Durante ya más de tres años, desde que llegó al poder el actual gobierno de la cuarta transformación, se ha manejado un discurso demagógico que con ello para muchas les da una esperanza a aliviar su situación real en la que se encuentran y ellos son los que no pueden distinguir entre el discurso con la realidad, porque pareciera que con eso se podría acabar todos los males que sufre nuestro país. Se demuestra pues que, con el puro discurso de buenos deseos, la realidad no cambia y esta cruda realidad se ha manifestado de varias maneras, desde la caída drástica de la economía hasta cuando un familiar de un niño con cáncer se manifiesta, porque no hay medicina para curarse o hasta cuando una persona labora informalmente.
Además, con relación al hambre, desnutrición y seguridad alimentaria en México: el 23.5% de la población vive en pobreza alimentaria (CONEVAL 2022) y de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, existen 881,752 niños con desnutrición crónica en el país y la misma encuestadora menciona que en 2018, el 55.5% de los hogares en México se clasificaron en una de las categorías de la inseguridad alimentaria. En otros casos, durante el sexenio lopezobradorista el país con mayor violencia. Tan solo a la mitad de su mandato comparado con el sexenio de Peña Nieto, el número de asesinatos de periodistas rebasa un poco más de la mitad.
Está claro que la hipocresía y el cinismo sigue vigente y está a la orden del día por parte del gobierno federal, cuyo discurso de solidaridad, fraternidad, de primero los pobres, del derecho a la libertad de expresión, de que ya no hay corrupción, de que todo va bien, pero al mismo tiempo contribuye con sus acciones a la negación de los derechos básicos de los mexicanos. Es evidente que, a pesar de sus promesas, la mayoría del pueblo siguen estando sin ningún tipo de apoyo, ni una mejora en su economía. Lo único que ha sucedido, es cada vez más la concentración de la riqueza en unas pocas manos. Ahora, se hace de oídos sordos a los llamados de los miles de mexicanos que sufren alguna injusticia.
Ante estos males del país, si analizamos desde el punto de vista de que, el Estado mexicano es un Estado pobre, es cierto, a comparación con otros países. Los ingresos que recauda por impuestos hoy equivalen al 13.1% del PIB. Esta cantidad es muy baja para hacer frente a los problemas socioeconómicas que nos aquejan, como la falta de crecimiento y el número de mexicanos que viven en una situación de pobreza, el 43.9% en 2020 (CONEVAL, 2021). Es una cantidad muy baja, también, en comparación con lo que recauda otros países del mismo nivel de ingresos. En Brasil, Argentina y Sudáfrica recaudaron 33.1%, 28.7% y 26.2% de su PIB, respectivamente (OCDE, 2021). Sic. Sin fondos adicionales, no es posible financiar los servicios públicos de acceso al agua, drenaje, pavimentación, electrificación, salud y educación de calidad; pero, este tampoco es el caso, porque de por sí durante los años que lleva este sexenio no se ha destinado ni un solo peso para estas necesidades elementales. En donde sí se está destinando la mayor cantidad de recursos son en las obras máximas del presidente de la república: en la refinería de Dos Bocas, en el Aeropuerto de Santa Lucía y en el Tren Maya.
Para muchos, el gobierno de López Obrador era el primero que en décadas hubiera podido retar o romper de raíz la puesta en práctica de principios neoliberales en la economía mexicana. Sin embargo, el discurso de la 4T no se ha reflejado en los rincones del territorio mexicano. Para que se pudiera hacer realidad todo su discurso debería cambiar de acciones, primero, se debería de enfocar de reformar el sistema o la forma de pagar los impuestos para que sea un Estado fuerte y poderoso, no solo tratar de recuperar los recursos mediante estrategias de quienes evaden y eluden y permitir sus argumentos de defensa, de que sus tasas de ganancias son muy bajas, por eso no contribuyen.
Si fuese cierto que las políticas lopezobradorista están a favor de los que menos tienen, nunca permitiría el lema de SAT, que no es necesario aumentar impuestos, sino solo hacer que paguen los que no pagan, se refiere pues, a los que trabajan de manera informal; los que venden cualquier cosa en la calle para sobrevivir.
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