En días pasados, las redes se inundaron con el acontecimiento ocurrido en una de las mañaneras en la que el presidente Andrés Manuel López Obrador derramó lágrimas luego de explicar: “Son grandes las dificultades las que ha tenido que vivir mi familia y yo en el camino de servidor público”. A esto, la prensa ha respondido: “Hay de lágrimas a lágrimas” y lo comparó con el expresidente López Portillo.
“Simplista y desafortunado, así es como las redes se han inundado luego de dicho suceso, pues ante situaciones como las que se han dado a conocer en las últimas semanas, parece haber tomado el camino de la empatía para evadir respuestas a preguntas que cuestionen todos los errores que ha venido cometiendo en lo que va de su sexenio.
En la historia de algunos presidentes, como en su momento lo fue con Barack Obama, quien también derramó lágrimas en público después de lamentar las muertes de decenas de niños tras la migración en otros países y la prensa incluso haya respondido con empatía, no se trata de la misma situació, las lágrimas de amlo fueron desaprobadas por el país.
Las redes sociales fueron el escenario en donde cientos de opiniones han dejado ver que son más las personas que han derramado lágrimas luego de los malos manejos en todos los sectores sociales, comenzando por el doloroso tema de la pandemia quien ha oscurecido cientos de hogares, o como el tema del abandono con los niños con cáncer que se han quedado sin amparo y apoyo, y así con todos y cada uno de los sectores que han perdido calidad o en el peor de las suertes desaparecido por falta de apoyo, luego de ser justificado por la supuesta corrupción que se operaba dentro de dichos programas.
Violencia, pobreza, falta de recurso, mala educación, mala atención en el sector salud, disminución de presupuesto para proyectos como cultura, deporte, narcotráfico, entre muchos de los males que hay en el país, y parece ser que al presidente no le conmueven la muerte y todos los casos que se quedan olvidados y sin justicia. Eso es lo que hace llorar, por acontecimientos reales, a los mexicanos.
No se trata pues de falta de empatía ante la situación sentimental del presidente, es urgente y necesario que las cosas se atiendan a la brevedad posible para atacar los males del país; es decir, no sirve y no funciona lamentarse por los malos resultados, lo que toca es saber reconocer que ante problemas como los que hoy se tienen es digno reconocer que ha sido insuficiente el trabajo realizado.
En pleno 2022 y con una cifra alta de muertes por covid-19, una economía en decadencia, Andrés Manuel López Obrador debe escuchar lo que las masas trabajadoras necesitan y claro es que lo que no se necesita: tener al frente alguien que justifique sus errores detrás de sus lamentaciones.
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