El pasado 16 de abril se llevó a cabo en Guanajuato el primer debate entre las candidatas a la gubernatura del estado. El evento fue organizado por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), se realizó en la Ciudad de León y solo asistieron dos de las tres candidatas, Libia Dennise de la Coalición “Fuerza y Corazón por México” y Yulma Rocha de Movimiento Ciudadano. La candidata Alma Alcaraz, de Morena, canceló su participación pocas horas antes de su inicio.
A decir de la morenista, el formato del debate fue modificado por los organizadores rompiendo la equidad al permitir la injerencia del Gobierno del estado para convertir el evento en un acto más de campaña de su candidata.
La candidata Libia Denisse, aunque mostró conocimiento de la problemática de la entidad y experiencia en la función pública, no debe perder de vista que, en caso de ganar, requerirá mucha sensibilidad y compromiso.
Los temas que se abordaron en el debate fueron los relacionados con la falta de agua en la entidad, el desarrollo económico y social del estado y el de la inseguridad que prevalece en varias regiones de la demarcación.
En esta ocasión, como en la inmensa mayoría de debates que se están realizando con motivo del proceso electoral 2024 que habrá de realizarse en el país, en aproximadamente mes y medio, se escucharon promesas de todo tipo por parte de las candidatas, con las cuales pretenden ganarse la confianza de los electores para que el próximo 2 de junio, cuando acudan a las urnas, les otorguen su voto de confianza, les permita ganar la elección y con ello convertirse en la gobernadora por los seis años siguientes.
La candidata de Movimiento Ciudadano quiso presentarse como la mejor opción ante el desgaste del panismo gobernante y los radicalismos de la llamada Cuarta Transformación, pero lo cierto es que de acuerdo a diferentes encuestas que se han realizado en la entidad son prácticamente nulas las posibilidades de que obtenga el triunfo.
Por su parte, la candidata Libia Denisse, aunque mostró conocimiento de la problemática de la entidad y experiencia en la función pública, no debe perder de vista que, en caso de ganar la elección, se requerirá además mucha sensibilidad y compromiso para combatir en serio y con toda energía la pobreza en la que viven millones de guanajuatenses.
Y también debe reconocer y aceptar que en más de dos décadas que ha gobernado el panismo en la entidad aún es mucho lo que adeudan en materia de seguridad, mejores salarios y dotación de servicios básicos a decenas de comunidades, las cuales requieren urgente atención.
Al mismo tiempo, es necesario que no perdamos de vista la situación nacional y los más recientes sucesos para cuando acudamos a las urnas. Enlisto aquí algunos de ellos:
1. De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública del Inegi, del mes de marzo de este año, seis de cada diez mexicanos nos sentimos inseguros en la ciudad en la que vivimos, esto como consecuencia de las cada vez más constantes balaceras, levantones, asaltos y secuestros que se dan por todo el país.
2. Aunque se nos prometió tener un Sistema de Salud como el de Dinamarca, al día de hoy, son más de 850 mil pacientes los que siguen en espera de turno para ser intervenidos quirúrgicamente y son más de 15 millones de recetas que el gobierno federal ha dejado de surtir, afectando gravemente la salud y la economía de la población más vulnerable, mientras la llamada megafarmacia ha resultado ser otro más de los engaños en este sexenio.
3. Son ya una treintena de asesinatos entre precandidatos y candidatos durante este proceso electoral que ya puede señalarse como el más violento de la historia y son ya más de 280 los aspirantes a cargos de elección federal los que han solicitado al Instituto Nacional Electoral protección para continuar con sus campañas políticas.
Hay muchas más cosas graves que se están registrando en la nación, como los casos de corrupción de los integrantes del círculo más cercano y familiar del presidente, pero por falta de espacio no es posible enumerar todas aquí.
Ante ello, la conclusión a la que debemos llegar es que, hoy más que nunca, sigue siendo una necesidad apremiante la educación y organización de los sectores más desvalidos de la población, ya que sólo de esta manera lograremos hacer que las promesas de campaña que ahora escuchamos a granel se hagan realidad y en caso de no ser así, tengamos la fuerza y capacidad para exigir lo que por derecho nos corresponde, pero sobre todo, para continuar preparándonos para cuando llegue el momento de que tomemos el poder de la nación.
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