Sorprendente, pero para el director de Caasim y algunas autoridades estatales, como el subsecretario Eduardo Medécigo, sí es un tema político; para dichos funcionarios la demanda y el enojo de miles de hidalguenses por la falta de agua potable en sus hogares no es un problema real, no existe; de acuerdo con su lógica, la necesidad apremiante de contar con el vital líquido en las viviendas es casi un invento, se trata de “politiquería” de todos los grupos de vecinos que han salido a protestar por la escasez de agua; es, desde su muy insensible punto de vista, acciones de “personajes manipuladores y chantajistas”.
Aunado a la escasez de agua en colonias y fraccionamientos de Pachuca y de su zona conurbada, los vecinos están enfrentando cobros excesivos de un servicio que, además, ni están recibiendo; asimismo sufren de la insensibilidad y la tozudez de las autoridades obligadas a garantizar a todo mexicano el derecho internacional al agua potable; dichas autoridades buscan argumentos baladíes para negar resolver el problema a los demandantes, como: “es problema que dejaron las administraciones pasadas”; no se les puede dotar de agua porque sus fraccionamientos no están “municipalizados” o sus colonias son irregulares.
Se da preferencia a las grandes empresas que utilizan una enorme cantidad de agua para elaborar sus productos, como es el caso de la Cervecería Modelo en Apan y las refresqueras.
Considero que deberían repasar un poco nuestra Carta Magna, donde están consignados, entre otros derechos y obligaciones, el de contar con agua en todas las viviendas; al respecto, el artículo 4º, párrafo seis, señala que: “Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho…”.
Si leemos con atención el mencionado artículo, ahí no nos dice que para poder tener el vital líquido en nuestros hogares, nuestras colonias o fraccionamientos deben estar “municipalizados” o ser totalmente “regulares”. Pero además, como lo hemos visto en la decena de protestas vecinales, muchas colonias que no presentan estos pretextos para poder recibir agua, tampoco tienen el servicio y también se les niega esa atención amable y expedita a la que están obligados los funcionarios públicos, quienes, además, consideran que atender es “recibirlos”, entablar “mesas de diálogo”, aunque no resuelvan absolutamente nada porque, de acuerdo con su ilógica “son problemas del pasado”, “no se los permite la ley”, “es un problema nacional”, etcétera, etcétera.
Y ciertamente, como lo he comentado en otras ocasiones, la sequía que padecemos se está presentando en todo el país y las causas también son conocidas, aunque no todas aceptadas por los funcionarios. Decía en colaboración anterior: “Es indudable que estamos ante una crisis hídrica: 60 % de los cuerpos de agua presentan algún grado de contaminación, 157 acuíferos están sobreexplotados, además de que 50 % del territorio ha perdido su cobertura vegetal original. Esos fenómenos, más el cambio climático, plantean un escenario de alteración del sistema hidrológico, alertó Fernando González Villarreal, coordinador Técnico de la Red del Agua UNAM y director del Centro Regional de Seguridad Hídrica de la Unesco. Y, ciertamente, el cambio climático, al que se echan casi todas las culpas, está afectando las precipitaciones y esto reduce la recarga de acuíferos y embalses, disminuyendo la disponibilidad de agua para consumo humano, agrícola e industrial”.
Lo que no aceptan los gobernantes es que el agua, como prácticamente todo en este sistema neoliberal, se ha convertido en una mercancía más y que su real sentir es que la tenga quien la pueda pagar, ignorando olímpicamente el derecho que tenemos como humanos a gozar de este preciado líquido, vital, es decir, de vida o muerte para cualquier ser vivo.
También en otras ocasiones he tenido la oportunidad de dar ejemplos de esta aseveración, verbigracia: “se da prioridad a surtir de agua al nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, y a cambio se dejan colonias completas de Pachuca y su zona conurbada sin el servicio”. Igualmente, se da preferencia a las grandes empresas que utilizan una enorme cantidad de agua para elaborar sus productos, como es el caso de la Cervecería Modelo en Apan y las refresqueras, así como las embotelladoras de agua.
La solución no se dará negando la realidad, ni con discursos mareadores ni calumniando ni haciéndole campaña negra a quienes encabezan a sus vecinos para ser escuchados por las autoridades y que sean resueltas sus demandas de escasez de agua, contra el incremento al precio del servicio y de las pipas que surten a aquellas colonias populares que hasta el día de hoy, en pleno siglo XXI, aún no cuentan con tan elemental prestación.
E insisto, no solamente es sequía, es saqueo por la iniciativa privada cobijada por la oficialidad. Por lo pronto, seguiremos insistiendo en atención y solución a tan justa demanda: ¡agua para todos!
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