Es cierto que los ciudadanos mexicanos, como mis compañeros antorchistas de las colonias y rancherías, hoy no podemos (nunca hemos podido) determinar cómo se debe gastar el dinero de todos los mexicanos que recauda el Gobierno. Eso es facultad de (solo lo pueden y deben hacer) los diputados en su conjunto, mediante una votación, después de haber analizado, y modificado en su caso, el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) que elabora y les presenta el Poder Ejecutivo. Hay algunos mecanismos para que los ciudadanos hagan valer su opinión y voluntad, que mencionaré al final de esta colaboración, sin embargo, es un hecho incontestable que hoy no podemos hacer nada contra las decisiones que tome la mayoría del Congreso de la Unión, sino mirar y afrontar las consecuencias. Bueno, si no podemos más que eso, miremos bien y afrontemos bien las consecuencias.
El PEF de AMLO para 2024, aprobado por la Cámara de Diputados la semana pasada, considera un gasto total de 9 billones 60 mil millones de pesos, un incremento real de 4.12 por ciento respecto a 2023. Es el más alto de toda la historia, pero cada año ha sido “el más alto de la historia”, y eso no dice mucho. Un análisis exhaustivo de lo que sí importa no cabe aquí, solo destacaré algunos aspectos que creo que el pueblo trabajador, debe ver y entender.
Los ingresos, ya saben, los ponemos sobre todo los trabajadores (los poderosos pagan muy pocos impuestos), para 2024 se estiman en 7.3 billones de pesos, 1.8 por ciento menos que 2023, 21.3 por ciento del PIB. Es similar al 21.2 por ciento del 2018 y sería la recaudación más baja desde 2019. La diferencia entre el bajo ingreso y el alto egreso es la más elevada desde 1989, asciende a 1.76 billones de pesos, y se cubrirá endeudándonos. El PEF de AMLO propuso (y aprobaron sus diputados) un endeudamiento sin precedentes, equivalente al 5.4 por ciento del PIB. El costo financiero de la deuda pública incrementaría 11.8% para 2024.
De todos los egresos, una parte está comprometida y es intocable, si no se quiere afectar “la sostenibilidad financiera ni la estabilidad de la economía”, dejar al país en carácter de “fallido” y dar pretextos a la intervención extranjera; claro, destaca el pago de los intereses de la deuda externa, esa misma que AMLO y los diputados de Morena aprobaron aumentar, está el pago de pensiones y el gasto federalizado. Este gasto comprometido asciende al 80 por ciento. El resto, es lo que se puede programar, mover y modificar, le llaman “espacio fiscal” y se redujo 57 por ciento respecto a 2023. De este es de donde se toma para gastar. De lo que se trata según la inteligencia y moral de los gobernantes, es de incrementar los recursos disponibles para que gasten ellos, aunque tengan que quitar gasto al ciudadano.
El gasto en subsidios será de 1.1 billones de pesos, poco más que el de 2015. pero se concentrará en las Pensiones de Adultos Mayores (PAM), con 465 mil mdp, un crecimiento de 871 por ciento respecto a 2018, y concentrará el 41.8 por ciento del gasto social. El resto de programas, incluso los prioritarios de AMLO, permanecerán estancados y se deja en el abandono sectores como salud, vivienda, educación, ciencia y tecnología, cultura, agricultura, protección ambiental, y seguridad; con AMLO, en 2024 recibirán menos apoyo.
Concentrar el gasto social en las PAM agudizará la regresividad de la política social, es decir, que el gasto del gobierno será más para los ricos y menos para los pobres y no es un error, AMLO lo sabe, lo advirtió la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, el diez por ciento de mexicanos de mayores ingresos recibe 4.6 veces más recursos de pensiones que el de menores ingresos. Con AMLO, primero los ricos.
Según el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria A.C. (CIEP), el gasto promedio anual en pensiones per cápita de la CFE equivale a 6.6 veces el gasto promedio anual en pensiones del IMSS y 29 veces la Pensión para Adultas Mayores. Los privilegiados en México son, además de los ricos, los burócratas. Las Fuerzas Armadas (Sedena, Semar y la Guardia Nacional) tienen su sistema de seguridad social independiente y sus fideicomisos, que no intenta extinguir AMLO, por el contrario, el PEF 2024 les otorga un importante incremento monetario. El Ejército manejará más del 20 por ciento del total del presupuesto.
Además, aunque para 2024 se prevé el mayor gasto en subsidios (1.1 billones de pesos), el gasto per cápita será de 8,410 pesos, inferior a los 8,786 pesos de 2015, y los subsidios representarán sólo el 12.3 por ciento del gasto total, mientras que en 2015 representaron el 13.8 por ciento. Peña nieto, el famoso malvado de la mafia del poder, antes de la crisis de los precios del petróleo, destinaba más a los pobres que AMLO. Así. aunque parezca o haya usted creído que AMLO si gasta más en los pobres, como él presume, no es cierto.
Por cierto, en este programa de la PAM es en el que más irregularidades se han denunciado cada año, con miles de supuestos afiliados fallecidos o inexistentes que cobraron decenas de millones de pesos, corrupción que solo es posible desde el mismo gobierno.
Pero el verdadero objetivo de concentrar del gasto en programas sociales, y en el PAM, es el evidente uso electoral. Todos los políticos corruptos desde que existe la democracia, han hecho uso clientelar del dinero público y lo hacen porque les ha funcionado. Por eso cada sexenio, el último año (le llaman año de hidalgo), es para hacerse de su vaquita para el retiro y/o para financiar el siguiente salto político. Así se explica el hecho (incomprensible de otro modo) de que AMLO no haya propuesto nada del PEF para rescatar a los damnificados de Guerrero y el hecho despreciable de que sus diputados lo hayan aprobado, sin moverle una coma, como ha sido en estos cinco años de oprobio y cretinismo parlamentario.
Dónde realmente se va a gastar el dinero AMLO no es en programas sociales, sino en sus obras emblemáticas. Así, diversos gastos en áreas de energías, turismo, infraestructura, inversión, etc., crecen, pero porque se gastarán en las mega obras. No es un gasto indebido la inversión en empresas productivas estatales (merece un análisis aparte), lo que está mal es que por atender unas áreas descuiden y hasta castiguen mañosamente otras, que disimulan engañando a la población, en tanto no sucedan las consecuencias, pues, la falta de inversión en mantenimiento e infraestructura termina cobrando factura, como la caída de la línea 12 y otros accidentes del Metro, o la tragedia de Otis en Acapulco sin Fonden, y otras que no caben aquí, más las que están por ocurrir que, aseguran especialistas, vendrán en cascada.
Sí podemos y debemos hacer valer la voz del pueblo, los mecanismos que nuestras leyes prevén para que los ciudadanos pudiéramos influir en las decisiones de Gobierno, nos los escamotean cada vez más, pero solo en la medida que el pueblo se duerme y se deja. El inmediato es la manifestación pública para exigir que los diputados “nuestros representantes” en el Congreso, modifiquen en favor del pueblo el PEF. ¿Recuerdan ustedes, compañeros antorchistas, las manifestaciones que cada año hacemos frente al Congreso para exigir que se etiqueten recursos a las colonias y pueblos? Para eso fueron, y gracias a la lucha, Antorcha logró la solución de decenas de miles de demandas en todo el país, en beneficio de centenas de miles de familias pobres. Eso hoy lo ha suprimido ilegalmente el Presidente con la complicidad de los diputados levanta dedos que ya no permiten modificar el PEF; ellos ya no representan al pueblo, sino a AMLO y lo gritan como perturbados a los cuatro vientos.
Mejor sería elegir diputados del pueblo, como los diputados antorchistas, que sí nos representen y, mejor aún, poner de presidente de la Republica a un hijo del pueblo. Para ello, el pueblo debe organizarse, educarse y decidirse a ponerse a sí mismo a gobernar al país.
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