Últimamente se han estado difundiendo mensajes, audios y vídeos en las redes sociales y servicios de mensajería instantánea respecto a los libros de texto de la llamada Nueva Escuela, advirtiendo y previniendo a las gentes de que los nuevos materiales para la educación básica fomentan y difunden el comunismo y, en consecuencia, según esta propaganda, atenta contra la vida, la familia, la religión, la libertad y demás valores del mundo occidental.
Los que “ponen el grito en el cielo” presuponen por ignorancia o por conveniencia que la Cuarta Transformación es comunista, presuponen de igual manera que el comunismo atenta contra la vida, la familia, la libertad, etcétera.
Para el primer caso les recomiendo un artículo del ingeniero Omar Carreón Abud titulado Los libros de texto y el neoliberalismo el cual responde a la cuestión de si el régimen de la Cuarta Transformación es de corte neoliberal o no, de si es comunista o no.
Para lo segundo, quisiera dar mi modesta opinión.
Quien se haya documentado un poquito sabrá que el padre del comunismo científico es Carlos Marx y que en sus obras demuestra y sostiene que la historia de todas las sociedades, en cada sociedad dividida en clases sociales, hasta la que conocemos hoy, la sociedad capitalista, ha sido la historia de la lucha de clases, que ha habido en cada una de ellas explotados y explotadores: así hubo hombres libres y esclavos, señores y siervos y ahora, burgueses y obreros.
Desde que el hombre dejó de producir sólo lo que necesitaba para vivir y hubo excedente en la producción trajo como consecuencia la apropiación del excedente por parte de una minoría, lo que además causó la apropiación de los medios para la producción por dicha minoría; se separaba así la sociedad primitiva entre los propietarios de los medios de producción y los no propietarios de los medios de producción. Desde ese punto de la historia, la propiedad privada de los medios de producción condiciona las relaciones sociales de explotación, así se explica que haya explotados y explotadores, así se explica que hasta ahora haya burgueses y proletarios.
Marx, demuestra en su obra cumbre, El Capital, que la riqueza, las mercancías, se crean en el proceso de producción gracias al trabajo del obrero y que, por su condición de NO poseedor de los medios para producir, tales como las fábricas, las máquinas, la gran industria, las grandes tierras de cultivo, las minas, etcétera, ve lo producido por él escapársele de las manos a las manos del que SÍ es propietario de los medios de producción.
En consecuencia, llamó a los obreros a su organización y a la revolución obrera; llamó a la conquista del poder político que hoy detenta la burguesía como clase dominante y tomar en sus manos los medios de producción; esto llevaría inevitablemente al fin de la dominación de la burguesía como clase y el fin de la propiedad privada de los medios de producción y el fin de la apropiación del trabajo ajeno. Tales consignas no podían ser toleradas por la burguesía, quien se lanzó contra Marx, contra el comunismo con todo su aparato propagandístico para desprestigiarle y acabar con él.
Se preguntaban Marx y Engels en 1848: “¿Qué partido de oposición no ha sido motejado de comunista por sus adversarios en el poder? ¿Qué partido de oposición, a su vez, no ha lanzado, tanto a representantes de la oposición, más avanzados, como a sus enemigos más reaccionarios, el epíteto zahiriente de comunista?”.
Tan eficaz ha sido la propaganda desde ese entonces que todavía resuena por los pasillos de la política actual mexicana la acusación despectiva de “comunista”. Sigue el fantasma del comunismo recorriendo no solo Europa, sino México y el mundo. Así se tacha de comunista por ejemplo a la Nueva Escuela con la impresión de los nuevos libros plagados de errores, aunque el régimen de la Cuarta Transformación no sea comunista sino de corte neoliberal por muchos otros datos que tenga el presidente en turno.
La propaganda contra el comunismo, contra Marx, sigue siendo la misma. Acusando a los nuevos libros de comunistas, acusan al comunismo, por poner un ejemplo, de atentar contra la familia. Marx respondió a esto, hace 175 años, que la familia, plenamente desarrollada, no existe más que para la burguesía suprimiendo forzosamente la familia de la clase obrera, de la clase trabajadora.
El 12 de julio del 2019, La Voz de Michoacán encabezaba una nota así: “El otro Michoacán que habita en Estados Unidos: hay casi la misma cantidad de michoacanos en aquel país”. Podemos decir sin exagerar, que la mitad de cada familia de los michoacanos está partida por la mitad, sin un padre, sin una madre, sin hijos, etcétera. Cabe preguntarse, ¿cuál atentado contra la familia si ya la está destruyendo a diario el capitalismo?
Así que, en favor de la clase obrera, de la clase trabajadora, hay que reivindicar a Marx que su único pecado fue haberles dado a los obreros el arma ideológica para su emancipación.
Como último comentario, los libros de texto para la educación básica no tienen nada de comunistas. Tienen errores, eso sí, y muchos, unos muy obvios y otros sutiles que los alumnos y maestros se habrán de dar cuenta llegado el momento. Y esto también tiene una explicación. Marx descubrió que las ideas dominantes en cada época determinada son las ideas de la clase dominante.
La clase dominante en México sigue siendo la burguesía, sólo que, en tiempos de la Cuarta Transformación, es una facción burguesa atrasada. Que nadie se extrañe de que la línea educativa sea atrasada también y no sólo eso, la burguesía sabe que elevar la educación de las masas los llevará a asimilar y entender, aunque no de manera automática, las ideas de Marx y emanciparse como clase. Lucha de clases le llamó Marx.
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