Este 28 de julio, en punto de las cinco de la tarde, los antorchistas de la capital quintanarroense y delegaciones del centro y norte del Estado nos reuniremos en la colonia “Fraternidad Antorchista” de Chetumal, para conmemorar con un emotivo evento político-cultural a nuestro mártir antorchista, Cristóbal Pilar Reyes, en el marco de su IV aniversario luctuoso.
Será un homenaje en el que honraremos su memoria y su ejemplo. Nuestro compañero fue un gran militante antorchista, abnegado y trabajador desde las trincheras, donde desde muy joven contribuyó a impulsar y a desarrollar las finanzas de la organización, y en Quintana Roo hizo su mejor esfuerzo.
Por las malas decisiones del presidente, nuestro compañero Cristóbal no murió víctima de una enfermedad, un accidente o forma natural: él murió, como miles de mexicanos, víctima de un sistema injusto y de una clase gobernante que privilegia sus intereses antes que resguardar la salud, la seguridad y la economía del pueblo.
Ya son cuatro años de su ausencia, y la concentración antorchista será también para refrendar nuestro compromiso con el Movimiento Antorchista, tal como lo hizo nuestro mártir hasta el último día de su vida.
Nuestro camarada, Cristóbal Pilar Reyes, luchó por una mejor sociedad, un mejor país y una mejor patria, y a eso entregó su vida. Por eso vale la pena homenajearlo. Los antorchistas y todos los mexicanos hemos de luchar juntos cada día y preservar nuestra unidad para seguir por el camino que nos ha indicado Antorcha: hacer de México un país más equitativo, más justo y con mejor distribución de la riqueza.
Asimismo, nuestro camarada fue un hombre bueno y amable que realizó la labor más loable y grande a la que puede aspirar un hombre: “fue hermano nuestro, de las causas justas que perseguimos los antorchistas, honrado, abnegado, luchador y siempre interesado por el bienestar de los pobres.
Por eso y más, el próximo 28 de julio honraremos su memoria porque se ganó la inmortalidad para nosotros, por eso lo recordaremos como si estuviera vivo entre nosotros, porque su ejemplo, sus ideas y su trabajo se quedarán para siempre en los recuerdos de los quintanarroenses y de todo el país.
Sin embargo, para el inquilino de Palacio Nacional, que ya está en la recta final de su administración, a escasos tres meses de que entregue la batuta de poder a la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, todo marcha “requetebién”.
Nos dicen que tenemos ya un buen sistema de salud pública, pero los mexicanos sabemos que eso es mentira. Desde luego, será uno de tantos males que el actual mandatario heredará a la próxima presidenta de la misma estirpe política.
Además, no hemos superado los problemas en economía, no hemos podido despegar de la crisis y mucho menos sabemos si este año alcanzaremos el 3.2 % de crecimiento. Y en salud, obviamente, aún no estamos a la altura del servicio médico del país escandinavo de Dinamarca, como se nos prometió.
Es decir, estamos todavía muy lejos de esa promesa de la “Cuarta Transformación”. En cinco años pasamos de 30 millones de desusados a más de 50 millones de mexicanos carentes de salud pública, en situaciones difíciles. La realidad es tremenda: nuestro sistema de salud aún sigue funcionando con serias deficiencias.
Precisamente, el padecimiento que condujo a que Cristóbal perdiera la vida no fue una enfermedad común. Se trató de un fatal virus, el covid-19, que por las irresponsables decisiones tomadas por el gobierno de la “Cuarta Transformación” no se logró controlar y erradicar, sino que, por el contrario, incrementó.
Ya queda poco tiempo para que concluya el mandato de Andrés Manuel López Obrador, y la salud en México está en situación precaria por falta de medicamentos y demanda de servicios que no son atendidos con la oportunidad debida. Ya se disipó la promesa de ofrecerle a todos los mexicanos un sistema de salud como el de Dinamarca y otros países nórdicos.
El Gobierno y sus séquitos en todos sus niveles conocen el problema de salud que enfrenta México; tan deficiente es el servicio de salud público que López Obrador prefiere ir a hospitales privados y exclusivos, y tampoco esos supuestos izquierdistas aduladores del gobierno del poder.
Estos simuladores de cuello blanco se atienden en los mejores hospitales de Estados Unidos y Europa, mientras los mexicanos, los de a pie, los millones de obreros enfermos, productores de riquezas, tienen que hacer fila desde la madrugada, y si no alcanzan las famosas “fichas”, son reprogramados hasta dos, tres o seis meses sin importarles la gravedad de la enfermedad, lo que demuestra la incapacidad médica y de infraestructura hospitalaria.
Sin duda, por las malas decisiones tomadas por el presidente de la república, nuestro compañero Cristóbal no murió víctima de una enfermedad común o de un accidente o de forma natural; él murió, como miles de mexicanos, víctima de un sistema injusto y de una clase gobernante que privilegia sus intereses políticos y electorales antes que vigilar y resguardar la salud, la seguridad y la economía del pueblo.
En consecuencia, tenemos un panorama verdaderamente desolador. Con el afán de “mejorar” el sistema de salud, López Obrador desapareció el Seguro Popular, argumentando que “ni era seguro ni era popular”. También, según él, estaba infectado de corrupción y era un mal que había dejado el viejo régimen de los “neoliberales”.
Por eso, en reemplazo del Seguro Popular, creó el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que como todos sabemos, fue un fracaso total. Seguimos con un caos: los hospitales están en malas condiciones, los niños con cáncer siguen sin medicamentos y la gente sigue muriendo porque no son atendidos oportunamente y porque tampoco hay los medicamentos que se requieren.
Por este tenor, Antorcha exhorta al pueblo trabajador para que tome conciencia de esta situación crítica que estamos viviendo, que analicemos nuestra realidad para comprobar que las acciones de la “Cuarta Transformación” no han sido capaces de solucionar los problemas de los mexicanos; que sus políticas benefician principalmente a los pocos ricos que dominan este país, dejando a su suerte a los humildes.
Por eso es necesario que el pueblo se organice, eduque y luche para transformar las injusticias imperantes. No quiero concluir sin antes recalcarles la invitación al IV aniversario luctuoso de nuestro compañero Cristóbal Pilar Reyes, el próximo 28 de julio.
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