Los que deberían llamar a una revocación de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador deben ser los ciudadanos inconformes con su gobierno, no él.
Pero resulta que él mismo fue el que solicitó y convocó la consulta para la revocación de mandato porque lo único que quiere es subir puntos en su juego ególatra para recuperar su popularidad que ha caído del 80 por ciento, que tuvo al inicio de su gestión, al 54 por ciento, y así favorecer al partido oficialista de Morena en las próximas elecciones de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas a celebrarse en junio de este año.
Muchos de los que saben sobre temas de comunicación política han mencionado que la comunicación del gobierno de AMLO busca ocultar los problemas por los que atraviesa el país debido al pésimo manejo que ha hecho de la economía, la cual ha generado una inflación del 7.29 por ciento, según datos del INEGI, y que es la más alta en 20 años, la cual ha desencadenado la subida generalizada de precios de la canasta básica y energético. Además de también generó crisis en salud y en violencia.
López Obrador ha intentado minimizar diversos escándalos de corrupción de sus colaboradores y familiares, como en el que se vio envuelto su hijo José Ramón López Beltrán por vivir en una casona de lujo en Houston, Texas, propiedad de un alto funcionario de una empresa petrolera extranjera que tiene concesiones multimillonarias con Petróleos Mexicanos (PEMEX), aprobadas para este sexenio.
Otro tema que se volvió viral hace unos días fue la venta de doraditas en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), lo que dejó en segundo término la improvisada inauguración de ese centro aeroportuario tan criticado, pero que tenía como objetivo que con esa obra se recuperaría la narrativa a favor del presidente, tratando de desviar la atención sobre los grandes problemas del país.
Al cabo de algún tiempo nos daremos cuenta acerca del verdadero funcionamiento de ese aeropuerto construido en Zumpango; el tiempo dirá si fue un éxito o un rotundo fracaso.
El próximo 10 de abril se llevará a cabo el ejercicio de revocación de mandato, en el que supuestamente se decidirá si López Obrador deja el cargo de presidente o concluye el periodo hasta 2024. Sin embargo, como dije al principio: esa consultta solo busca simpatías hacia el presidente y su partido pues, aunque perdiera la confianza del 40 por ciento de la lista nominal de electores, el señor no se iría porque la constitución garantiza que la ley no es retroactiva y cuando él entró a gobernar no existía esta recién aprobada reforma constitucional, o sea que ¡todo es un vil engaño.
Hace dos años se decía que la popularidad del presidente le daba para buscar una reelección, pero hoy se ve claramente que no le va a alcanzar para mandar en su propia sucesión, pues, aunque su imagen no se ha desplomado, sí se ve que seguirá a la baja.
La gente se está cansando de los gobiernos morenistas pero la solución no es ir a perder el tiempo en la supuesta revocación que es una verdadera farsa.
Estoy seguro de que, como pasó en la afamada consulta popular para enjuiciar a expresidentes, la cual sólo contó con un 8 por ciento de participación, de acuerdo con el INE, en esta nueva ocasión la mayoría del pueblo mexicano le volverá a hacer el vacío al presidente.
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