En este texto quiero hacer una revisión sucinta sobre el desempleo desde las tres teorías más estudiadas en economía: la teoría neoclásica, la keynesiana y la marxista.
En el mundo ficticio de la teoría económica dominante, es decir, en la teoría neoclásica, el mecanismo de mercado es un instrumento ideal que concilia las fuerzas de la oferta y demanda de mano de obra. No es necesario, pues, la intervención de agentes externos como el Estado o la organización de los trabajadores, ya sea en forma de sindicatos u organizaciones sociales. Es más, esta intervención provoca distorsiones en el funcionamiento idóneo del mercado provocando, por ejemplo, desequilibrios en los niveles de empleo o salario.
No hay una intención de parte de los productores de mercancías de producir bienes para la satisfacción de las necesidades humanas, más bien se busca obtener la máxima ganancia
Esta es la teoría principal que guía la acción de políticos liberales o ultraconservadores cuando afirman que el mercado y, por lo tanto, el capitalismo, por sí mismo opera de la mejor forma posible y que cualquier intento de cambiar la forma de funcionamiento de este mecanismo solo ocasionará peores resultados para la economía y la población. Atacan, entonces, de manera descarnada cualquier intento de lucha por parte de los trabajadores por elevar su salario, por organizarse en sindicatos, por obtener contratos colectivos, por el derecho a huelga, en suma, cualquier lucha por la obtención de algún derecho laboral.
Ellos defienden que el trabajador negocie su contrato de trabajo individualmente frente al empleador apelando a un igualitarismo ingenuo que no existe más que en su cabeza, pues ignora todas las asimetrías de poder que hay entre un empleado y una gran empresa; por ejemplo, esta última casi siempre posee un departamento entero encargado de asuntos legales mientras que el trabajador está a su suerte.
De acuerdo con sus supuestos implícitos, no puede haber fallas de mercado cuando a priori ya se definió teóricamente al mercado como el mecanismo más eficiente para asignar los recursos de la sociedad y organizar los intercambios. Las distorsiones del mercado en la vida real, por ejemplo, el desempleo, son explicadas como el producto de la intromisión del gobierno en la organización e interacción privada entre los individuos libres, en este caso, trabajador y patrón.
Otra teoría relevante es la keynesiana. Keynes fue un banquero y economista inglés, discípulo de Alfred Marshall, que asestó una crítica potente a la teoría neoclásica, pero no para socavar los fundamentos del capitalismo, más bien para evitar su disolución. Keynes afirmó que el análisis del empleo debería hacerse desde un enfoque sistémico o macroscópico. Desde este punto de vista, los salarios por ejemplo no solo son un precio de una mercancía más, son también un componente de la llamada demanda agregada o total de la economía. Esto es, del ingreso total de la economía en un periodo determinado, los salarios, como pago por trabajo, representan una parte considerable, la otra es el pago o retribución al capital. Para Keynes, el volumen de salario juega un papel importante por su poder adquisitivo. Para él, un elevado nivel de desempleo no se debe a los salarios altos u otras medidas de protección laboral del Estado, se explica más bien a un pobre desempeño de la demanda agregada. Este desempeño débil se debe a su vez fundamentalmente a una insuficiente inversión por parte de los capitalistas. Para Keynes, una combinación de factores subjetivos y objetivos motivaba a los capitalistas a invertir o no. Para corregir un nivel de desempleo elevado, el creía, como los neoclásicos, que, en el largo plazo, la economía se autorregularía, sin embargo, en el corto plazo, propugnaba una intervención del Estado mediante un aumento del gasto público, si fuera necesario, mediante la deuda. En resumen, para Keynes, cuando los capitalistas se niegan a invertir, solo queda como alternativa, la inversión pública para reactivar la economía.
Finalmente, desde la teoría marxista hay una revisión crítica fundamental de los principales conceptos sobre el desempleo y se rechazan los postulados tanto de la teoría neoclásica como del keynesianismo. Para empezar, Carlos Marx introduce una distinción esencial entre trabajo y fuerza de trabajo. Trabajo es la acción física y mental que se lleva a cabo en el lugar de trabajo y fuerza de trabajo es trabajo, pero en potencia. La fuerza de trabajo se vuelve trabajo cuando se pone en marcha y produce una mercancía. En el capitalismo, los patrones pagan la fuerza de trabajo y no el trabajo. Marx no rechaza el modelo de oferta y demanda para definir el precio de la fuerza de trabajo, pero afirma que debajo de las fluctuaciones del mercado se halla el determinante esencial, es decir, el costo de reproducción de la mercancía fuerza de trabajo.
Para Marx, el capitalismo es un sistema esencialmente inestable. Esta inestabilidad surge fundamentalmente de que la lógica dominante entre el capitalista es el lucro y acumulación de capital. No hay una intención de parte de los productores de mercancías de producir bienes para la satisfacción de las necesidades humanas, más bien se busca obtener la máxima ganancia sin importar las consecuencias en términos de la degradación de los recursos naturales y del hombre. Además, dado que no hay una coordinación ni planificación entre capitalistas, esta falta de organización provoca anarquía en la producción, lo que provoca, cíclicamente, periodos de crecimiento y de crisis con la consecuente fluctuación en los niveles de empleo. Estos ciclos económicos se suman a una tendencia de largo plazo de incremento del desempleo debido a un aumento de maquinaria y el consecuente despido de incontables trabajadores que son lanzados a la calle y que pasan a formar las filas del ejército industrial de reserva.
En conclusión, las teorías principales para explicar el mercado de trabajo y las condiciones laborales de los trabajadores son múltiples, sin embargo, no todas reflejan de manera profunda la realidad social actual. Las teorías neoclásica y keynesiana acentúan diferentes aspectos y elementos de acuerdo con los supuestos que incorporan en su marco teórico, muchas veces abiertamente en beneficio del capital. En este sentido, la teoría marxista conceptualiza a partir de un ángulo decididamente en favor del trabajador y, por tanto, se propone explicar sus condiciones de precariedad y explotación en el capitalismo.
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