El día 7 de este mes que transcurre, vino a Nayarit el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y junto con él, también su gabinete legal y ampliado, ahí anunciaron lo que se llamó “Plan de apoyo a Nayarit”; dicho plan, que por el nombre es muy llamativo, porque se cree que diría ahí las cosas o proyectos de obra social que se harán en determinado tiempo y cómo se harán; sin embargo, más que un plan, fue la descripción de los programas federales, donde se dieron cifras y montos de dinero que se otorgan a los beneficiarios de Nayarit, sinceramente, se esperaba que se dijera qué cosas o proyectos se programarán para los tiempos venideros, cómo se harán, etcétera.
Sobre esto, lo nuevo fue la mención de que la incorporación de los Servicios de Salud de Nayarit (SSN) al IMSS Bienestar, siendo este el primer Estado a nivel nacional en federalizar sector Salud; también de que se apoyará al gobierno estatal con recursos para enfrentar los pagos de aguinaldos y demás prestaciones de la burocracia, e igualmente se anunció el rescatar financieramente a la UAN.
No hay duda de que lo que se buscaba y se busca, es, resaltar los programas sociales, las ayudas monetarias del presidente, y quiero destacar esto, porque lo que se haga en Nayarit de aquí a tres años cuando menos, estará marcado por esta forma de cómo repartir la riqueza social en nuestro país, que es la manera en que AMLO ha decidido, aunque en los hechos su política social sea un fracaso.
Me llama la atención la obstinación del presidente para hacerle creer a la gente, sobre todo a los beneficiarios para que sus programas sean vistos como la panacea en el combate a la pobreza, cuando este mal no solo no disminuye sino que aumenta en el gobierno actual, como se puede ver en los datos proporcionados por el informe de Medición de la Pobreza 2020 del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) que dice “La población mexicana que se encuentra en algún grado de pobreza escaló de 41.9% en 2018 a 43.9% del total de habitantes durante el 2020, el año de la histórica crisis económica que provocó la pandemia Covid-19.
Este incremento en la pobreza, especialmente la pobreza extrema, implicó que 3.8 millones de personas pasaran a tener dificultades para adquirir los bienes y servicios de la canasta básica.
Los mexicanos que ya se encontraban en situación de pobreza sumados a los nuevos pobres dan un total de 55.7 millones. Y en promedio cada mexicano presenta 2.4 carencias sociales. El porcentaje de población en situación de pobreza extrema también aumentó de 7% a 8.5%, lo cual significó un aumento de 8.7 a 10.8 millones de personas en dos años; o sea, 2.1 millones más.”
Como se puede ver, el pueblo mexicano está sufriendo dado que tiene hambre, carece de atención digna en salud, carece de vivienda, drenaje, agua potable y demás servicios necesarios.
Y, para remachar el clavo, veamos lo que dice el Instituto de Estudios sobre Desigualdad (INDESIG) “Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador repite una y otra vez en que en su gobierno “primero los pobres”, la realidad es que, según el Proyecto de Presupuesto de Egresos 2022, esta máxima está lejos de cumplirse, alertó. De la mano con la Alianza Contra la Desigualdad, llevaron a cabo un análisis del proyecto enviado por el ejecutivo a la Cámara de Diputados, el cual reveló que mientras en 2016 los programas sociales llegaban al 67% de los hogares en extrema pobreza, para 2020 el alcance de la política social apenas llega al 43% de estas familias. En contraste, los apoyos que reciben los hogares más ricos del país, es decir, quienes se ubican en el decil 10, han pasado del 3% al 7%.
Que se deduce de esto, que ahora son menos hogares los que reciben los programas sociales, no son más, son menos, y le llega solo al 43% de la gente que esta en pobreza extrema, o sea, que estamos aún muy lejos de acabar con el problema de la pobreza.
¿Qué piensa Antorcha al respecto? Que las ayudas monetarias son algo parecido a la anestesia, todo el dolor que ha sufrido el pueblo lo quitan por un cierto tiempo, pero no lo desaparecen, y que finalmente esto se vuelve en contra del progreso del mismo pueblo porque las ayudas lo hacen conformista, lo inmovilizan y ya no puede exigir que su situación mejore, pero ahora de manera radical.
Algo así como lo que hizo China, que desarrolló su infraestructura carretera por todo su territorio, comunicando hasta las aldeas más remotas; construyó miles de kilómetros de vías férreas; apoyó con recursos económicos a miles de pequeños comerciantes; invirtió dinero a comunidades marginadas para crear proyectos productivos y que la gente se empleara en sus lugares de origen; llevó el internet a zonas pobres; le invirtieron mucho a la educación, a promover el empleo, a la vivienda y a la salud. O sea que, China hizo muchísima obra social, cambió radicalmente la situación de las familias, no se limitó a las ayudas monetarias, como sucede con México.
Por todo lo anterior, no hay ninguna duda de que la política de los programas sociales es un fracaso, ahí tenemos la experiencia China de la cual se debe de aprender, pero tal parece que el objetivo no es acabar con el problema de la pobreza de fondo, sino la manipulación con fines electorales de todos los adheridos a dichos programas.
Por eso, hacemos un llamado a todos los pobres de Nayarit para que pensemos, para que entendamos, de que aún con la llegada de Morena a gobernar el estado, las ayudas monetarias no son lo suficiente para acabar con la desigualdad, y ello no debe de paralizar el espíritu de inconformidad y de rebeldía de la gente por hacer que los gobiernos de la 4T y de cualquier partido político repartan de mejor manera la riqueza social, sobre todo, para beneficiar a los más pobres de este estado. La lucha social pues, no debe de parar.
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