Hablar de la educación, se ha vuelto una de los temas más socorridos de los gobiernos; promover la educación ad hoc a los intereses del partido en el poder, es algo históricamente ya conocido por todos; pero ahora, en estos últimos meses, hemos rebasado ya la línea de lo que podría pasar como comprensible, y hemos arribado a lo que varios medios de comunicación y algunos periodistas han denominado como anarquía, concretamente en lo referente a los ya famosos libros de texto gratuitos que reparte el gobierno, por cierto, elaborados con dinero de todos los mexicanos, pero redactados al gustillo de la 4T, como si fueran de su exclusiva propiedad.
A pesar de ser este un tema bastante amplio, me gustaría constreñirme a dos puntos principalmente: el primero es que a pesar de que el lunes 31 de julio, una jueza federal dio un plazo de 24 horas a las autoridades educativas de no distribuir los libros, con el argumento de que estos no fueron sometidos a consulta de especialistas y gobiernos estatales antes de su distribución, en el colmo de su arrogancia y soberano desprecio por las instituciones, el gobierno de López Obrador viola por enésima vez la ley y ha comenzado ya la distribución de estos materiales. Todo indica, de nueva cuenta, que la única ley que el gobierno actual respeta es la dictada del mandatario nacional, pues es la única voz que tanto Leticia Ramírez Amaya, titular de la Secretaria de Educación Pública, como Marx Arriaga, director de Materiales Educativos, escuchan, ignorando las necesidades educativas de los mexicanos y la racionalidad de los especialistas, en defensa de sus bodrios.
Respecto a su forma, los libros contienen errores graves que han sido detectados ya por especialistas en las diferentes áreas del conocimiento, que, obviamente, saben más que los señores que redactaron el “libro”, cuyas observaciones son de sobra conocidas por el público lector, pues han circulado profusamente en redes sociales; solo como ejemplos: en el mapa de México se cambiaron los lugares de los estados de Guanajuato y Querétaro; en el libro Nuestros saberes de tercer grado, en la página 18, se dice que Benito Juárez nació el 18 de marzo de 1806, cuando hasta los párvulos saben (conocimiento adquirido desde la primaria y repetido en el calendario cívico escolar), que su natalicio es el 21 de marzo; en el de quinto grado de primaria aparece en la página 36 una infografía del sistema solar donde dice que el planeta Tierra está más alejado del sol que Júpiter, cuando es bien sabido que el orden de los planetas es: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, etcétera., entre otros más que siguen apareciendo.
¿Y las Matemáticas? Bueno, pues esa fue una de las materias que sufrió atropellos más graves; fue un verdadero descuartizamiento, pues la enseñanza de esta fundamental asignatura se reduce a solo 24 páginas distribuidas en dos libros, 11 en uno y 13 en otro, dejando nuevamente de lado la necesidad de todo ser humano de aprender y conocer el razonamiento matemático, tan útil no solo en la formación académica, sino en la vida misma. La práctica eliminación de la Matemática revela, sin duda, el nivel de razonamiento y de cultura de los señores de la 4T que están llevando a México al despeñadero.
Ante estos graves y espeluznantes errores y recortes a los materiales educativos, así como a la disputa legal que aún existe, algunos estados como Jalisco, Chihuahua y Guanajuato han frenado su distribución, mientras que en Michoacán voces de los partidos PAN, PRI, PRD Y PES han hecho un llamado a las autoridades a hacer lo mismo.
Ante esta situación, debe señalarse también que los medios de comunicación han arremetido contra el mandatario nacional, creo yo, por las razones incorrectas, pues han dirigido sus luces y micrófonos a declarar que los libros ponen el peligro a México por el “virus comunista”.
el debate sobre el libro de texto navega, como en el mito griego, entre Escila y Caribdis, aquellos amenazantes y mortales peligros, a ambos lados de un estrecho por donde debían cruzar las naves de los marinos griegos; en este caso: la ignorancia bestial y el espíritu anticientífico de la 4T de un lado, y del otro, el anticomunismo cerril de la ultraderecha.
Así lo declaró Javier Alatorre en el noticiero “Hechos” de la televisora Tv Azteca y reproduzco algunas de sus partes de manera textual: “México está en peligro por un virus que se creía erradicado, el virus comunista. Su resurgimiento está en la educación comunista que la SEP busca imponer a las niñas y los niños de México […] estamos ante una conspiración fraguada por comunistas trasnochados […] los libros están en contra de la libertad, buscan convertirlos es esclavos sumisos de una dictadura comunista […] buscan acabar con México como lo conocemos y condenarlo a la pobreza, a la mediocridad…”.
Ahora bien. Creo que debemos dejar en claro que pareciera como si nos encontráramos en los años de 1930, o más todavía, en los tiempos del macartismo, cuando en el mundo, la gente, guiada precisamente por las ideas occidentales ultraderechistas (como las de Alatorre y su patrón Salinas Pliego) transmitidas en los medios de comunicación, temían por su vida al escuchar la palabra “socialismo”; pareciera que el señor Alatorre ha querido contar un “cuento de terror” para asustar a la población y hacerle creer que dentro de muy poco entraremos en ese comunismo al que tanto le teme.
Sin embargo, no podemos pasar de largo ni ignorar los procesos histórico-sociales a los que todos estamos sometidos; así como el neoliberalismo no está muerto, aunque lo haya decretado Andrés Manuel López Obrador, así tampoco se instaurará el comunismo con libros que apenas y hacen referencia a procesos que son precisamente históricos y que todos debemos aprender y entender, pues son básicos en la educación de historia universal en cualquier parte del mundo.
Otra de las frases con las que arremete el periodista es que con estos libros de texto “buscan acabar con México como lo conocemos y condenarlo a la pobreza, a la mediocridad”. ¿Le gusta mucho a Alatorre el México que hoy conocemos? Pero si esto es un desastre de punta a cabo. ¿Qué iremos a la pobreza? Pero si aquí no hay otra cosa. ¿En qué mundo vive el señor Alatorre?
Somos el quinto país con mayores índices de pobreza de América Latina; si se sumaron a las filas de la pobreza, en los últimos años, 3.8 millones de mexicanos más; si las personas en pobreza extrema pasaron de 8.7 a 10.8 millones; si vivimos en un México en el que 8 de cada 10 viviendas carecen de servicios básicos; donde pasamos de 20.1 a 35.7 millones de mexicanos que carecen de acceso a una salud digna. Entonces, ¿de qué paraíso terrenal nos expulsaría el tan temido comunismo de Alatorre?
Considero que, como titulé esta colaboración, el debate sobre el libro de texto navega, como en el mito griego, entre Escila y Caribdis, aquellos amenazantes y mortales peligros, a ambos lados de un estrecho por donde debían cruzar las naves de los marinos griegos; en este caso: la ignorancia bestial y el espíritu anticientífico de la 4T de un lado, y del otro, el anticomunismo cerril de la ultraderecha.
Creo, como muchos ya lo han manifestado, que es urgente que se revisen, sí, los contenidos de los libros que educarán a los niños y niñas que deberán ser, mañana, quienes tomen las riendas del país; pero, sobre todo, que la educación debe ser integral, pensando siempre en la superación del hombre, en su formación como ser social, capaz de desarrollarse en la ciencia, las artes y el deporte, y que desarrolle su capacidad analítica, crítica, y sea capaz de interpretar, y sobre todo de transformar, este horror de sociedad en que vivimos, y que tanto gusta, a pesar de parecer irreconciliablemente opuestos, a los anticomunistas y a los personeros de la 4T, que ven, ambos, en este México, un país ideal que no debe ser modificado.
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