Para entender mejor los fenómenos que pasan en la sociedad es necesario tratar de desentrañarlos; es decir, llegar a lo más profundo del problema para analizar sus causas y los efectos, llegar a sacar a la superficie lo que se encuentra oculto en las entrañas del fenómeno. Muchas veces observamos y analizamos solo la parte de la superficie, lo que nuestros sentidos alcanzan a detectar, pero no es lo que explica la realidad.
Hoy, como nunca en el país, la delincuencia se siente como en su casa, gracias a la fallida política de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de abrazos no balazos. Los asesinos de mujeres, los secuestradores, los vendedores y traficantes de drogas, los rateros y defraudadores operan sin ningún recato, a plena luz del día, y muchas veces con el beneplácito de la autoridad.
Porque para que se pueda actuar así, sin ningún recato, se requiere necesariamente que las autoridades tengan la orden de cerrar ojos y oídos ante los constantes embates de la delincuencia organizada y no organizada.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se perfila para ser el más violento de la historia de México. Van 42 meses de este gobierno y ya se registran, para fines de junio, un total de 121,655 homicidios dolosos y feminicidios, que superan ya en estos momentos los datos de la delincuencia en la época del expresidente, Felipe Calderón, que fue considerado uno de los más violentos por el enfrentamiento directo contra el narco, y va acercándose peligrosamente a la cantidad que registró Enrique Peña Nieto.
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), faltan 28 meses para que termine el sexenio de AMLO, al mes de junio han ocurrido 118,192 homicidios dolosos y 3,463 feminicidios, que sumados alcanzan las 121, 655 muertes violentas, pero al gobierno actual aun le faltan 28 meses, según Ricardo Márquez Blas consultor y especialista en seguridad podríamos llegar a 200,000 muertes violentas al finalizar el gobierno lopezobradorista.
Mientras vivamos en esta sociedad donde el dinero lo puede todo y quien lo tenga pueda imponer su voluntad sobre otros, incluyendo funcionarios, las instituciones serán vulnerables y sus acciones contra los dueños del dinero y contra los delincuentes será poco efectiva, y, por lo tanto, se sentirán con las manos libres para asesinar a los periodistas; secuestrar, violar y matar; arrebatar sus pertenencias a quien les de la gana. Se podrá seguir acusando de delitos fabricados a los enemigos políticos o líderes que se atrevan a pensar diferente que AMLO.
Mientras el pueblo no participe de una manera más organizada para exigirle al gobierno que implemente programas serios y viables contra este cáncer que esta pudriendo a nuestro México, y será el mismo pueblo el que siga poniendo las victimas de un fuego cruzado entre delincuentes, las jóvenes vendidas como mercancía sexual al mejor postor, perdiendo nuestros hijos cuando son enrolados por la delincuencia para distribuir droga y las mas de las veces victimas de los abusos de quienes tienen la obligación de impartir justicia.
Mientras el pueblo siga adormecido por las dadivas del Gobierno federal podrán ser encarceladas victimas inocentes cuyo único delito será el atreverse a levantar la voz por sus hermanos, apoyar con su vehículo a estudiantes que protestaron, tal como es el caso del activista Domingo Ortega, en el estado de Hidalgo, preso desde hace un mes, mientras que los verdaderos delincuentes gozan de cabal salud al amparo de las autoridades.
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