Tendría alguna preocupación o reacción el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuando se enteró, si es que lo leyó o le pasaron el reporte sus iluminados asesores, de los resultados del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), donde se detalla que los pobres en México cada vez son más, casi 71 millones, sinónimo de que sus políticas sociales no son las correctas para abatir la desigualdad social, lo que tampoco conseguirá regalando dinero.
No creo que a López Obrador le quite el sueño esos datos, para nada. El presidente continúa en su México perfecto, el de la 4T, donde no hay avances en ningún rubro y por el contrario se han desplomado las actividades productivas, de generación de empleos, donde se anuncian obras faraónicas aun cuando van en contra de toda lógica en su construcción y costo, y donde los pobres, al parecer, dejaron de existir al menos en el mundo magnífico del mandatario tabasqueño.
Terminar con la corrupción es la meta presidencial, la del gobierno autonombrado de la Cuarta Transformación, es el ideal de López Obrador, lo demás queda relegado a segundo término y ahí se encuentra el bienestar de los compatriotas que hoy, según datos del Coneval, están por debajo de la Línea de Pobreza por Ingresos, es decir no ganan lo necesario para alimentarse y alimentar a sus familias.
Corrupción también es acceder a un cargo y no hacer lo necesario para cumplir al pueblo. Lamentablemente López Obrador, por perseguir su ideal ha dejado en el abandono a los mexicanos más necesitados, a los que viven en las colonias y barrios pobres de México, los que no tienen empleo, los que del diario arriesgan la vida por salir a las calles a conseguir el alimento para dar a sus familias, o bien que no tienen internet en sus viviendas y que están condenados, los niños y jóvenes, a estancarse en materia educativa.
A López Obrador le preocupa más perseguir su ideal de 4T que el aumento de entre 8.9 y 9.8 millones de mexicanos con un ingreso inferior a la Línea de Pobreza por Ingresos y que están siendo vapuleados por la crisis de covid-19.
Hace algunos días, el Coneval, organismo público que mide la pobreza en el país, presentó su Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (IEPDS) 2020, cuyo escenario pesimista calcula 70.9 millones de pobres por ingreso, o sea el 56.7 por ciento de la población.
No creo que al presidente le preocupe el aumento paulatino de mexicanos en ese escenario, el de la pobreza, pues de 2018, en el que 61.1 millones de mexicanos ganaban por debajo de la línea de pobreza, lo que representaba 48.8% del total de habitantes, se pasó a los 70.9 millones.
Será que al de la frase "me canso ganso&rdquo, le preocupe que uno de cada cuatro mexicanos padezca ahora pobreza extrema por la falta de ingresos, por la falta de trabajo.
"México se encontraría ubicado como el cuarto país que vería acrecentar más el porcentaje de personas en situación de pobreza, incluso más que el promedio de la región, y el quinto que más aumentaría en pobreza extrema entre los países latinoamericanos&rdquo, revela el informe.
La pobreza que vive el país se explica en la contracción del 8.3 por ciento que se registró en 2020, su peor caída desde la Gran Depresión de 1932, con base en estadísticas preliminar del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El Coneval señaló que septiembre pasado cerró con una pobreza laboral de 44.5 por ciento frente a 35.7mpor ciento de abril, el primer mes de restricciones económicas por la pandemia.
Y si al presidente López Obrador no le habían informado de la crisis de desempleo que vive el país, el Coneval detalló un aumento de 3.4 por ciento a 5.2 por ciento en la desocupación registrada entre el primer y el tercer trimestre de 2020 y apuntó a la pérdida de 709 mil 211 empleos formales entre marzo y diciembre registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Este escenario de alerta al parecer no preocupa al presidente López Obrador, quien sigue en su idea de que con regalar dinero a cierto sector de la población soluciona la crisis que afecta a los más pobres, a los casi 71 millones de personas y sus familias.
Vivimos una grave crisis económica y de salud y desafortunadamente tenemos un presidente que no la percibe, por ello la sociedad tiene la oportunidad, en el venidero proceso electoral, de enmendar las cosas y sufragar para que, desde el Congreso de la Unión, personas comprometidas con el pueblo, enmienden el desastre legislativo que ha ordenado el presidente y se restauren leyes para frenar y disminuir la pobreza en México. López Obrador lo ha demostrado, no puede ni sabe gobernar.
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