El deterioro que se vive por las intensas temperaturas, producto del cambio climático y otros detonantes, ha causado estragos en uno de los sectores más importantes: el campo. Este sector es la parte fundamental para el cultivo de los alimentos necesarios para la conservación del ser humano. Sin embargo, en los últimos años la poca inversión que se realiza ha mermado su avance.
Se suma la falta de programas que incentiven la producción agrícola que es cada vez es menos, mientras que los campesinos están a expensas de pérdidas inminente y a la falta de cultivos debido a las sequías que se presenten en algunas regiones del norte del país. Tan sólo este año se anuncia una cruda crisis hídrica que afectará a la mayoría de los estados debido a la escasez de agua.
La sequía es ya una realidad que nos acecha y que poco a poco irá minando la productividad en el campo. Preocupa noticias sobre las dificultades que ahora enfrentan los productores, quienes incluso ya declararon cambiar la semilla de siembra, por una que resista los meses más severos de calor para evitar grandes pérdidas, y aguantar la falta de agua no sólo en las zonas de riego, sino también en la de temporal.
Mientras eso ocurre, se presenta uno de los eventos políticos más grandes e importantes para la prosperidad o desarrollo de nuestro país, las elecciones 2024. Este acontecimiento ha provocado el olvido de quienes deben velar por la prosperidad del país, dejando a su suerte y a expensas de los problemas que la sequía ya empieza a dejar a miles de campesinos que se quedaron sin cultivar sus tierras.
Es claro que le encomienda es otra. Repartir dinero a diestra y siniestra, para lograr a toda costa no perder el poder político que ahora goza el actual gobierno, pues todos sabemos que los cambios que prometió Andrés Manuel López obrador vienen con paso de tortuga y se refleja en los diferentes sectores que se han deteriorado por la falta de mantenimiento e inversión. Lo mismo ocurre con el campo, y se da debido a la falta de políticas públicas que realmente saquen al campo de su atraso, que lo impulsen en la tecnificación y en la aplicación de la ciencia para el cultivo y así llevar a explotar su productividad.
Las grandes inversiones que ahora se realizan es la compra de conciencias, porque el que paga manda o la frase muy celebre de “amor con amor se paga”, es con la entregan de dinero en tarjetas, que si analizamos un poco más a fondo estas no contribuyen a resolver los verdaderos problemas que enfrenta el país.
La sequía, es un fenómeno muy poco agradable que viene acompañado de grandes catástrofes y que sin duda siempre afectan los sectores de la población más vulnerable. La inversión que hace el gobierno federal al campo mexicano es muy poco, el presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2024 (PEF) asignó $74,110 millones de pesos al Ramo 08 (Agricultura y Desarrollo Rural), monto superior por $3,581 millones respecto al proporcionado al 2023. Sin embargo, tendrán prioridades los programas emblema como el reparto de fertilizante, precios de garantía, adquisición de leche nacional, producción para el bienestar, pero no se dice como se va a sobrellevar problemas como la sequía y cuál es la inversión en caso de pérdidas de ganado o de siembra de cultivos.
Lo más preocupante ahora son las zonas donde ya ha empezado a secarse las grandes presas y no existe un programa para recuperar, almacenar y tratar el agua de lluvia que se desperdicia, por ejemplo. En Reynosa, Tamaulipas anunciaron el primer dote de reces muertas debido a la falta de alimentación y agua, los ganaderos afectados señalaron que no existe apoyo por parte del gobierno para subsanar las pérdidas millonarias que enfrentan.
Aquí es determinante la participación de todos, pues existen temas que a todos nos afecta. Dejarlos a un lado conllevaría a desatar graves problemas que repercutirían en más de un sector de la población. Es necesario entonces exigir que los gobiernos cumplan con su parte que antes que perder el poder se ocupen por resolver los problemas del agua y enfrentar con inteligencia la sequía que ya está tocando las puertas.
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