A dos años y cuatro meses del gobierno morenista de la “Cuarta Transformación”, la destrucción de nuestra patria sigue un camino acelerado, Morena deja cada vez más claro que no sabe edificar, que su verdadero oficio es destruir y los ejemplos sobran.
En primer lugar, López Obrador ofreció que su prioridad serían los pobres, pero, la realidad demostró muy rápido, que no era así, al desaparecer las instancias infantiles que servían a la clase trabajadora en el cuidado de sus hijos, mientras desempeñaban su jornada laboral, el argumento que utilizó para tomar esta drástica medida fue la existencia de la corrupción en el programa, en vez de limpiar lo que de ésta hubiera y adecuarlo; pero es más fácil destruir y eso hizo.
Destruyó en los hechos también, los programas de atención a los niños con cáncer, y enfermos crónicos, lo que constituyó una verdadera vileza, el argumento fue el mismo, que había corrupción en los contratos con las empresas proveedoras de los medicamentos, aquí también lo más lógico era que se tomaran medidas para corregir lo que estuviera mal y mientras tanto garantizar a nuestra niñez y a los enfermos, como los de V.I.H., su tratamiento completo. Pero la negligencia mostrada en este tema tan sentido por tratarse de vidas humanas, raya en lo criminal.
El sistema de salud era malo, pero funcionaba. López Obrador en poco tiempo lo terminó de arruinar, al suplantar el Seguro Popular por un Instituto de Salud para el Bienestar, que fue planeado como todo en este gobierno, sobre las rodillas; si finalmente algo ha podido funcionar se debe a que está utilizando estructuras del propio Seguro Popular, hay una mala planificación y una pésima dirección, pues lo conduce un funcionario que carece de total experiencia en el ramo, él es maestro en Administración de Empresas y su trabajo anterior estuvo en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por eso los 4 objetivos principales del Insabi, siguen siendo letra muerta: 1. Que no falten médicos y enfermeras; 2. Que no falten medicamentos; 3. Rehabilitación y mejoramiento de la estructura hospitalaria; 4. Regularización del personal sanitario del país.
Por si algo hacía falta en materia de salud, llegó la pandemia para evidenciar la verdadera estatura del Gobierno morenista, que siguiendo una política contraria a la instrumentada por los países más exitosos en el control de la crisis sanitaria, tiene a nuestro país en el tercer lugar a nivel mundial en cuanto a mexicanos muertos de covid-19, somos el país que ocupa el primer lugar en decesos de los trabajadores de la salud y la explicación está en que desde el inicio de la crisis este sector, que ha sido la primera línea en la batalla, se encuentra desprotegido, y ahora, estos héroes tienen que enfrentar al mismo tiempo una doble lucha, contra la enfermedad y contra el gobierno que se niega a vacunarlos.
También en el tema de la vacunación del pueblo de mexicano, se aprecia la destrucción del gobierno actual, que por motivos político-electorales dejó de utilizar en Sistema Nacional de Vacunación, que durante décadas tuvo un funcionamiento eficiente y lo sustituyó por brigadas promotoras del voto. Y los resultados en la vacunación son desastrosos y están a la vista.
En materia económica la situación no es mejor, el crecimiento económico del país en los últimos sexenios, si bien no era el que se necesitaba, lo había y ahora en los dos primeros años de este gobierno tenemos un -8.5%, es decir, la economía del país se contrajo y esto trae como resultado entre muchas otras cosas, que el número de pobres creciera en cuando menos 10 millones de mexicanos, otra vez, la destrucción a manos de Morena, de un aspecto básico en la vida de cualquier sociedad.
En cuanto al tema de la democracia, López Obrador tiene entre sus prioridades, la destrucción del INE, una herramienta que se fue construyendo para ponerle freno a los atropellos electorales de los gobiernos “conservadores” del pasado y que indudablemente le sirvió como herramienta democrática para conquistar la primera magistratura de la nación, pero ahora, en su enfermizo afán de concentrar absolutamente el poder, le incomoda porque no le hace los mandados y no duda en lanzar una embestida para destruirlo, sin importarle que con ello atente contra democracia, que en el discurso diario dice defender, pero que en los hechos le estorba en sus aspiraciones dictatoriales.
Tenemos la última “joya” de su proceder destructivo, en la aprobación por el Congreso de la Unión, de la ampliación del periodo de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, con la cual atenta contra la Constitución Política, que mucha sangre costo al pueblo de México, y todo en aras de perpetuarse en el poder.
Estos dos últimos actos destructivos, deben despertar la indignación de todos los mexicanos y en el momento preciso salir a las calles a defender nuestra democracia y nuestras leyes de los atentados de que son objeto por parte de este gobierno destructor, que no ha mejorado nada de lo que estaba mal, pero, que se ha encargado de destruir en tiempo record, lo poco que, aunque con deficiencias, funcionaba. Los mexicanos debemos detener este proceso degenerativo de nuestra patria, el próximo 6 de junio mediante el voto, para que morena no conserve la mayoría en la Cámara de Diputados, estamos a tiempo, después será demasiado tarde. Que conste.
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