Diferentes medios de comunicación dieron cuenta, hace tres años, de las declaraciones del subsecretario de Prevención y Promoción de la luz, quien señaló en febrero del año 2020 que “el coronavirus se seguirá expandiendo y es muy probable que llegará a México, aunque afortunadamente los datos indican que se trata de una enfermedad de baja virulencia comparada incluso con la influenza". Y el 4 de junio del mismo año, indicó que un escenario catastrófico para el país implicaría 60 mil muertes por la covid-19, enfermedad pandémica provocada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Desde esa fecha, los especialistas en salud y la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaban que, en México, la pandemia estaba subestimada y poco reconocida, como consecuencia del bajo número de pruebas que se realizaban en el país. A tres años del inicio de la pandemia, hay quienes cuantifican más de medio millón de muertes por covid-19, lo que viene a demostrar que el Gobierno federal nunca tuvo una estrategia efectiva para contener los contagios y que el apostar por la llamada inmunidad de rebaño, retrasando hasta el día de hoy la vacunación de la población han provocado dolor, sufrimiento y orfandad en miles de familias mexicanas.
Tampoco debemos olvidar que el presidente Andrés Manuel López Obrador no fue el único que se comportó de manera insensible y criminal ante la pandemia. La prestigiosa revista científica The Lancet, en septiembre de 2022, nombró a López Obrador, como uno de los gobernantes más irresponsables en la pandemia de covid-19. La publicación referente a la pandemia indicó que, con sus declaraciones, el mandatario mexicano expuso más al peligro a los mexicanos “descuidando la evidencia científica y arriesgando vidas innecesariamente”.
Una de ellas fue cuando, a principios de marzo de 2020, ya con el virus encima, dijo: “hay que abrazarse, no pasa nada”, restando importancia a la sana distancia, promovida por el sector salud a nivel internacional, como medida de protección. Otra de las declaraciones fue la que hizo sobre que las estampitas de los santos eran suficientes como protección contra el virus, con el famoso “detente”. Y como último ejemplo, en marzo del mismo año, decía “vamos a seguir viviendo como siempre” y aconsejaba a que la gente saliera a comer con su familia, porque eso fortalecía la economía.
Son ya tres años de pandemia y la OMS sigue pidiendo no bajar la guardia y continúa pidiendo a los estados estar alertas y continuar con la vigilancia en la población, sin descuidar la vacunación para minimizar las enfermedades graves y las muertes.
Y como una prueba de que las autoridades sanitarias del país continúan actuando de manera insensible, hay diferentes reportes de que se han enviado a diferentes entidades federativas, vacunas de covid caducas, lo que ha obligado a funcionarios federales a afirmar que el medicamento de Pfizer vencido en octubre de 2022 mantiene su vida útil hasta este 28 de febrero.
Finalmente, la OMS recomienda una cobertura del 95 por ciento en la aplicación de vacunas contra diversas enfermedades, pero en los bebés de un año, solo el 17 por ciento tiene su esquema completo y el 33 por ciento a los dos años. Y lo mismo pasa con las niñas, que a partir de los nueve años deben recibir la vacuna del Virus del Papiloma Humano (VPH), lo que las pone en riesgo de que padezcan cáncer cérvico uterino. Por muchos años, nuestro país fue ejemplo mundial en campañas de vacunación, pero ahora la población está expuesta a posibles rebrotes de enfermedades que ya habían sido erradicadas y que, además representarán costos altos para su tratamiento por las hospitalizaciones y medicamentos a miles de familias de escasos recursos económicos.
Así, mientras este gobierno se conforma y nos conforma con repartir sus tarjetas del bienestar para que algunas familias reciban unos cuantos pesos que, no terminarán con su pobreza y ni siquiera les alcanzará para atender las enfermedades de las que se contagie resultado de la indolencia e irresponsabilidad de los encargados de la salud en este país. Olvidamos con ello cuestiones de suma importancia, como lo es contar con los servicios básicos en nuestras comunidades y contar con un empleo bien remunerado que nos permita vivir de una manera digna.
Por lo que se hace necesario no olvidar las palabras de Eduardo Galeno: “Nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros”, y está llegando el momento de hacer que las cosas cambien verdaderamente en favor de los millones de mexicanos que solo cuentan con sus manos para trabajar.
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