya que son el doble de lo que han presentado.
10 mil 64 personas desaparecieron entre mayo 2022 y mayo 2023, el récord de López Obrador, que ya supera a las administraciones de Calderón y Peña Nieto.
Recientemente, en la "mañanera" del presidente Andrés Manuel López Obrador, la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, reveló las estadísticas sobre el número de personas desaparecidas en México, refiriendo que hay oficialmente 99 mil 729 personas en proceso de búsqueda en el país.
A pesar de que esa cifra presentada por el Gobierno federal es espantosa, resulta de mayor gravedad el hecho de que los casos de desapariciones forzadas en México sean el doble de lo que está mostrando la funcionaria federal, situación que demuestra que están "maquillando" el problema que se les ha escapado de las manos.
Porque los casos dados de baja del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) como resultado de una pretendida actualización "casa por casa" son superados en más del doble por la cantidad de altas en el mismo período, es decir, reportes de nuevos casos de desaparición, lo que haría imposible una reducción masiva de la cifra global.
El Gobierno morenista decidió implementar el "censo casa por casa" de personas desaparecidas, instrucción que tenía como antecedente el entonces subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, de un programa de búsqueda en vida mediante el cruce de bases de datos de trámites de salud y civiles, donde alrededor de doce estados informaron las cifras totales, mientras que algunos desconocieron el "censo" o actualización del registro, y otros pretextaron no contar con la información.
Además de las veinte entidades que desconocieron la actualización del registro o negaron la información, de las doce que sí proporcionaron las cifras globales, prácticamente la mayoría argumentó que las pruebas documentales donde consta el número de indicios recibidos, visitas realizadas e identificaciones positivas son confidenciales por contener datos personales, y descartaron entregarlas incluso en su versión pública.
Cabe recordar que el pasado 23 de agosto, tras la presencia más protagónica de la Secretaría de Bienestar, que instruyó a finales de julio el presidente Andrés Manuel López Obrador, la excomisionada nacional de Búsqueda, Karla Quintana, presentó su renuncia porque la actualización o "censo" ya no se estaba llevando a cabo por autoridades especializadas y su intención no era obtener la mejor información posible, sino reducir la cifra total de personas desaparecidas.
Ella hizo énfasis en que hasta su renuncia, había una trazabilidad para la baja de registros, es decir, sólo la podían llevar a cabo autoridades buscadoras, mediante firma electrónica y conforme a la ley.
Después de maquillar las cifras de desaparecidos en México, hace días, López Obrador recibió una visita inesperada en el Palacio Nacional: se trataba de Ceci Flores, la activista y líder del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, que acudió a ese lugar —a la casa del mandatario mexicano— para hacerle entrega de una pala, con la que ha buscado a sus hijos, urgiéndolo a que se hiciera cargo de todos los desaparecidos en el país, pero las puertas de Palacio Nacional no se abrieron para ella.
Ella expresó que no debería tener ese objeto en sus manos y tampoco tuvo que haberse utilizado en las fosas clandestinas en las que ha tocado los huesos de diferentes personas con reportes de desaparición.
“Vine a tocar las puertas de Palacio donde habita López Obrador para entregarle la pala con la que busco a mis hijos. Esta pala nunca debió estar en mis manos, ni debió sentir los huesos romperse de los cuerpos que ha desenterrado. Tome el mando, presidente, hágase cargo de los desaparecidos”, colocó Ceci Flores en su publicación de redes sociales.
Flores aseguró que ella debía envejecer al lado de sus hijos, no en desiertos en los que se esconden cuerpos de personas:
“Esta pala debió usarse para hacer los surcos donde se siembran semillas; esa ropa debió ser lo que le quitara el frío a nuestros hijos y no una señal de que encontramos un cuerpo; esta madre debió hacerse vieja rodeada de sus hijos y no rodeada de desiertos que esconden cuerpos”.
Es evidente que la estrategia del Gobierno federal para atender este problema ha fallado pues baste recordar a 10 mil 64 personas desaparecidas durante el periodo de mayo de 2022 a mayo de 2023 que marcó el récord más alto en las cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas durante el Gobierno de López Obrador, superando a las registradas en las administraciones de Calderón y Peña Nieto.
Y así, mientras las cifras se siguen "maquillando" por la 4T, en México una persona desaparece cada hora, proporción que va en aumento bajo el pretexto de quien dice “tener otros datos” en su alforja.
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