México, tan lejos de Dios y tan cerca del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), hoy se asemeja a una Nación en franca decadencia, víctima de los cínicos legisladores morenistas que creen merecerlo todo, incluyendo la confianza de los electores mexicanos, por ello es que muchos de ellos se preparan para la reelección, aunque lo único que se hayan ganado con su pésima actuación sea el desprecio unánime en las urnas.
Porque es gracias a ellos que millones de familias se encuentran actualmente navegando en la desesperación y el desamparo, después de que echando mano de la más alta tribuna del país, se dedicaron a mutilar o erradicar programas que de alguna forma servían a la población tanto para su propia subsistencia como para ser atendidos en momentos importantes.
Con la mano en la cintura, sin pensar en el daño que estarían causando a millones de mexicanos, votando únicamente para quedar bien con su patrón, el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, esos legisladores que hoy pretenden ser reelectos, aprobaron la desaparición de los famosos fideicomisos, entre ellos el Fondo Nacional para la Atención de Desastres Naturales (Fonden).
No vamos tan lejos porque en ese sentido se perjudicó a los tabasqueños inundados como nunca y como nunca abandonados a su suerte por el Gobierno de la República. Y no nos engañemos con los "apoyos” de que se habla en los medios; son pura propaganda electoral como lo demuestra el hecho de que el reparto corra a cargo de los "servidores de la nación&rdquo, el ejército de activistas electorales de Morena, o la forma selectiva en que se entregan esos "apoyos”. El pueblo verdadero, el pueblo de a pie, sin casa ni enseres ni animales domésticos ni cosechas, sigue esperando una ayuda que no llegará nunca.
Han sido el los culpables de la disminución de aportaciones federales a los estados y municipios del país, reduciendo las participaciones sin haber imaginado siquiera que en medio de una pandemia como la de covid-19, tanto gobernadores como alcaldes requerían de dichos recursos para poder atender a la gente, ya no se diga con mayores obras solamente, sino con medidas que les brindaran la atención médica adecuada.
Tanto el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de 2020 que acaba de terminar, como el que regirá en este 2021, fueron aprobados por los diputados morenistas "sin modificarle una coma&rdquo, por órdenes del Presidente. Por tanto, son responsables de las fallas, vicios y despilfarros de esos documentos, como los que acabamos de ver y padecer en el año que terminó.
Pero además, son culpables de que se haya suprimido el Seguro Popular sin que el famoso Insabi acabe de nacer; de que no haya vacunas para la infancia, fármacos para el cáncer infantil, para el VIH (Sida), para la diabetes y otras enfermedades crónicas, de la desaparición del Ramo 23, que deja sin obras y sin programas de desarrollo a municipios y zonas marginados en todo el país. Y por encima de todo, son culpables de que en el PEF 2021 no haya ni un céntimo para las vacunas anticovid-19.
Pero su cinismo rebasa los límites de inteligencia porque en aras de su desmedida ambición quieren seguir pegados ala chiche presupuestal y ahora salen con el cuento de que hay que desaparecer los organismos independientes, como el INAI y el Ifetel, porque consumen millones de pesos que hacen falta en el sector salud y para adquirir las vacunas a las que negaron dinero en el PEF.
Ese argumento ya lo usaron para justificar la desaparición de los fideicomisos, entre ellos el Fonden de que acabamos de hablar; pero resulta que, según los medios, ni un solo peso de ese dinero ha llegado al sector salud.
Y en medio de tan dura y dolorosa situación, al presidente López Obrador -que hoy se dice enfermo de Covid- se le ocurre salir con la frasecita hueca de "prohibido prohibir” para justificar su negativa a ordenar el confinamiento forzoso. Eso atenta contra la libertad individual, dice, y "mi gobierno” no es autoritario. Pero la cruda verdad es que no lo hace porque lo obligaría a garantizar el alimento y un ingreso mínimo para gastos inaplazables a las familias enclaustradas. Tampoco quiere dañar más la actividad económica, ya muy lastimada por las medidas erróneas y arbitrarias que ha tomado en el pasado reciente.
Lo cierto de todo esto es que los morenistas no tienen cara para venir a pedir nuevamente la confianza ciudadana a través del sufragio porque se olvidaron y siguen olvidando hoy, que son servidores del pueblo que los eligió, no del jefe del Ejecutivo.
Y esos mismos son los que, en los días que vienen, irán a visitar a los electores en cada colonia, a nuestros pueblos y nuestros domicilios para ofrecernos otra vez las perlas de la Virgen y para pedir nuestra confianza y voto.
Ya dependerá de nosotros si volvemos a confiar en el en esa palabra que ha traicionado y con la cual se han limpiado las patas, en ese franco descaro y cinismo que promueven quienes han fracasado en la conducción de México y que tiene nombre, el de Morena y sus principales actores.
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