'La esperanza del pueblo y las ilusiones generadas por el gobierno de la Cuarta Transformación encabezada por el licenciado Andrés Manuel López Obrador, en dos rubros como lo es seguridad y salud, no hay avances ni resultados, ya no digo para presumirlos sino lo elemental, además la desatención a los enfermos de cáncer, una pandemia mal atendida entre otros. El equivalente al “abrazos no balazos” en salubridad es la promesa de un sistema de salud como el de Dinamarca. Un sistema que, por cierto, nadie sabe bien a bien cómo es. Lo único que sabemos es que en el ranking de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aparece en el lugar 34 y México está en el 61. Es claro que nadie puede acusar al presidente de haber ofrecido un vergel de soluciones, pero sí al menos una mejora sustancial que lo que ya se tenía, que en algo aliviaba la necesidad de curarse.
El presidente López Obrador ha prometido, un sin número de veces, que ahora sí cambiará el sistema de salud y que su proyecto de Salud Bienestar dará resultados. En los tres años y seis meses que lleva no hubo avances significativos, y en lo que queda de tiempo a la administración difícilmente se pueden hacer cambios sustanciales en un sistema de salud deficiente ya de por sí. Sobre todo, si los primeros años del sexenio lejos de mejorar se empeoro. De acuerdo con la encuesta Ingreso-Egreso de los Hogares del Inegi, el gasto en salud de las familias en lo que lleva gobernando la 4T ha crecido en más de un 40 por ciento. De todo este fenómeno de desatención por falta de personal médico, falta de infraestructura como hospitales debidamente equipados, hasta con todo el instrumental necesario, los mayormente perjudicados son los derechohabientes que son ni más ni menos la clase trabajadora
Sin duda la pandemia del coronavirus es uno de los factores por los que el sistema de salud no ha podido mejorar y que obligó a las familias a destinar mayor parte de su gasto en medicinas, pero está muy lejos y sería un error pensar que se trata del único o incluso del principal factor del deterioro de los servicios de salud. Hay por lo menos otros tres factores que lo explican, el desabasto de medicamentos por la centralización del sistema de compras; la ineficacia del sistema de Salud Bienestar que sustituyó al Seguro Popular y la falta de políticas claras y verdaderos liderazgos en el sector.
Los dos primeros factores están muy diagnosticados, no se logró comprar medicamentos más baratos, solo se compraron menos medicinas, y Salud Bienestar terminó siendo un programa adyacente al IMSS. El tercer factor, la falta de liderazgo y de claridad en las políticas de salud es lo que impide ya no solo que se puedan corregir los errores de los primeros años sino impedir un mayor deterioro. El Dr. Alcocer no es el que toma las decisiones, en buena medida las políticas y el sistema de salud lo traen el subsecretario Hugo López-Gatell y el director del IMSS, Zoé Robledo. La instancia que debería tomar decisiones, el Consejo General de Salud, se ha vuelto inoperante por las grillas internas y las acusaciones de corrupción entre sus miembros.
No basta con hacer promesas, se las lleva el viento y a nadie benefician. El presidente no ha querido hacer los cambios necesarios en toda la logística y estructura, para verdaderamente mejorar el sector salud, esto indica por tanto que la herencia quese dejará en el sector será un sistema de salud peor que el que recibió y, peor aún. sin haber erradicado, como tanto cacareo, la corrupción.
En cuanto a la seguridad las cosas no se ven nada bien muertes y más muertes, policías emboscados, feminicidios, secuestros, desapariciones. El plan maestro de abrazos y no balazos no funciona en lo más mínimo, pregúntenle a los familiares de las víctimas, y esto no cambiara si el pueblo no se organiza en torno a un proyecto de nación que cambie de raíz la forma de distribuir la riqueza producida por toda la sociedad en su conjunto.
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