La nueva condecoración que se autoimpuso el presidente López Obrador, fueron los datos de la pobreza que publicó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), donde hace referencia a una disminución de 50 millones de personas que salieron de la pobreza. El ya famoso “yo tengo otros datos” no fue necesario, pues ahora sí sostuvo y aceptó el dato otorgado por la institución.
Pero el “yo tengo otros datos” se debe seguir aplicando y está vigente, una vez que revisamos los números y escuchamos a los especialistas que contradicen esto. La realidad concreta nos dice que las familias no han alcanzado el bienestar que deberían tener, pues ni los salarios han aumentado como se esperaría y la inflación, aunque ya sin tantos aumentos repentinos, no ha disminuido, provocando que las familias sigan estancadas.
Por otra parte, se han encarecido los servicios básicos de primera necesidad como el agua potable que, bajo la bandera de la inflación municipios como el de Ciudad Victoria, Tamaulipas, justificó el aumento para el suministro del vital líquido. Sin argumentar, o bien sentarse a preguntar cómo afecta a las familias más vulnerables; solo de buenas a primeras se registró.
También hay que decir que este aumento se refleja en el servicio de electrificación. El periódico La Razón del 25 de agosto retoma que “la CFE en su portal informó que en este agosto el consumo básico está en 0.882 pesos por cada 75 kilowatts por hora, lo cual es un incremento anual de más de 7 por ciento”, y detalla que este aumento se debe al excesivo de calor que en algunos estados alcanza hasta los 40 grados, provocando que los aparatos electrodomésticos se utilicen todo el día y consuman más electricidad.
La nueva condecoración que se autoimpuso el presidente López Obrador, fueron los datos de la pobreza que publicó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), donde hace referencia a una disminución de 50 millones de personas que salieron de la pobreza. El ya famoso “yo tengo otros datos” no fue necesario, pues ahora sí sostuvo y aceptó el dato otorgado por la institución.
Como era de esperarse, este nuevo costo ahora lo tienen que enfrentar los mexicanos. Lo anterior significa una merma al salario que se percibe para poder cubrir los servicios básicos, lo que representa un gasto más a los hogares donde ya de por sí, no alcanzaba. También se suma el costo a la canasta básica que, si bien es cierto, la inflación acelerada ya cedió, en algunos productos se vuelve a presentar el fenómeno y en este año se registra como uno de los más altos de la historia.
Entonces vanagloriarse con datos de la reducción de la pobreza, no significa ni siquiera en mucho que ésta haya dejado de lacerar la vida de los mexicanos. Ahora es un disfraz que se utiliza para engañar a las familias que, en el afán de no sentirse pobres, la niegan o bien la ven reflejada en la mendicidad, es decir aquellas personas que se dedican a pedir limosna para sobrellevar su día y su vida.
Sin embargo, negar a la pobreza no quiere decir que esta llegue a desaparecer o que no exista, y aunque con datos estadísticos nos quieran hacer creer que existe una reducción, es evidente que, a la vista de todos, las carencias están a la luz del día y que en estos tiempos se sufre al doble que en años anteriores; el gobierno de AMLO miente y quiere hacer creer que México avanza en la prosperidad y el desarrollo.
Otro dato para sustentar lo que aquí decimos, este año las carencias de servicios de salud aumentaron de 20.1 millones en 2018, a 50.4 millones de personas en 2022, lo que obliga a los mexicanos a pagar servicios médicos y medicinas, provocando que muchos no pueden cubrir los gastos y enfermen gravemente. Eso es un aumento de pobreza, y aunque se quiera cubrir el sol con un dedo, la realidad terminará por salir a relucir, pues la pobreza no puede esconderse ni negarse con informes y datos, porque es el sufrimiento que tienen que soportar miles de familias y que cada vez más va creciendo, a pesar de que “existan otros datos”.
Es necesario la denuncia pública contra todo atropello e injusticia que se cometa, contra el gobierno federal que poco ha insistido para que se acaben las grandes desigualdades que existen en el país, esas mismas que crean la pobreza y que la esparcen a todos los rincones del país, y que terminan por traducirse en malos salarios, bajas condiciones de vida y una alimentación deficiente. Para esto, es necesario la organización del pueblo trabajador que puede y debe exigir bienestar común, porque la conquista de los derechos solo puede lograrse de forma colectiva.
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