El doctor Jose Woldenberg, académico, investigador y ex consejero presidente de lo que fue el Instituto Federal Electoral (IFE) en los años 90, comenta sobre la andanada de ataques que ha recibido el Instituto Nacional Electoral (INE) por parte del Presidente de la República, el licenciado Andrés Manuel López Obrador. Preocupado porque jamás se habían presentado ataques semejantes, el INE había tenido conflictos con algunos partidos, pero jamás una ofensiva desde la Presidencia de la República, pero lo más grave es que esta guerra brutal carece de argumentos.
Aquellos precandidatos que no entregaron sus gastos de precampaña no podrán ser registrados, a algunos les puede parecer mal, pero eso dice la ley electoral, sino se aceptan las reglas del juego, se tiene que aplicar la infracción.
La inmensa mayoría de los precandidatos, entregaron sus gastos de precampaña, así lo señala el reglamento, ¿A quién le debe hacer caso el INE?, ¿a Morena?, ¿a López Obrador? o ¿a la Constitución? La respuesta es clara.
Las manifestaciones a las afueras de las oficinas del INE son un síntoma alarmante de la jugada del gobierno de la 4T, amenazar a los consejeros de violentar los domicilios de los consejeros del Instituto, por parte del presidente de morena Mario Delgado y de Félix Salgado Macedonio y aplicar su gastada treta de manejar fraude electoral si los resultados del 6 de junio no les favorecen.
Si Salgado Macedonio no es candidato no habrá elecciones en Guerrero, es una amenaza abierta, de la violencia verbal se pasa fácilmente a la violencia física y la fórmula le funciona, si no es él, entonces será su hija.
Las reglas que aplica el INE, fueron exigencias de la oposición que encabezó López Obrador, con motivo de la elección del 2012, la queja fue por los excesos en los gastos de campaña, la oposición se impuso y su propuesta ganó, aquellos candidatos que no entreguen gastos, perderán la candidatura, la regla es correcta si se aplica al oponente, pero si se aplica a los candidatos de morena es un atropello.
La construcción de una entidad autónoma electoral, que resuelva los conflictos poselectorales de manera imparcial, fue necesaria por la crisis electoral de 1988, la Secretaría Gobernación ante unas elecciones muy competidas demostró ser inviable para garantizar la confiabilidad y certidumbre en el proceso y en los resultados.
Por lo que en 1996 se acordó crear un Instituto electoral (IFE), se profesionalizó al personal y termina con la intervención de la Secretaría de Gobernación como encargada de organizar los procesos electorales, el resultado es una mayor confianza, la construcción de una institución autónoma que dé mayor certidumbre, ha sido un proceso largo y siempre perfectible, pero más cercano a un árbitro confiable, que aplique la ley y no tenga la presión de grupos de poder.
El Poder Ejecutivo, encabezado por el presidente de la República, debe saber coexistir con los poderes Legislativo y Judicial, además de convivir con las agrupaciones y organizaciones de todo tipo, pero su beligerancia ante toda crítica por sus yerros, su rechazo a convivir en un ambiente democrático, donde el poder debe estar vigilado y acotado por la academia, la prensa, las redes, los órganos autónomos, es no entender las funciones de una presidencia que garantice la labor democrática.
La crisis económica, aumento de la informalidad, incremento de la violencia, zonas devastadas, corrupción, pobreza y desigualdad en aumento, votaron por morena, necesitamos discernir que debemos reformar y qué cambiar, afinar.
Necesitamos defender el mecanismo democrático mexicano, que, con sus fallas, es el garante de la pluralidad, de nuestra diversidad, no puede haber un sólo partido, aniquilar al órgano autónomo electoral nos haría retroceder décadas, la democracia está en peligro y debemos defenderla.
La vía democrática, es la única que tenemos para emprender tareas de mayor calado como el combate a la pobreza y desigualdad, debemos derrotar al partido oficial, su mayoría en el Congreso es nociva para un desarrollo social, perdiendo la mayoría se verá obligado a llegar a acuerdos, y sobre todo los equilibrios necesarios para la salud política de México.
Este 6 de junio es el examen del Gobierno morenista, por sus resultados todo indica que saldrá con muy bajas calificaciones.
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