En pleno siglo XXI el hambre sigue siendo un problema que azota a una parte importante de la población mundial. En la era del gran avance tecnológico, de telecomunicaciones y de la ciencia en general; en los tiempos que la sociedad ya explora Marte para buscar recursos naturales y condiciones para habitarla, en esa misma, hay millones que no pueden satisfacer su necesidad más elemental que es comer. De acuerdo con el último informe de la FAO sobre alimentación, en 2020, entre 720 y 811 millones de personas padecieron hambre[1], el 30.4% de la población mundial sufrió inseguridad alimentaria[2], y 3 mil millones de personas no pudieron acceder a una dieta saludable. Entre las consecuencias, el informe menciona que el 22% de los niños menores de 5 años sufrió retraso del crecimiento y 45.4 millones padeció emaciación[3]. A escala mundial, el 29.9% de las mujeres de 15 a 49 años padece anemia a causa de la mala nutrición.
Más allá de las alarmantes cifras de la malnutrición a nivel mundial, el hambre frena el desarrollo pleno de millones de personas que la padecen; para la niñez, pone en riesgo su futuro; al no ingerir los nutrientes necesarios para su sano crecimiento le impide un pleno desarrollo físico y mental que determinará la salud y las condiciones materiales de su vida adulta; a los adultos les impide desarrollar su potencial en su etapa productiva y por tanto, no pueden acceder a trabajos bien remunerados, además, el hambre siempre genera y detona enfermedades que causan deterioro de la salud. El hambre es una de las peores catástrofes que ha padecido la humanidad y que no se ha podido erradicar no porque no se produzcan los alimentos suficientes para alimentar a la población sino por la mala distribución de la riqueza.
México es uno de los países que producen más alimentos a nivel mundial, sin embargo, contrario a la lógica, en 2020, 10.8 millones de personas padecieron hambre[4] y 28.6 millones tuvieron carencia alimentaria. De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, el año pasado la producción de alimentos en nuestro país superó las expectativas, con lo cual colocaron a México en el lugar 12 de los principales productores a nivel mundial. Además, desde el 2015 la venta de alimentos al exterior ha superado las compras, es decir, vendemos más alimentos de los que compramos. Nuestro país produce frutas y verduras; carne de res, cerdo y pollo; huevo y leche; pescados y mariscos; maíz, trigo y sorgo; etc., en cantidad suficiente para alimentar a la población mexicana. De hecho, el país produce el 92% de las necesidades de alimentos.
Vemos pues, que el problema del hambre en México no está en la poca disponibilidad de alimentos, sino en la falta de ingresos monetarios que impide a las familias adquirir la canasta básica, es decir, es un problema de acceso. México sufre lo que Tántalo padeció, pero no por castigo divino, sino por acción del todo poderoso capitalismo que prohíbe a los que crean riqueza que la disfruten.
El pueblo de México debe exigir a sus gobernantes que de una vez por todas y para siempre acabe con su tormento del hambre. ¿Es posible? Sí, es posible. Siempre y cuando el Estado se comprometa en serio en erradicar el problema. Y no solo se ponga a simular el papel de gran benefactor regalando dinero en efectivo al pueblo pobre y hambriento que en vez de acabar con el problema lo eterniza.
Para desarrollar todo el potencial de México como nación y pueda destacar entre los mejores del mundo en ciencia, desarrollo tecnológico, deporte, cultura, educación, etc., se necesita eliminar el hambre de raíz. No se podrá construir una nación más justa y próspera si el sector agropecuario sigue produciendo casi en exclusivo para alimentar a los países ricos.
[1] http://www.fao.org/documents/card/es/c/cb5409es
[2] “Una persona padece inseguridad alimentaria cuando carece de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales y para llevar una vida activa y saludable. Esto puede deberse a la falta de disponibilidad de alimentos y/o a la falta de recursos para obtenerlos” FAO.
[3] “La emaciación es una disminución excesiva del peso corporal respecto a la estatura” OMS.
[4] https://www.coneval.org.mx/Medicion/PublishingImages/Pobreza_2020/C1_pob_18_20.PNG
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