El término trabajo infantil se define como todo trabajo o actividad laboral que priva a los niños y adolescentes de sus derechos, que afecta su potencial o perjudica su desarrollo físico y psicológico, así como su seguridad. Se refiere al trabajo que es peligroso y perjudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño o que interfiere con su escolarización debido a que les priva de la posibilidad de asistir a clases; les obliga a abandonar la escuela de forma prematura o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que consume mucho tiempo.
En México, 3.3 millones de niños en edades de entre seis y 14 años realizan un trabajo asalariado, sujetos a horarios rigurosos y responsabilidades de adultos, con lo que se ven obligados a abandonar la escuela, un triste dato que nos posiciona como el segundo país de Latinoamérica con el mayor índice de trabajo infantil, solo por debajo de Brasil. Más de la mitad de ellos no percibe ningún pago por sus tareas.
El sector agropecuario (31.6 por ciento), concentra la mayor parte de este trabajo de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) del INEGI. La segunda actividad que más ocupa mano de obra infantil, con 24 por ciento, es la construcción, minería e industria; le sigue el comercio, con 14.0 por ciento; vendedores ambulantes, del 7.9 por ciento, actividades de apoyo 7.4 por ciento, servicios personales 5.6 por ciento, trabajo doméstico 5.4 por ciento.
Los campos agrícolas y las fábricas donde trabajan las familias pobres no solo consumen la vida de los adultos, sino también la de los niños, que van junto con ellos, compartiendo su suerte, perdiendo así toda oportunidad de desarrollo, educación, juego y aprendizaje, así mismo ven sacrificada su propia formación física. Las entidades federativas que concentran el mayor porcentaje de trabajo infantil en el país son: Oaxaca, Puebla, Chiapas, Michoacán, San Luis Potosí.
La Ley Federal del Trabajo (LFT) prohíbe el trabajo de menores de 15 años y permite el trabajo de adolescentes de 15 a 17 años que hayan terminado su educación básica obligatoria y prohibía el trabajo de menores de 18 años en actividades que pongan en riesgo su desarrollo y su salud tanto física como mental. El 6 de abril de 2022, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS) publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto que reforma el artículo 176 de la LFT, donde estipula que los adolescentes de 15 a 17 años podrán laborar en actividades agrícolas y otras más que habían sido prohibidas por considerarlas peligrosas para su edad. Este ajuste va en contra de erradicar el empleo a menores de edad, por lo que los jóvenes trabajarán en lo que sea con el único fin de llevar algún recurso que apoye con el sustento de su familia.
El Gobierno de la 4T y defensores de derechos humanos miran hacia otro lado para evitar encarar esta dolorosa violación que merece la más enérgica condena y acción de rechazo ya que el problema radica en que entrarían en conflicto con los intereses de grandes empresas transnacionales, agricultores capitalistas y otros.
Así mismo, es falsa la posición de Delfina Gómez que presume la cobertura del sistema educativo nacional, que en realidad solo sirve a pocos, puesto que millones de niños se ven obligados por la necesidad en ocupar su energía para realizar alguna actividad y contribuir con el ingreso familiar, sin que les quede tiempo, fuerzas ni estado anímico para asistir a la escuela y si lo hacen, no están en condiciones de aprender, a ellos los educa el trabajo y la calle.
No estamos en contra de que los niños asuman obligaciones y realicen actividades prácticas, no se propone como ideal de todo niño el ocio y evitarles responsabilidades, que todo para ellos sea juego y esparcimiento. Los niños deben asumir responsabilidades dentro y fuera de la casa pero dentro de una medida razonable, de acuerdo a sus fuerzas, en tareas sanas y en periodos definidos, que tengan tiempo para su necesario descanso y acorde a su edad, que asistan a la escuela y tengan un buen aprendizaje, que tengan tiempo para la práctica de un deporte o arte que les permita cultivar su cuerpo y espíritu. El trabajo no debe consumir la vida de los niños, sino debe ser parte de su formación integral.
Es necesario que el autoproclamado gobierno de la 4T, que en campaña pregonó que por el bien de todos, primero los pobres, genere empleos bien remunerados para todos los mexicanos, sólo de esta manera las familia tendrán lo suficiente para llevar una vida decorosa, solo así los niños no tendrán necesidad de trabajar ni de abandonar la escuela, mucho menos sacrificar su infancia para ayudar a su familia.
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