MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los planes de la OTAN para impedir la consolidación del mundo multipolar

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El 29 y 30 de junio se realizó en Madrid, España, la Cumbre de jefes de Estado de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), la alianza militar suscrita por 30 países (en su mayoría europeos), comandada y dirigida por los Estados Unidos, para defender sus intereses económicos y afianzar su dominación mundial.

Las conclusiones de la Cumbre quedaron plasmadas en un documento titulado Concepto Estratégico de Madrid, en la cual refrendaron el carácter guerrerista, antidemocrático, monopolista y expoliador de la alianza militar al servicio del imperialismo estadounidense y su deseo de aniquilar a quienes considera los obstáculos principales para hacerse del control total de los recursos naturales y humanos del planeta: Rusia y China.

Ante la evidente incapacidad de la OTAN de obtener una victoria sobre Rusia en el conflicto de Ucrania, los atlantistas se disponen a multiplicar por 7 la presencia de tropas armadas en Europa como antesala de lo que denominaron “combates de guerra contra competidores iguales con armas nucleares”, es decir, una guerra contra Rusia y China; al mismo tiempo en que refrendaron el acuerdo de elevar el gasto militar de los países miembros de la alianza hasta el 2 por ciento de su Producto Interno Bruto. Lo que supone realizar preparativos bélicos que ponen en grave riesgo la frágil paz del planeta y la supervivencia de la especie humana.

En el Concepto Estratégico de Madrid se deja muy claro que el imperialismo se prepara para realizar una militarización total “de la producción, la distribución, el comercio y la comunicación” que pretende tener una cobertura global para hacer frente “a la consolidación de dos bloques geopolíticos y una subsecuente reconfiguración de las relaciones internacionales”.

En los 22 puntos que conforman el Concepto Estratégico “se consigna la necesidad de enfrentar las amenazas cibernéticas, espaciales, híbridas y asimétricas, y al uso malicioso de tecnologías emergentes y disruptivas. También señala la necesidad de combatir las prácticas comerciales de sus adversarios y/o enemigos, y define nuevas áreas de incumbencia como la energía y las migraciones –incorporadas en el punto 6 del documento– como dimensiones de tratamiento militar. Todas las esferas de la vida pasan a estar militarizadas en operaciones de alta intensidad y multidominio”. (rebelión.org, 05 de julio)

Es elocuente la incorporación de las olas migratorias como un asunto de carácter bélico, porque retrata el carácter expoliador del imperialismo norteamericano y sus aliados, que por décadas han sido los responsables del saqueo de los recursos naturales y de la explotación de la mano de obra barata de los países empobrecidos del hemisferio sur, así como de la implantación de políticas económicas que han ensanchado la brecha de desigualdad en ellos y que han dado como resultado el pauperismo de millones de seres humanos que al migrar tratan de huir de sus pésimas condiciones, y que ahora las superpotencias planean contener violentamente, como ya ocurrió en Melilla, España hace unas semanas.
 
Para justificar su existencia, la OTAN siempre ha utilizado la mentira y la manipulación de la opinión pública. Ahora, ha lanzado todo su poder mediático y económico para debilitar a Rusia y China, presentándolos como los nuevos villanos de la humanidad, justificando así su existencia y sus operaciones militares.

Rusia es un país inmenso, cuyo territorio ocupa una octava parte de la superficie terrestre, lleno de recursos naturales y relativamente poco poblado (apenas 150 millones de habitantes, poco más que en México que tiene mucho menos territorio); sus líderes han declarado en innumerables ocasiones que no tienen ninguna intención de expandirse. Incluso ahora mismo en Ucrania, su operación se ha limitado a tomar control de la zona del Donbass, de población mayoritariamente rusa, a destruir las bases militares de la OTAN y ha desnazificar el territorio, tal como lo anunciaron. Ciertamente los rusos son poseedores del arsenal bélico más grande y sofisticado del planeta y de la mayor cantidad de bombas nucleares, como herencia del periodo soviético, lo que supone una amenaza a los planes de dominación total estadounidense.

China, por otro lado, ha tenido un crecimiento económico importante, su modelo económico que combina la planificación estratégica centralizada y la economía de mercado, el control estatal sobre la infraestructura monetaria y la participación de la empresa privada, le ha permitido alcanzar la cima del mundo en desarrollo científico y tecnológico, esto es lo que le preocupa particularmente al imperialismo; pero su modelo económico también les ha permitido sacar a más de 800 millones de chinos de la pobreza. China ha sido el primer país del planeta en declararse libre de pobreza extrema. Y cada vez más países abren sus puertas a proyectos de cooperación y desarrollo en conjunto con los chinos, al tiempo en que la nación asiática afianza su presencia en el mundo como una superpotencia económica, que no militar.

Sin embargo, lo que más le preocupa al imperialismo norteamericano es que se conozca en el mundo el nuevo paradigma de cooperación internacional que proponen Rusia y China y que ha sido sintetizado en la declaración conjunta que lanzaron los presidentes de estos países en febrero de 2022, en la cual pugnan por el respeto a la soberanía de todas las naciones, se oponen a los intentos de dominación de unas pocas superpotencias sobre el resto de naciones, rechazan la expansión militar de la OTAN y sus planes para iniciar una nueva guerra fría y refrendan su compromiso para colaborar en el desarrollo económico, político y social de un mundo multipolar, de desarrollo compartido y sostenible, que beneficie igualmente a todos los pueblos de la tierra. La declaración completa puede ser consultada en la siguiente liga: (http://en.Kremlin.ru/suplement/5770

Así, mientras que Rusia y China, pugnan por el desarrollo de un mundo en el que se dejen de explotar los recursos y a la población de los países menos desarrollados y pobres; el imperialismo norteamericano y sus lacayos europeos se disponen a llevar la guerra hasta sus últimas consecuencias, promoviendo una mayor militarización de todas las esferas de la vida de su población. Con las pésimas consecuencias que esto acarreará para los trabajadores de estos países, pero también para los de menos desarrollo, como es el caso de México.

“Las consecuencias sociales y económicas de la militarización de la sociedad que prometieron EE. UU. y sus aliados en la cumbre de la OTAN son incalculables. En todos los países, el gasto en salud pública e infraestructura social va a ser destruido para hacer disponibles recursos para la guerra. Los costes de la guerra se van a imponer a la clase trabajadora mediante el desmantelamiento de los programas sociales y la exigencia de que los trabajadores acepten una reducción de sus salarios reales en nombre del interés nacional”. (wsws.org, 4 de julio de 2022)

Las clases trabajadoras de todo el mundo deben saberlo. Los humildes de la tierra deben tener claro que mientras el hambre, las enfermedades, la inseguridad, el desempleo y los bajos salarios avanzan como plagas sobre el planeta, los líderes del mundo occidental, comandados por Estados Unidos preparan una conflagración mundial para defender los intereses de un puñado de megamillonarios que se han adueñado de la riqueza del planeta, a costa del saqueo de recursos naturales y de la explotación de los obreros y campesinos de los países más pobres. No hay que dejarnos engañar por los cantos de sirena de quienes, consciente o tontamente, apoyan estos planes de dominación mundial.
 

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